MEJORES UNIVERSIDADES DE COLOMBIA 2021
Alumnos distinguidos: ¿por qué les fue tan bien?
Cuatro jóvenes que se han destacado en sus carreras profesionales cuentan cómo lograron sus resultados y sus percepciones frente al mercado laboral.
INGENIERÍA DE SISTEMAS - UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
Amor por las matemáticas
Aunque las cifras de mujeres que estudian ingenierías aún son bajas, María Paula Franco es el vivo ejemplo de que cuando se motiva a un estudiante desde el colegio, no existen estereotipos que valgan.
Estadísticas del Ministerio TIC indican que Colombia tiene un déficit cercano a 80.000 ingenieros de sistemas. Estas cifras deberían ser suficientes para que más alumnos optaran por esta carrera, pero muchos jóvenes la asocian con las matemáticas y prefieren otros programas.
Para María Paula, recién egresada de Ingeniería Electrónica y de Sistemas de la Universidad de los Andes y quien obtuvo uno de los resultados más altos en las pruebas Saber Pro del Icfes, es crucial tener un buen profesor de matemáticas en el colegio, que cautive a los estudiantes con la materia.
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En Colombia, solo el 26 por ciento de los alumnos de ingeniería son mujeres. Eso no la desanimó. Recuerda que desde que estaba terminando bachillerato, su docente de matemáticas le insistía en que estudiara una ingeniería, al ver que se destacaba entre sus compañeros de clase. “Yo no elegí la carrera pensando en hacer dinero, sino en mi gusto por las matemáticas, que me inculcaron desde pequeña”, cuenta.
Hoy, con 23 años y graduada, María Paula da fe de que en el mercado laboral los ingenieros de sistemas son apetecidos. “Tuve la fortuna de que en el mismo sitio donde hice las prácticas me quedé trabajando”, dice. Pero sabe que ese no es el caso de todos los jóvenes, que a pesar de tener una carrera no encuentran oportunidades.
Por eso, en medio de la coyuntura que vive Colombia, ella respalda los pedidos que muchos profesionales expresan en el paro. Además, rechazó “los comentarios clasistas que se han conocido de algunas personas de la universidad, que son casos aislados. La gente de la universidad con la que hablas es consciente de la importancia que tiene la juventud para cambiar las cosas en el país”.
INGENIERÍA BIOMÉDICA - UNIVERSIDAD CES
Un aporte a la salud
¿Cómo una diseñadora de modas que odiaba las matemáticas terminó siendo una de las mejores estudiantes de ingeniería biomédica del país? La respuesta la tiene Melisa Pérez, quien a sus 26 años ya está en su semestre de práctica en una de las profesiones del futuro.
Como pocos jóvenes, Melisa tenía claro desde pequeña que quería ser diseñadora de modas, lo cual hizo que no se preguntara por sus aptitudes en otras áreas del conocimiento. Comenzó su formación de diseñadora y a mitad del recorrido conoció una persona dedicada a la ingeniería biomédica, y se enamoró del tema.
En poco tiempo se dio cuenta de que estaba en la carrera equivocada. Como no le gusta dejar las tareas a medias, se graduó en 2015 y con ayuda de sus padres inició su segunda profesión, que está a punto de terminar con un destacado desempeño académico y uno de los mejores puntajes en las Saber Pro entre los estudiantes de ingeniería biomédica del país.
Afirma que esta carrera va mucho más allá de construir prótesis. Su campo de acción va desde la investigación con células, tejidos para trasplantes (que es uno de los temas en los que ya trabaja) hasta la creación de apps y de aparatos con internet de las cosas para mejorar la salud o tratar diversas enfermedades. Aquí también están los ventiladores mecánicos, que el país conoció en medio de la pandemia. Explica que en la Universidad CES de Medellín aprenden tanto de anatomía humana como animal, para desarrollar aparatos que refuercen la labor de médicos y de veterinarios.
Confiesa que la biología siempre le gustó en el colegio, mientras que las matemáticas, a las que abandonó cuando estudiaba diseño, le exigieron volver a aprender desde cero, pero ahora con un propósito claro. “La ingeniería biomédica es el amor por aportar al mundo, aportar a la salud y a la calidad de los tratamientos médicos”, dice.
Destaca que las perspectivas laborales de la carrera, que es nueva en el país (con apenas 20 años de existencia), son bastante positivas, tanto para trabajar en clínica, academia como en farmacéutica e investigación. Igualmente, hay oportunidades en la gestión y el desarrollo de dispositivos médicos, lo cual se ha prestado para que muchos de sus colegas hayan logrado emprender.
