ENTREVISTA

“Solo Túnez salió fortalecido de la primavera árabe, por la educación”

Amel Karboul, exministra tunesina y CEO del Education Outcomes Fund, habla de la crisis del aprendizaje en el mundo y explica su fórmula para financiar la educación en el mundo con resultados y calidad.

22 de septiembre de 2018
"Tenemos que ser humildes con lo que hacemos. Son los gobiernos los que principalmente están invirtiendo en la educación."

SEMANA.: ¿Por qué la educación es la mejor inversión?

Amel Karboul.: Soy hija de una educación pública de gran calidad. Terminando la década de los cincuenta el presidente Habib Burguiba invirtió el 20 por ciento del presupuesto nacional en educación. Fue más de lo que invierten algunos países hoy. Como era un país con tan poca infraestructura, la gente lo criticó porque no invertía en carreteras, electricidad y agua. Sin embargo, él creyó profundamente en la educación de cada niño y creó la educación pública a la que todo el mundo accedió. Cuando algunos se preguntan por qué Túnez es el único país que salió fortalecido de la Primavera Árabe, muchos creen que la respuesta está en la educación.

SEMANA.: Su visión de la educación y las alternativas que propone para financiarla son aplaudidas en el mundo, ¿por qué?

A. K.: La infraestructura más importante que tenemos son las mentes educadas. Este un mundo en el que el 50 y 80 por ciento de los trabajos desaparecerán debido a la alta optimización y digitalización. Los trabajos que permanecerán son para aquellos que tienen altas competencias, alta creatividad, alto pensamiento crítico. Estas cualidades no se pueden comprar, solo se obtiene invirtiendo en educación. Invertir en las mentes es la única alternativa que tenemos.

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SEMANA.: ¿A qué se refiere cuando habla de la crisis del aprendizaje?

A. K.: La educación se ha concentrado durante décadas en las matrículas, en contar la cantidad de niños y niñas que van a la escuela. Pero de lo que no nos hemos dado cuenta es que muchos niños están en la escuela pero no están aprendiendo: están terminando la primaria y no saben leer ni escribir. Lo que hace Outcomes es que se concentra en el aprendizaje. Nos movimos de contar cuerpos en las escuelas a mentes educadas. Y de la misma manera, se cambiaron los incentivos de todos para alcanzar esos logros, que es un pensamiento completamente diferente a construir un edificio o contratar un profesor sin saber realmente si los niños aprenden o no. En cambio ahora, se paga por el aprendizaje del niño. 



SEMANA.: No solo en Colombia la educación enfrenta graves problemas de financiación. ¿Cuál es la fórmula que usted propuso en África y que robustece la calidad?

A. K.: Desde hace un año, estamos construyendo el Fondo de Resultados Educativos para África y Oriente Medio. Hemos trabajado el diseño y relacionándonos con Ghana, Ruanda, Marruecos y Sudáfrica. Ya acordamos con los gobiernos cuáles son los logros en materia de aprendizaje que ellos quieren alcanzar. Si se mira la educación en general, este fondo demuestra lo que se puede lograr como ocurrió en India con el bono de impacto ‘Educar a las niñas’. Los inversionistas no solo pagaron para que una niña se matricule sino también para que se eduque. Antes, cuando se daba una beca, se pagaba para que cada niña fuera al bachillerato pero luego ibas al pueblo y no había bachillerato. Este definitivamente es un nuevo modelo.

SEMANA.: La estrategia puede motivar el surgimiento de incentivos perversos, ¿no?

A. K.: Claro, debemos tener cuidado en el diseño del proyecto. Hay que hacerlo de manera inteligente para que eso no ocurra. Para poner un ejemplo, no puede ocurrir que los niños pobres o que luchan más, como los niños con discapacidades, no aprenden porque solo nos concentraremos en aquellos que alcancen los logros. No queremos eso. El financiamiento basado en resultados no es la mejor solución, se trata de resultados bien financiados. Es esa la solución.

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SEMANA.: ¿El resultado del modelo de proyecto está garantizado?

A. K.: El 93 por ciento de los niños en África subsahariana no alcanzan el nivel mínimo de competencia en alfabetización después del final de la escuela primaria. Este proyecto es una opción para cambiar esas estadísticas. En 2030, la mitad de los niños del mundo no aprenderán. Todavía no hay resultados concluyentes porque estamos intentando algo nuevo. Sin embargo, hay que hacerlo a escala y demostrar que necesitamos líderes visionarios en todos los sectores.

SEMANA.: Además de los fondos de resultados usted también habla de los bonos de impacto social. ¿En qué se diferencia uno del otro?

A. K.: El bono ha mostrado mejores logros frente a la entrega y pago por resultados. Sin embargo, son caros de instalar debido a que tienes proveedores de servicios, inversores con evaluadores y muchas personas involucradas. Cada bono es como un contrato. Lo que intentamos crear son fondos de capital de riesgo que se pagarán con diversos resultados fijados.

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SEMANA.: ¿Esta gran revolución que propone en la financiación de la educación puede ser un antídoto contra la corrupción?

A. K.: Tenemos que ser humildes con lo que hacemos. Son los gobiernos los que principalmente están invirtiendo en la educación. Lo que hacemos es quizá un tratamiento homeopático, es tan solo una gota de agua pero influencia muchísimo. Por ejemplo, uno de nuestros grandes avances es cómo los gobiernos están regulando a los actores no estatales. Hoy en África algunas familias se gastan la mitad de sus ingresos solo para mandar a sus hijos a escuelas privadas baratas. Los padres creen que sus hijos están aprendiendo pero realmente no. Entonces, también hay malos proveedores de educación y los gobiernos actualmente no pueden regular esto. En cambio, pagar por resultados realmente es regular la educación porque se paga por los niños que de verdad están aprendiendo y les da más seguridad a los padres de que están gastando su dinero en un apoyo real.