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TRABAJO

¡Me gradué! ... Pero no ejerzo mi profesión

Muchos universitarios terminan sus carreras y no logran conseguir empleo. Ahí entonces empieza una odisea para descubrir su verdadero talento y aquello que los hace felices. Esta es la historia de dos de esos jóvenes.

27 de enero de 2018

“’No te podemos pagar lo que estás pidiendo’ o ‘estás muy jovencita y no tienes experiencia’. Metía hojas de vida en todas partes, pero solo me llamaban del centro de Cali para repartir volantes, ser impulsadora o vender cursos de idiomas”, comenta Melissa Aragón. “Te pagan poco y te vuelves esclavo. Por más que te guste lo que haces, terminas aburriéndote”, concluye Didian Arango.

A primera vista Melissa y Didian tienen pocas cosas en común: la primera estudió Comunicación Publicitaria en Cali y la segunda, bogotana de nacimiento, es profesional en Diseño Gráfico. Sin embargo, si uno escarba un poco en sus vidas, es más lo que las une que lo que las separa.

Ambas iniciaron su periplo universitario con el sueño de graduarse y encontrar un trabajo en su sector que les permitiera seguir creciendo profesionalmente. Pero lo que se encontraron una vez obtuvieron el cartón fue un panorama mucho más desolador: salarios que, si contaban con suerte, alcanzaban máximo 1.400.000 pesos al mes, pero que en la mayoría de los casos rebasaban ligeramente el mínimo, sumado a jornadas de trabajo extensas y estresantes.

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Tras un tiempo sintiéndose frustradas por no conseguir empleo, Melissa y Didian decidieron buscar mejores rumbos en otros sectores. De acuerdo con Adecco, una de las compañías de recursos humanos más reconocidas del mundo, esa es la lógica inicial de algunos jóvenes al terminar la carrera: conseguir un empleo cueste lo que cueste, aunque no tenga que ver con lo suyo. Por lo general terminan vinculados en cargos comerciales, logísticos o de mercadeo, que tienen una fuerte de- manda en el mercado colombiano.

Sin embargo, este es el caso de solo el 35 % de los egresados, asegura Da- niel Parra, gerente de la Unidad de Gestión Humana y Finanzas de Adecco Professional, porque “la mayoría, entre el  65 % y el 70 %, logran conseguir empleo en lo suyo en los seis meses posteriores a su grado”. Añade que ese porcentaje restante suele corresponderse con personas que durante toda su carrera no se preocuparon por sumarle algo adicional a su hoja de vida, como proyectos de investigación o cursos adicionales. Entonces, “cuando salen al mercado laboral tienen un título de pregrado pero cero experiencia y esto hace que se demoren hasta un año o año y medio en vincularse a una compañía”. Es ahí donde empieza la desesperación de estos jóvenes que muchas empresas aprovechan para obtener mano de obra barata. “En una de mis tantas búsquedas metí mi hoja de vida en una agencia acá en Cali, hice la entrevista y me dijeron que quedaba contratada, pero que solo me iban a pagar el subsidio de transporte. Se dan el lujo de contratar recién egresados con poca experiencia para ahorrar costos”, afirma Melissa.

El factor universidad y el factor carrera

Lo cierto es que existen ciertos programas con más salidas que otras en el mercado laboral y cuya demanda no ha variado en los últimos años. Como explica Daniel Parra, entre las carreras que no garantizan una vinculación inmediata están las relacionadas con las ciencias sociales, como por ejemplo Psicología y Trabajo Social. Un punto que podría jugar en contra para los profesionales de estas áreas es que son carreras muy orientadas a la parte científica y académica y para nadie es un secreto que la inversión en ciencia y tecnología en el país no es la mayor prioridad.

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Por otra parte, las que tienen más oportunidades en el mercado laboral colombiano suelen ser ingenierías como Industrial, Eléctrica y Electrónica, además de Derecho y Medicina. Aunque, recuerda Parra, los rangos salariales no siempre son los esperados.

