ENTREVISTA

Cómo sobrevivir en el mercado laboral del futuro

Jaime Saavedra, Director Senior de Educación del Banco Mundial e invitado especial a la Cumbre Líderes por la Educación 2018, habló de la necesidad de invertir más en educación de calidad ante el panorama de la automatización de los trabajos y los cambios del mercado laboral en el futuro cercano.

25 de julio de 2018
Jaime Saavedra será una de las invitadas especiales de la Cumbre Líderes por la Educación 2018. | Foto: Cortesía Banco Mundial

En menos de 12 años se podrían perder cerca de 800 millones de puestos laborales gracias a la automatización de funciones que hoy en día hace un ser humano, según un estudio publicado por McKinsey Global Institute. Ante este escenario, es imposible determinar cuáles serán los oficios “humanos” en 30 años, pero una cosa es cierta: al ritmo en que cambia el mundo, la velocidad a la que tendrán que capacitarse los profesionales será cada vez más rápida.

Ya hoy, el mercado laboral está cambiando a un ritmo vertiginoso. Y el sistema educativo -paquidérmico por naturaleza- está fallando en satisfacer la demanda de las nuevas competencias que busca. Una brecha que solo agrava el hecho de que, en promedio, solo el 50% de los alumnos logran las competencias básicas en las áreas tradicionales -Ciencias, Matemáticas y Comprensión Lectora-.

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En otras palabras, el sistema no está respondiendo lo suficientemente rápido a la demanda de competencias del futuro y, de hecho, ni siquiera está cumpliendo en proveer las competencias tradicionales. Así las cosas, se está acumulando un grupo de egresados pobremente educados que no tienen las capacidades para emplearse hoy y mucho menos las tendrá para hacerlo en unos años.

Esta preocupación ha llevado al Banco Mundial a enfocarse en la educación, como motor para desarrollar el capital humano que necesitará el mundo de cara a un futuro incierto. Por ello, publicó este año el Informe de Desarrollo Mundial 2018 sobre el tema “Aprender para hacer realidad la promesa de la educación”, en el que analizó a profundidad los principales problemas del sector educativo. Y está trabajando actualmente en una publicación para 2019 titulada “The Changing Nature of Work”, que traduce algo así como “La naturaleza cambiante del trabajo” (el título exacto en español todavía no está definido).

Por esta razón, Semana Educación habló con Jaime Saavedra, director superior de las Prácticas Mundiales de Educación del Banco Mundial, sobre el futuro de la educación, lo que encontraron en sus informes y sobre cuál debería ser la conversación del sector en este momento coyuntural para Colombia. Esto como antesala a la Cumbre Líderes por la Educación 2018, que contará con la participación de Saavedra.

Semana Educación (S.E.): Ustedes vienen hablando de una “crisis en el aprendizaje”. ¿Qué significa eso?

Jaime Saavedra (J.S.): A nivel mundial ha habido un avance en términos de que más chicos están en la escuela. Pero, lamentablemente, eso no se traduce en más aprendizajes. En un país típico de América Latina, la mitad de los chicos que están en la escuela no logran los niveles mínimos en Matemáticas, Ciencias y Comprensión Lectora. Eso nos lleva a un conjunto de temas a trabajar relacionados con la educación básica, por un lado, y con la educación de adultos, por el otro. Piensa nada más en el reto que tenemos con el stock de egresados que han salido desde hace 5, 10 y 15 años con condiciones educativas de baja calidad y que se han ido acumulando en el mercado de trabajo. Pueden tener hasta 40 años y no tienen los fundamentos básicos que van a necesitar en el mercado laboral los próximos 40 años. ¿Cómo darle las capacidades básicas a chicos que ya pasaron su vida escolar? Esa es otra gran área compleja que se nos viene a nivel global.

S.E.: Sobre eso, el Banco Mundial viene trabajando su próximo Informe de Desarrollo Mundial sobre el mercado laboral ¿Nos puede adelantar algo de lo que encontraron?

