HOMENAJE
Cinco lecciones que le dejó Orlando Sierra al periodismo
La pluma del exsubdirector del diario La Patria fue incisiva. Hasta que el exdiputado Ferney Tapasco ordenó asesinarlo. Así lo determinó ayer un tribunal que lo condenó a 36 años de prisión.
Impunidad. Ese era el término por excelencia que resumía el crimen del periodista Orlando Sierra. Un asesinato perpetrado el 30 de enero de 2002 en Manizales, cerca a las puertas del diario La Patria donde era subdirector. Durante trece años las volteretas del expediente penal parecían advertir que la justicia no alcanzaría a los responsables de silenciar, con dos tiros, la aguda pluma de Sierra.
Hasta este miércoles 24 de junio de 2015, cuando el Tribunal Superior de Caldas condenó a Ferney Tapasco, exdiputado caldense, y revocó la decisión que en diciembre de 2013 lo había absuelto de este caso. Deberá pagar 36 años tres meses y un día de cárcel. A consideración del juez, en sus artículos Sierra “criticaba de manera constante a la coalición política gobernante y con nombre propio a sus dirigentes, entre ellos, al señor Tapasco González, por la actuación administrativa realizada”.
Lo que, se lee en la sentencia, “generó un resentimiento de él (Tapasco) hacía Sierra Hernández, en su calidad de periodista, por cuestionar su poder, su dirigencia política y su liderazgo”. También fueron condenados los hermanos Fabio y Jorge López a 28 años, 10 meses y un día como coautores materiales del crimen. El manto de impunidad sobre el caso de Sierra parece estar disolviéndose.
Semana Educación quiso rendirle un homenaje a este periodista y recopiló cinco lecciones que le dejó a este oficio, mientras su voz pudo plasmarse en el papel. Orlando Sierra se ha convertido en un símbolo de la libertad de expresión e incluso una beca de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lleva su nombre.
1. “Escogí ser periodista. Pero en este oficio, por encima de si se es muy bueno o muy malo, la única y sana condición para hacerlo es el compromiso. Ese compromiso es el que me ha confrontado y por eso he recibido muchas amenazas”.
2. “Para serles franco a usted y a mis malquerientes, que tantos tengo, me importa un higo que pongan mi vida privada a la luz pública. Saquen mis trapitos al sol y empelótenme si quieren, que si algo me mortifica no es propiamente el reato moral, sino estético. Creo que en pelota me veo muy feo. Aunque no tanto como aquellos que no soportan ver en el espejo la verdad desnuda”.
3. “Tratar de silenciar los medios de comunicación es un acto doblemente terrorista, porque es, al miedo, infundirle el silencio. Ya estamos enfrentando una guerra de armas, como para que tengamos que soportar una batalla de silencios”.
4. “La palabra es lo que sobra del silencio”.
5. "Los columnistas, que no los medios en sí que se deben a la objetividad, no podemos ir con medias tintas a la hora de las definiciones".
Bonus track: Sobre el miedo
6. Fragmento de una columna titulada Cogito, ergo ¡pum!
“¡Pum! A callar, chitón, a lo tuyo capullo, a otra cosa mariposa. ¡Pum! ¿Dios mío, por qué no me hiciste un poco más cobarde y resignado? Yo también, lo confieso, le temo al ¡Pum!”.
7. “Todos somos dueños de nuestro miedo; a mí me da muchísimo miedo”.