PANORAMA
Antioquia no solo es la región más educada de Colombia
La educación ha sido el eje estructural de este departamento en los últimos años. Sin embargo, no es el único y sobresalen otros tres con fuerza transformadora: infraestructura, legalidad y Urabá.
Por eso hace cerca de cuatro años sorprendió el entonces candidato a la Gobernación de Antioquia, Sergio Fajardo, cuando decidió apostar su estrategia a la educación y colocarla como eje estructurador de su gestión.
“Nunca antes nadie se había atrevido a situar a la educación como el eje de un plan de desarrollo y más en un departamento con tantas complejidades”, asegura Juan David Pérez, director de la Andi en Antioquia.
A pesar de esta señal de largo plazo que manda Antioquia al resto del país y del liderazgo que tiene en materia de competitividad, el departamento no es ajeno al desequilibrio que vive el país. Mientras Medellín y el Valle de Aburrá impulsan el PIB de la economía regional, más de un centenar de municipios viven realidades diversas y complejas.
Por eso, si bien la tarea educativa es clave para el futuro con el objetivo de generar más equidad y darle al departamento una nueva savia de crecimiento, también es necesario acompañarla de obras que le permitan al departamento avanzar en su propósito de disminuir el rezago en materia de infraestructura que tenía y darles nuevo impulso a las subregiones –como Urabá– que aunque siempre han estado en la agenda, aún no dan el salto para convertirse en foco de desarrollo.
Estos ejes, más el de la legalidad, han marcado la línea de la administración Fajardo. ¿En qué va ese proceso?
Educación
La apuesta del gobernador Fajardo para hacer de Antioquia la más educada fue osada –a juicio de algunos analistas– porque sus resultados no se verán en el corto plazo. “Sin embargo, sí le dio a esta variable clave en la competitividad regional el lugar que se merece”, dice uno de ellos.
Cálculos de la Gobernación muestran que los recursos del plan de desarrollo en el cuatrienio ascienden a un poco más de $11 billones –sumando algunos que llegan de la nación–. “De esa cifra, entre $5,5 billones y $6 billones están destinados a educación en un sentido amplio: educación, deporte, cultura y emprendimiento. Eso significa que un poco más de 50% del presupuesto se destinó para estos rubros”, explica María Eugenia Ramos, directora de Planeación de la Gobernación de Antioquia.
La estrategia, en general, pasa por dos ejes. Uno, llamado la ruta de la calidad por la educación, que busca fortalecer cuatro aspectos clave: la calidad de los docentes, el conocimiento de los estudiantes, la ampliación de la oferta de la Universidad de Antioquia en otras subregiones y el mejoramiento de la infraestructura.
Acciones como proyectos de becas de maestrías para docentes, formación de mejores rectores, olimpiadas de conocimiento –en el primer año participaron 46.000 estudiantes, el segundo 70.000 y la meta es llegar a 90.000 estudiantes este año–, transporte escolar para niños en veredas, acercar a la mujer adulta a la educación y la búsqueda de recursos para mejorar las aulas y los espacios educativos, conforman la agenda.
Precisamente uno de los temas clave es el de recursos. Solo en infraestructura se han invertido más de $450.000 millones, que vienen del presupuesto de la Gobernación y de excedentes del Sistema General de Participación por los buenos manejos que ha hecho la administración, más recursos provenientes de la venta del 20% de participación que tenía la Gobernación en Edatel y otros de regalías.
En educación superior se avanza en el programa de regionalización de la Universidad de Antioquia, con la consolidación de infraestructura en Urabá, Oriente, Bajo Cauca y Suroeste. Por ejemplo, por regalías, solo para la ‘expansión’ de la Universidad de Antioquia se obtuvieron recursos por cerca de $70.000 millones.
“También estamos focalizados en el mejoramiento de la educación media y en la permanencia de los estudiantes. Esto tiene que ver con la posibilidad de que haya un proyecto de vida a futuro para ellos y que si terminan el colegio puedan acceder a un cupo en el Sena o en la Universidad de Antioquia. Por ejemplo, si el estudiante de Urabá pasa el examen de admisión en la Universidad de Antioquia, la Gobernación le garantiza la beca. La deserción, que estaba en niveles de 45% en la educación media, se ha reducido a 30%, lo que evidencia que los jóvenes que están en décimo y once permanecen porque ven posibilidad de seguir estudiando y para ellos tiene sentido”, explica Ramos.