J.S.: Ese informe lo vamos a publicar recién en octubre y estamos justo por aprobarlo en el Banco.  Una característica de este reporte es que los avances del mismo se han estado publicando todos los viernes durante los últimos tres meses con el fin de recibir comentarios en tiempo real.  Algunos de esos resultados los podremos discutir en la presentación [en la Cumbre Líderes por la Educación 2018].

Con todos los procesos de automatización, robotización e inteligencia artificial, lo que vemos es que se están acabando viejos empleos a nivel global y se están creando otros nuevos que hace unos años ni conocíamos. No sabemos exactamente hacia dónde van a ir las cosas ni cómo se van a dar esos cambios en cada uno de los países. Lo que es claro es que va a haber un cambio de estructura del mercado laboral.

No sabemos exactamente cuáles serán los trabajos pertinentes. Pero sabemos que el principal seguro ante esta realidad es la educación. Tener un conjunto de habilidades y competencias básicas va a ser lo único que te asegure que puedas sobrevivir en un mercado de trabajo incierto los próximos 40 años.

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S.E.: ¿Cuáles son esas competencias?

J.S.: Se habla de dos cosas: una es el aprendizaje de competencias socioemocionales; cómo asegurar en las escuelas que los chicos tengan todo ese conjunto de habilidades blandas como la perseverancia, trabajo en grupo, empatía, pensamiento crítico, etc. Estas siempre han sido importantes, pero ahora lo son más, particularmente el tema de aprender constantemente, de cara a los cambios laborales que vendrán en el futuro. Enseñar eso no es tan fácil como enseñar Matemáticas. Tú no tienen un curso de Perseverancia 101. Además, nos falta mucho entender mejor cómo podemos medir esas competencias. Entonces es un área mucho más compleja, pero también fundamental.

Lo otro son las competencias digitales. Eso es cada vez más importante y es un área en la que encontramos un reto en muchos países que, si no solucionamos, puede resultar en muchas inequidades. La tecnología es una herramienta que puede hacerte muchísimo más productivo, pero el acceso a ella está hoy todavía muy diferenciado según los ingresos que tengas. Por eso se lo tenemos que asegurar a todos los chicos, en particular a los que vienen de menores niveles socioeconómicos y que van a tener dificultades de encontrarlas en sus hogares.

Ahora, eso no quiere decir que descuidemos las competencias básicas fundamentales, que también son cada vez más importantes. Tenemos que seguir avanzando en términos de mejorar la calidad de la educación y las prácticas pedagógicas en Matemáticas, Competencias Lectoras y Ciencias. Ahí hay todavía un reto importante. Por ejemplo, en países como Colombia hay grandes desafíos de igualar la calidad de los aprendizajes en las áreas rurales respecto a las urbanas.

S.E.: Tengo entendido que ustedes están trabajando en un Índice de Capital Humano ¿Qué nos puede contar sobre este?

J.S.: Ese es otro gran tema que está empujando el Banco Mundial. Básicamente, estamos desarrollando un índice que clasifica a los países de acuerdo a los resultados que obtienen con sus inversiones en salud, educación y servicios sociales. Lo innovador de este índice es que está compuesto de resultados que están vinculados con la productividad y el crecimiento económico según la evidencia. Cabe anotar que el índice va a estar limitado por la disponibilidad de datos comparables entre países. Por esto, va a ser un índice bastante simple para empezar, pero esperamos que evolucione.

Aunque el índice es un elemento altamente visible -y tal vez controversial- del trabajo del banco en este tema, es solo una pieza de un portafolio más amplio de intervenciones que la institución está enfatizando con mayor fuerza.

S.E.: ¿Por qué es necesario hablar de la inversión en capital humano?