INGENIERÍA ELECTRÓNICA - UNIVERSIDAD NACIONAL
Sobre cómo funcionan las cosas
Pese a que la ingeniería electrónica tiene un campo de conocimiento específico, tiende a confundirse con la eléctrica y la de sistemas. Por eso, Nicolás Guerrero Arévalo, quien cursa último semestre en dicha carrera, explica las diferencias de esas tres ingenierías, que no solo mezclan quienes no están familiarizados con ellas, sino los mismos empleadores.
“La ingeniería eléctrica busca la mejor manera de distribuir la energía, por ejemplo, a las ciudades; la electrónica intenta transformar esa energía para darles vida a aparatos como celulares o sensores, mientras que la de sistemas se concentra más en el desarrollo de software”, explica. Agrega que en su profesión aprenden un poco de las tres cosas, pero no se concentran tanto en software, sino en hardware.
Tras graduarse del colegio, Nicolás se inclinó por la ingeniería electrónica, porque sentía que era una profesión en la que podría desarrollarse en diferentes campos. Más que buscar una carrera con la que pudiera encontrar rápido trabajo, le interesaba esta ingeniería, pues con ella podría crear cosas, investigar cómo funcionaban diferentes aparatos y aprender sobre corrientes, voltajes y potencias.
Tenía claro que quería estudiar en la Universidad Nacional, aunque no lo logró en el primer intento. La segunda vez fue la vencida y no podría sentirse más satisfecho. Comenta que terminar su carrera en modo virtual no ha sido lo mejor, pero eso ha implicado nuevos retos, como tratar de conseguir materiales para replicar en casa los laboratorios que tienen en la universidad, así como reforzar el trabajo en equipo y otras habilidades blandas, cada vez más necesarias en el mundo laboral.
Precisamente, en ese frente le preocupa que por la confusión con respecto a lo que hacen los ingenieros electrónicos muchas de las ofertas de trabajo están relacionadas con programación e informática más que con su especialidad.
“En teoría, carreras como la mía deberían tener mayores oportunidades laborales, pero acá en el país no es suficientemente apreciada. Campos como nanotecnología, automatización, biomedicina o telecomunicaciones son del interés de muy pocas empresas”, se lamenta, al tiempo que confiesa que sus sueños están en la agricultura de precisión, un área aún nueva, pero necesaria en el país.
INGENIERÍA CIVIL - UNIVERSIDAD DEL NORTE
Pasión por los números
Un semillero de matemáticas y ciencia, tomado hace más de cinco años, fue determinante para que Ely Johana Izquierdo se decidiera por las ciencias exactas para su vida profesional. Hoy es una de las graduadas más destacadas en esta área de la Universidad del Norte en Barranquilla.
Nació en Planeta Rica, Córdoba, una tierra que la llena de orgullo. Aunque estuvo a punto de decidirse por las humanidades, las charlas con sus profesores le llegaron como un mensaje divino sobre cuál sería su futuro. Eso sí, es clara en decir que nadie la presionó ni la obligó.
Su voz se alegra cuando habla de la ingeniería civil y cuenta cómo, a puro pulso, ha logrado lo que muchos jóvenes anhelan: trabajar en una empresa desempeñando labores relacionadas con su carrera. Allí llegó cuando aún hacía prácticas universitarias y hoy ya forma parte de la planta de personal.
No obstante, esto, asegura, no es suficiente. Tiene claro que para escalar profesionalmente debe ir más allá del pregrado. Por tanto, decidió presentar los papeles para cursar una maestría, en la que con seguridad la recibirán con los brazos abiertos. Basta con ver los resultados de su prueba Saber Pro para confirmarlo.
A Ely esta evaluación no le pareció difícil, aunque los pormenores le pusieron un picante que no esperaba. Mientras respondía a las preguntas, se fue dos veces la energía en el lugar donde estaba. Eso no la inmutó. Respiró, activó el internet de su teléfono, compartió los datos con su computador y siguió.
Ni la prueba ni las fallas eléctricas pudieron detener a esta ingeniera civil, quien se preparó por meses, y hoy, mirando hacia atrás, les agradece a sus maestros. Sin ellos no sería la profesional que es ni la gran persona que se nota cuando habla. Sin duda, reconoce que fueron determinantes para llegar al punto en el que se encuentra.
Pero al mirar al futuro considera que las cosas podrían mejorar para la juventud en Colombia. Al mercado laboral no lo ve desalentador pero sí incierto, no solo para las ingenierías, sino para todas las carreras. Por lo anterior, opina que las movilizaciones que se vienen presentando desde hace un mes pueden ser claves para resolver problemas de fondo en el país, como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades.
Mientras esto sucede, Ely sigue forjando su futuro gracias a lo que hoy pocos jóvenes tienen, pero que desean con todas sus ansias: una oportunidad.