El otro frente son los Parques Educativos. Se trata de espacios en los municipios para la cultura, el arte, el deporte, la pedagogía, que complementan la oferta de educación tradicional. La idea es que cada parque tenga su modelo y el énfasis para su desarrollo. Por ejemplo, el parque educativo de Titiribí tiene un enfoque en café especial; en Támesis es turismo sostenible…
Ya existen cerca de 16 parques en operación, más de 50 en ejecución y otros en contratación. La idea es tener en diciembre los 80 parques prometidos funcionando.
Cada parque tiene una inversión cercana a los $2.700 millones. Y los recursos totales que se destinarán superan los $250.000 millones.
Uno de los proyectos que está caminando es que la Universidad de Antioquia, a través de los 80 parques, inicie un proceso de formación profesional vía internet y se espera que los primeros estudiantes ingresen en el primer semestre de 2016. El Sena aumentó de 25 a 35 los cupos por curso para cada parque.
Además, la Gobernación también le apuesta al emprendimiento, tarea compleja porque el nivel de desarrollo subregional es muy dispar frente a Medellín. Se han concentrado en potenciar el desarrollo de cadenas productivas. Un proyecto estrella es La Taza de Café de Antioquia Sí Sabe, que implica agregarle valor a un producto tradicional. Hasta ahora ha logrado colocar producciones de café desde US$15 y hasta US$45 por libra, cuando apenas se transa por un poco más de US$1.
Infraestructura
En estos cuatro años se cerró uno de los capítulos más complejos de la infraestructura de Antioquia: las Autopistas de la Prosperidad, cuyo valor asciende a los $13 billones y será el nuevo circuito que comunicará al interior del país con la costa y agilizará el transporte de carga.
Ya están incluidas en el plan de cuarta generación de concesiones del gobierno nacional y, con los compromisos de la Gobernación, representados en la construcción del Túnel del Toyo –cuya inversión supera los $700.000 millones–, la etapa de proyectos quedó definida.
“Sin embargo, hay que acompañar el proceso. Es muy importante el trabajo de la Gobernación y el estudio referencial de la Universidad Bolivariana y de la de Antioquia sobre cuáles son las oportunidades e impactos de esas autopistas en el desarrollo local. Esa es la parte que falta: que no sea solo un corredor vial donde la gente ve pasar los carros sino que tenga efecto sobre el territorio”, asegura Rafael Aubad, presidente de Proantioquia.
Pero este no ha sido el único trabajo en materia de vías en Antioquia. Empresarios reunidos en la Andi y Proantioquia reconocen el trabajo que en materia de rehabilitación de vías se ha hecho en esta administración.
De acuerdo con Invías, hace cerca de cuatro años la red secundaria –que componen 4.500 kilómetros de vías y cuyo mantenimiento está a cargo de la Gobernación–, solo tenía 15% en nivel de transitabilidad alto. Hoy la estadística llega a 85%.
Las inversiones en estos cuatro años superan los $800.000 millones y el secreto para alcanzar este nivel de eficiencia en las vías radica en dos hechos: uno, la continuidad, la Secretaría de Infraestructura le propuso a la Asamblea Departamental entregar vigencias futuras hasta 2015, para hacer contratos grandes en cada subregión que no tuvieran que acabarse a la fuerza en cada anualidad y volver a hacer un proceso contractual cada año, que se demora entre tres y cuatro meses.
Y el otro elemento importante ha sido un contrato con empresas que suministran maquinaria y equipo en todo el departamento para cumplir con uno de los compromisos de la administración: ninguna vía puede estar cerrada más de 24 horas por un derrumbe o un deslizamiento.
Sin embargo, los retos que vienen son complejos. Por una parte, el compromiso de la Gobernación con las Autopistas de la Prosperidad fue la realización del Túnel del Toyo, que la obliga a destinar recursos por $700.000 millones en los próximos años. Esto afectará la disponibilidad de recursos en los años por venir.