Algunas universidades cuentan con bolsas de empleo o departamentos de egresados que tienen algunas estadísticas sobre la situación laboral de sus estudiantes. Por ejemplo, la Dirección de Egresados de la Universidad del Rosario tiene, por facultades, los porcentajes de estudiantes que se encuentran trabajando en temas relacionados con lo que estudiaron: el 88,4 % de los egresados de Administración están vinculados en sus profesiones, mientras que para Ciencias Humanas el porcentaje es de 80,3 %;  70 % para Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales; 92,7 % para Medicina; 79 % para Economía y 93 % para Jurisprudencia.

La universidad donde se realizan los estudios también influye a la hora de conseguir trabajo y sobre todo en el salario de enganche. Según datos de Adecco, el sueldo promedio de un recién egresado profesional ronda 1.750.000 pesos. Sin embargo, si la universidad está acreditada, o si el estudiante tiene un doble pregrado, los salarios oscilan entre 1.800.000 y 2.500.000 pesos.

Cambio de vida

Melissa ejerce en la actualidad la labor de profesora de la primera infancia y Didian es supervisora en un call center. Aunque ambas aseguran no haber abandonado del todo sus carreras, encontraron nuevas habilidades que no habían explorado y con las que se sienten bastante cómodas. “Me quedé un año sin hacer nada, pero después de un tiempo vi que todo el mundo avanzaba y empecé a preocuparme. Fue entonces cuando una tía, que es educadora, me dijo que necesitaban una auxiliar en el Aspaen Maternal y Preescolar Tayana. Yo nunca había tratado con bebés pero acepté”, dice Melissa. A los pocos días desarrolló un vínculo tan fuerte con los niños que terminaron por convertirse en su mundo y como ella misma dice, “hoy no cambio a mis chiquitos por nada”.

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Viene de una familia de educadores, así que no le sorprende que tenga ese talento. Lo que la asombra es que se haya negado a potenciarlo durante tantos años. Cuando las directoras del jardín vieron que Melissa iba más allá de sus funciones, la capacitaron en pedagogía infantil y tiempo después pasó a dar clases de estimulación. Ya lleva casi cuatro años como maestra y gracias a que es bilingüe la institución le ofreció ser titular de las clases de inglés en niños desde año y medio hasta los 5 años. Hoy tiene siete cursos a su cargo. “No me arrepiento de haber estudiado Publicidad, pero definitivamente sé que en ninguna agencia estaría tan feliz como lo estoy ahora. Además, el jardín me ha permitido crecer muchísimo como profesional y como persona. El próximo año pienso hacer una maestría en Psicología Infantil gracias a un convenio que hay entre Tayana y la Universidad de La Sabana”.

Por su parte, Didian se graduó en 2013 y durante un tiempo probó suerte buscando empleo como diseñadora gráfica. Sin embargo se cansó de ir a entre- vistas y ver que muchos entraban gracias a los famosos ‘palancazos’. “Pagaban muy poco y todos los contratos eran por prestación de servicios, así que luego de pagar prestaciones sociales era muy poco el dinero que te quedaba”. Finalmente se presentó la oportunidad de trabajar en un call center y un año después pudo ascender y convertirse en supervisora. “En este cargo ya llevo dos años y me sorprendió lo interesante que era trabajar con el talento de las personas y poderles ayudar a potenciar sus capacidades y habilidades”, asegura.

Al final, estas historias de vida hacen parte del 40 % de personas en Colombia que, de acuerdo con Parra, no retoman sus profesiones iniciales. El resto suele probar suerte nuevamente cerca de un año y medio después de haber trabajado en otras áreas, aunque esto suponga aspirar a salarios más bajos. Aun así, Melissa y Didian no se arrepienten del cambio que les dieron a sus vidas, ya que si sin él jamás hubieran podido explorar otras capacidades. “¿Cómo pensar en volver a mi carrera cuando un pequeño de 3 años te encuentra en la calle y les dice a sus padres en inglés: this is my teacher (esta es mi profesora) o cuando en clase afirman con convicción que cuando sean grandes quieren ser como tú?”, concluye Melissa.

Este artículo hace parte de la edición 29 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior, suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.

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