PARA MAESTROS
Seis ejercicios para mejorar la motricidad de los niños
Tareas fáciles y divertidas como jugar o colorear pueden fortalecer estas habilidades.
1. Comenzar a colorear
Siéntese al lado del niño con los colores y un lápiz. En una hoja, haga uno o dos trazos aleatorios en lápiz. Después, ponga su mano sobre la de él para guiarlo a hacer lo mismo con un color. Repita el procedimiento con un segundo color.
Bríndele cada vez menos ayuda, hasta que sea capaz de repasar el dibujo por sí mismo. Anímelo a dibujar por largos períodos.
2. Abrir y cerrar las manos
De pie, a la derecha del niño, extienda su mano derecha hacia adelante con la palma hacia arriba. Con su mano izquierda, tome la mano derecha del pequeño y también extiéndala de la misma manera.
Dígale “cerrar” a medida que lentamente le cierra el puño. Ahora, dígale “abrir” mientras vuelve la mano a su posición original. Repita el procedimiento ahora usando su mano izquierda para mover los dedos del menor, hasta que él pueda abrir y cerrar su puño cinco veces sin que usted lo guíe. Cuando lo logre, vaya al lado izquierdo y haga lo mismo con la otra mano.
Ahora, ponga una esponja suave en su mano y pídale que repita el ejercicio. Una vez lo logre, reemplace la esponja por una pelota suave y continúe. Recuerde que siempre debe decirle las indicaciones “abrir” y “cerrar”. Además, usted también debe hacer los ejercicios para darle un modelo a seguir.
3. Seguir trazos con los dedos
Tome el dedo índice del niño y suave y lentamente recorra las siluetas de objetos como un libro, una mesa y una pelota.
Háblele mientras lo guía tranquilamente. Reduzca poco a poco la presión que ejerce su mano para comprobar si continúa por sí mismo delimitando las formas. Anímelo verbalmente para que siga el ejercicio.
Si comienza a mover las manos compulsivamente, intente tranquilizarlo. Cuando se acostumbre a la sensación del primer objeto, cámbielo para exponerlo a otras texturas. Intente, por ejemplo, con un peluche, algún material áspero y finalmente un plato liso.
4. Abrir armarios y cajones
Asegúrese de que el niño lo está mirando. Esconda uno de sus juguetes favoritos en el armario. Lentamente abra la puerta y muéstresela, ciérrela de nuevo. Tome la mano del menor y póngala en el pomo de la puerta, ayúdelo a abrirla. Muéstrele el juguete y déjelo jugar con él unos minutos.
Repita el ejercicio varias veces, reduciendo poco a poco la ayuda, hasta que pueda abrir la puerta solo. Cuando lo logre, intente lo mismo para enseñarle a abrir los cajones o cualquier otra cosa que abra suave y fácilmente, para que el niño no se frustre.
5. Dar saltos
Muéstrele al niño cómo usted salta sobre los dos pies. Después, junto a él, intente que salte a su lado. Si no lo intenta, levántelo ligeramente del suelo a medida que usted salta. Repita la actividad hasta que lo logre sin ayuda.
Ahora, trace dos líneas separadas por cinco metros una de la otra, o utilice pedazos de cuerda para indicarle la salida y la meta. Empiece a saltar con él hasta la meta. Después, dígale que salte los cinco metros él solo. Una vez el niño domine el ejercicio repítalo con otras variantes, como alternando los pies o saltando con uno solo.
6. Paseo de carretillas
Dígale al niño que va a ser una carretilla para que se acueste en el piso sobre sus manos y rodillas. Detrás de él, tome sus piernas firmemente por los tobillos. Súbale los pies unos milímetros mientras él se sostiene con sus manos y brazos. No lo tenga en esa posición más de unos segundos al principio. Cuando aumente su confianza en la fuerza de sus brazos, suba poco a poco sus pies, teniendo cuidado de no dejar demasiado peso sobre sus brazos antes de que esté preparado.
Una vez se sienta cómodo sobre sus manos, dígale que camine hacia adelante apoyado en ellas, mientras usted le sostiene los pies. Trace una línea a cinco metros de distancia e indíquele que debe ir hasta allí en esa posición. Repita el ejercicio hasta que el niño lo domine.
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