El otro gran desafío es el Túnel de Oriente que lleva 250 metros de ejecución. Ya se logró el cierre financiero por $850.000 millones –con recursos de la Gobernación, el Idea y los peajes–. Sin embargo, este túnel le va a aportar más vehículos al Oriente, que ya hoy tiene problemas de movilidad. Es decir, si además del túnel no se mejoran y desarrollan nuevas vías en la región, a mediano plazo se puede tener un colapso vial.
Dar una respuesta a este problema implicaría recursos adicionales por $120.000 millones, que se requieren para esos sistemas viales. Una de las propuestas ha sido la de buscar estos recursos vía valorización, hecho que no gustó en el municipio de Rionegro. En la campaña presidencial, el jefe de Estado, Juan Manuel Santos, se comprometió a que el gobierno nacional aportaría esos recursos. El departamento está a la espera de que esa propuesta se haga realidad.
Urabá: puerto de oportunidades
Escoger una subregión –Urabá– dentro de las líneas del Plan de Desarrollo fue un hecho innovador, sorpresivo y no menos polémico. Sin embargo, después de décadas de hablar de Urabá y ver pocos avances, se hizo una gran apuesta por la región. Una apuesta mixta, como la llama Juan David Pérez, de la Andi: legalidad, educación, cultura de la no violencia, desarrollo económico y equidad.
¿Por qué Urabá? El objetivo es convertir a esta región en un eje estratégico por múltiples razones. Tiene una localización clave y en materia logística, uno de los principales retos del Canal de Panamá es la recomposición de carga y Urabá podría ser un punto clave para esta actividad logística. Además, está casi 300 kilómetros más cerca que cualquier otro puerto del Caribe desde el occidente del país. Sus suelos son de condiciones agrológicas óptimas, a lo que se suman las posibilidades desde la perspectiva del agro, el ecoturismo y la riqueza biológica. “La pregunta es por qué no lo habíamos hecho”, dice un empresario.
En el plan de desarrollo quedó la tarea de generar las condiciones para un proyecto portuario donde puedan participar varios actores. Hoy hay una iniciativa que es Puerto Antioquia, cuyo valor asciende a US$350 millones, que lidera Pio SAS, pero ya hay rumores sobre un segundo y hasta un tercer puerto. “Hay que ver cuáles son viables, pero se dinamiza la conversación sobre la importancia de que Urabá cuente con un verdadero sistema portuario que le permita a Antioquia, de la mano del tramo de las Autopistas de la Prosperidad, exportar e importar competitivamente”, dice Pérez, de la Andi.
Este desarrollo portuario puede implicar asentamiento y reubicación empresarial, por el interés de ubicarse en cercanías al puerto. Todo dependerá de los tiempos de la entrada en operación de autopistas y del puerto. Por lo pronto, algunas están haciendo pilotos por Urabá. Empresas como Familia, Diagonal, Grupo Orbis, Haceb, Crystal, Corona, Navitrans y Estra, entre otras, están analizando este nuevo escenario competitivo.
Eso exige un reto adicional y es el tema educativo. Si las empresas deciden hacer operaciones por allá, van a requerir talento humano. Y en ese campo la llegada de la Universidad de Antioquia a Urabá es un gran logro. Ya se inauguró la sede Apartadó, se remodeló la de Turbo en ciencias del mar, y se trabaja en la de Tulenapa en Carepa, que garantizan que en la región se van a tener profesionales de todas las áreas.
El camino quedó trazado. Sin embargo, los retos no son pocos y la próxima administración tendrá que adecuarse a un escenario de una economía nacional más apretada y desacelerándose.
Todo legal
“Antioquia Legal es la esencia de este proceso”, dice María Eugenia Ramos, directora de Planeación de la Gobernación. Aunque es un tema obvio, cree que hay que exponer los principales elementos que la ponen en riesgo “porque los recursos públicos no se tocan y son sagrados”.
Dos líneas de indicadores muestran la eficiencia de esta apuesta: uno es el Índice de Gestión Abierta de la Procuraduría. “Cuando llegamos ocupábamos el puesto 26 de 32 en el concepto de visualización de la contratación. Hoy somos los segundos después del Meta. Todo lo que hacemos es público y susceptible de que muchos ojos lo validen”, explica. Y el segundo es que Transparencia por Colombia calificó a Antioquia como el primer departamento en lo que a transparencia se refiere.
Uno de los logros más importantes es la formalización de 800 operaciones mineras.