J.S.: Es necesario poner sobre la mesa otra vez el tema. Ese discurso ha estado en la discusión muchas veces, pero no ha tenido suficiente impacto sobre la inversión que se hace en la mayoría de países. Uno ve las discusiones a nivel macroeconómico y se fijan en la inflación, la cuenta corriente y la tasa de inversión de capital físico. Pero rara vez en la inversión de capital humano.

De hecho, en este mundo de análisis macroeconómico siempre se oye que los sectores sociales son los ‘soft sectors’ (sectores suaves), cuando en realidad no hay nada blando en elaborar una reforma educativa o una reforma de salud. ¡Desde el punto técnico, financiero y político son complejísimas!

Lo grave es que en los países pobres y de ingreso medio rara vez encuentras la burocracia más calificada en estos sectores. Estas carteras -que necesitan reformas excesivamente complejas- no tienen burocracias con el mismo nivel de calificación que un Ministerio de Economía. Ustedes tuvieron de ministro de Salud a Alejandro Gaviria (no puedes pedir más que eso), pero esa no es la regla en los países en vía de desarrollo.

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S.E.: Acá en Colombia se está hablando mucho de la necesidad de hacer una reforma educativa. Desde su perspectiva, ¿qué factores deberíamos tener en cuenta en una eventual reforma?

J.S.: Un concepto que para mí es importante es que para que cualquier reforma educativa funcione debemos tener al menos tres elementos fundamentales: que haya un diseño razonable de las políticas; la capacidad de implementación, desde el Ministerio de Educación hasta la escuela misma, y el compromiso político. Porque una cosa es que un diseño pedagógico funcione en una escuela o en diez, y otra en 10.000.

En ese sentido, el tema del manejo de la escuela y el rol que tiene el director también es fundamental. El rector es un pobre tipo que tiene a veces pocos recursos, pero sin embargo tiene que administrar 500 chicos, sus padres de familia y a 70 profesores. Y a veces tiene muy poco margen de maniobra, porque no puede operar completamente ni los recursos humanos ni los económicos. La estructura de financiamiento no es perfecta y que ver cómo hace para que esa pequeña empresa que es la escuela funcione todos los días. Y si no funciona, le van a echar la culpa a él, no al Ministerio ni a la Secretaría de Educación, que están muy lejos.

Tenemos que preguntarnos si realmente les estamos dando las atribuciones y la flexibilidad que necesitan para manejar esa institución. Usualmente, una de las características de los sistemas educativos más exitosos es que el director tiene al mismo tiempo una gran responsabilidad y una gran autonomía. Tiene que rendir cuentas, pero es autónomo. Eso es algo que falla en muchos países de ingreso medio como Colombia.

S.E.: ¿Qué lección podemos aprender los países más avanzados en educación?

J.S.: Hay un detalle sobre Singapur: a pesar de ser nuestro país de referencia como uno de los que mejor lo está haciendo en educación, ellos mismos sienten que todavía no están en donde quisieran. Todavía sienten que no han invertido lo suficiente en la educación. Esa es una cosa muy interesante: los países que les va bien también son países que tienen una gran ambición de ir mejorando.

En un país como Finlandia, que es otro de los mejores, están preocupadísimos porque no están seguros de tener una equidad perfecta (ellos siempre han tenido la obsesión de que toda escuela dé exactamente el mismo nivel; de que tú puedas ir a cualquier escuela y la calidad sea la misma). Y, ahora, que tienen una mayor segregación espacial en algunos barrios, les preocupa que puedan estar generando inequidad en el sistema.

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En ese sentido, los países que les van bien no dicen "ya estamos bien, ya estuvo". Por el contrario: son países con la obsesión permanente de cómo asegurarse que la calidad y la equidad de sus sistemas sean las mejores posibles. Eso es algo muy importante para destacar y tener en cuenta.

Jaime Saavedra será uno de las invitados especiales de la Cumbre Líderes por la Educación 2018, el evento más esperado en el sector. Se llevará a cabo en Bogotá el próximo 19 y 20 de septiembre.

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