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Café orgánico con aroma de universidad

En su seccional El Socorro, Santander, la Universidad Libre cuenta con una planta de producción de café que ha beneficiado a un número importante de caficultores de la región.

1 de octubre de 2018
Café Majavita es la apuesta de Unilibre por el desarrollo de la región santandereana. Foto: cortesía Universidad Libre. | Foto: Foto: cortesía Universidad Libre.

Una de las principales necesidades de la caficultura nacional es lograr comercializar el café con un valor agregado. La Universidad Libre, buscando liderar iniciativas de proyección ambiciosas e innovadoras, se ha puesto a la tarea de producirlo de manera orgánica. Con este proyecto, la institución de educación superior es la única que tiene una planta de producción propia de este producto, con la que se busca desarrollar una tecnología de vanguardia para innovar en el proceso y, de esta manera, obtener el mejor café orgánico de Santander.

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Todo empezó en 2005, cuando la Asociación de Cafés Especiales Kachalú y el Comité Municipal de Cafeteros del Socorro (Santander) se interesaron en que las fincas de la zona fueran certificadas como productoras de cafés especiales. La Libre quiso participar en el diagnóstico de 18 fincas, dentro de las que se encontraba Majavita, de propiedad de la universidad.

En 2009, cuatro años más tarde, la institución consolidó una línea de investigación denominada Universidad Empresa, que culminó con el montaje de la planta para la torrefacción del café producido por la hacienda Majavita. Hoy, esta finca cuenta con registro Invima y certificaciones para procesar café orgánico con destino a Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, y está implementando el laboratorio de evaluación sensorial. El registro de la marca Majavita para café orgánico es propiedad de Unilibre. El ingeniero Mauricio Sanmiguel, director del programa, explica: “La planta transforma el grano, que se distribuye en presentaciones de 500 gramos en las diferentes sedes de la institución bajo la marca Café Majavita”.

El propósito, agrega, “es mejorar la calidad de vida de los productores de café mediante procesos de investigación en transformación agroindustrial y el diseño de estrategias comerciales y de mercado para las unidades cafeteras de la región, lo que generará valor agregado a este producto insigne del país”.

Entre sus principales alcances, esta iniciativa ha acompañado a los caficultores de El Socorro en el proceso de certificación y calidad de la materia prima con la que se produce el grano, lo que ha permitido desarrollar buenas prácticas agrícolas y de manufactura reconocidas por la industria.

“Actualmente, no solo atendemos la producción de Majavita, también respondemos a las principales necesidades de los cafeteros del departamento en la transformación del producto, prestándoles el servicio para que sus propias marcas produzcan”, destaca Sanmiguel.

En promedio, 12 personas, entre mujeres y hombres, en algunos casos estudiantes de Ingeniería Ambiental, Administración de Empresas, Contaduría Pública y Derecho, se vinculan a los procesos de investigación del proyecto. A este trabajo, además, se integran los productores cafeteros, comerciantes y empresarios de la región. “En este momento procesamos el grano de 136 fincas, desde 15 kg de café pergamino seco hasta la cantidad que desee el productor”, afirma Sanmiguel.

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Las cifras del café majavita

En 2017 se procesaron 13.000 kg de grano pergamino seco y este año se espera cerrar el 2018 con 15.000 kg de grano trasformado en café tostado y molido, que serán comercializados en el ámbito interno, en las siete sedes de la Unilibre a nivel nacional. De hecho, se calcula que este producto es consumido por más de 35 mil personas, entre empleados, administrativos, profesores y estudiantes, y que la demanda interna ha crecido de 6.500 kg de café tostado y molido a 10 toneladas por año.

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Foto: cortesía Universidad Libre.

Sanmiguel dice que, pese a que hoy el Café Majavita solo se consume internamente, la institución trabaja para abrir tiendas en cada seccional, con el fin de comercializar bebidas de alta calidad orientadas principalmente a público joven. Otra idea es crear nuevos productos a base de Café Majavita para aprovechar sus propiedades en todos los grupos etareos. Por eso, en palabras de Sanmiguel, “no se descartan iniciativas de exportación de microlotes de café tostado dirigido a instituciones aliadas internacionalmente. Esto se puede hacer con la vinculación de cafeteros de la región, sumando esfuerzos y con el apoyo del gremio”.

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Con el ánimo de seguir al servicio de los cafeteros, la planta Majavita procesó 12.000 kg de café el año pasado, y se espera aumentar la productividad en 2018. “Nuestra planta de producción tiene una capacidad instalada para generar 200 kg, procesados al día en un turno de trabajo, pero esta cifra podría aumentar significativamente”, señaló Sanmiguel, pues tiene claro que esta estrategia permitirá que nuevos productores del grano orgánico ingresen al proyecto e impulsen el desarrollo de empresas de base tecnológica spin-off y con encadenamiento productivo a mayor escala. Lo que significa un avance en cuanto al rendimiento de la iniciativa, que inicialmente contó con una inversión de 250 millones de pesos, se traduce en oportunidades de empleo. Hoy, la hacienda Majavita tiene cinco trabajadores directos, 12 indirectos y, en tiempo de cosecha, son contratadas centenares de personas que recogen el café y contribuyen al desarrollo de este programa que crece como un cultivo. Así, gracias a la mano de obra y a los recursos que permiten su manutención y dotación, con nueva maquinaria y equipos se tuesta una iniciativa en la que, en una sola taza de café, es posible aportar a la proyección social y a la cultura cafetera.

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Sabía usted qué...
La Universidad Libre desarrolla constantes estudios relacionados con la producción de cafés especiales, como es el diseño de una planta torrefactora de café para su transformación y distribución, y la construcción de una tienda que comercializa distintas bebidas derivadas de este grano.

Este artículo hace parte de la edición 37 de la revista Semana Educación y es un contenido patrocinado por la Universidad Libre.

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