ENTREVISTAS

“Nuestro compromiso es con los estudiantes”: U. Rosario anuncia fondo de becas

El rector Alejandro Cheyne cuenta por qué decidió frenar la inversión en nueve edificios para la universidad y destinar parte de esos recursos a quienes tendrán dificultades con el pago de la matrícula. Habla de otras ayudas frente a la pandemia.

6 de junio de 2020
| Foto: Universidad del Rosario

Por Cristina Castro 

SEMANA: La Universidad del Rosario está a punto de anunciar uno de los mayores actos de solidaridad en esta pandemia: un fondo de becas para sus estudiantes. ¿Cómo será eso? 

Alejandro Cheyne (A. Ch.): El Rosario es una universidad que ha tenido un enorme valor en la historia del país y especialmente en los momentos más trascendentales, desde los movimientos de independencia hasta los diálogos de paz. Frente a la pandemia no podría ser distinto. Estamos haciendo un enorme esfuerzo por aportar conocimiento en múltiples frentes en este momento y por sostener lo que para nosotros es más valioso: nuestros estudiantes. 

Colombia solidaria: ¿qué se está haciendo para ayudar a los más vulnerables?

SEMANA: Muchos estudiantes tendrán enormes dificultades económicas para el semestre entrante, pues sus papás habrán perdido el empleo o tienen negocios con muchas dificultades. ¿En qué consiste esa ayuda? 

A. Ch.: Cuando comenzó la crisis del coronavirus, nosotros nos organizamos rápidamente para mantener nuestras actividades y a la vez hacer aportes. Hoy, conscientes de que el país vive momentos económicos muy difíciles y que esa situación necesariamente llegará a nuestros estudiantes, destinamos fondos para ayudar a la comunidad rosarista alrededor de los 75.000 millones de pesos. Creamos cinco fondos, pero uno es especialmente para los alumnos. Vamos a destinar una suma muy importante para poder dar ayudas y oportunidades a quienes pasan hoy dificultades.

 Vea la entrevista con el rector del Rosario

SEMANA: Esa suma es bastante considerable, teniendo en cuenta que se ha dicho que la matrícula universitaria se va a caer un 30 %. ¿Cómo logró movilizar esos recursos? 

A. Ch.: Somos conscientes de que este año será financieramente retador para la Universidad, por lo cual la prioridad para el Rosario no serán los estados financieros positivos, sino lograr que nuestros estudiantes puedan continuar con su proyecto de vida. Nuestra apuesta es lograr que todos puedan seguir estudiando. No sería consecuente con nuestra historia ni con nuestro propósito, no apoyar a nuestros estudiantes en este momento. Hemos realizado ajustes transitorios en los salarios de los directivos de la institución y las cuentas de gasto que no ponen en riesgo nuestra misión, con el fin de destinar dichos montos al fondo de becas. Adicionalmente, hemos promovido campañas de donación con profesores, colaboradores y egresados para apoyar a los estudiantes que más lo necesitan.

Un fondo de becas y descuentos por 45.000 millones y un nuevo fondo de solidaridad por $3.747 millones para apoyar a 2.000 estudiantes adicionales.

SEMANA: ¿Cómo se logra eso? 

A. Ch.: Reservamos recursos muy valiosos para ayudar a los estudiantes que más lo necesitan, bajo el principio de la equidad. Un fondo de becas y descuentos por 45.000 millones y un nuevo fondo de solidaridad por $3.747 millones para apoyar a 2.000 estudiantes adicionales. También vamos a dar financiamiento de manera directa, sin acudir a bancos o instituciones financieras, por el orden de $20.000 millones. Y vamos a dar apoyos académicos, es decir, gratuidad de los apoyos en inglés en exámenes y cursos, descuentos en el valor de los derechos de grado, inversiones en nuevas plataformas y softwares para estudiantes, por 3.600 millones. En otro fondo de sostenimiento, por ejemplo, estamos dando auxilios de alimentación a más de 800 estudiantes que lo necesitan, hemos entregado equipos de cómputo y tarjetas SIM cards con internet para quienes no podían acceder a este servicio, ayudas consolidadas en $1.300 millones

SEMANA: Una inversión de esa envergadura implica “sacrificar” otro tipo de proyectos. ¿Qué dejaron de hacer para poder meterle este impuso al fondo de becas y ayudas?

A. Ch.: Entendiendo el desafío actual, decidimos aplazar 9 megaproyectos de construcción para obras y edificios de la universidad, que teníamos planeados en nuestra hoja de ruta a 2025. Tenemos una apuesta muy grande en el barrio de Siete de Agosto, donde queda nuestra sede Quinta de Mutis, y otras que han sido aplazadas y de las cuales hemos destinado fondos para apoyos a nuestros estudiantes. Estamos optimizando al máximo cada uno de nuestros espacios.

SEMANA: Ustedes compraron el edificio de El Tiempo en la Avenida Jiménez y tienen un campus en el norte. Su rectoría tenía una apuesta muy contundente por modernizar la infraestructura de la universidad. ¿Cómo se ve afectado eso? 

Universidad del Rosario compró el emblemático edificio de El Tiempo

  
Este edificio de siete pisos, un sótano y 4.266 metros cuadrados, fue comprado por la Universidad del Rosario pero mantendrá su nombre: Edificio El Tiempo. Foto: U. Rosario.

A. Ch.: Quiero ser enfático en que estos proyectos no están cancelados, sino aplazados. No vamos a construir edificios físicos en los siguientes años, pero estamos construyendo un megaedificio de solidaridad. En un momento como este, queremos poder decirles a nuestros estudiantes que ellos son nuestra prioridad. 

"Los proyectos de infraestructura no están cancelados, sino aplazados"

SEMANA: Esta pandemia ha generado situaciones muy difíciles. Usted es el líder de una comunidad muy grande. ¿Cómo siente que la están pasando? 

A. Ch.: Hemos tenidos muchas tristezas y en medio de eso muchas alegrías. Hay padres y madres de nuestros estudiantes que han muerto de covid-19, pero en medio de esa tragedia nos hemos encontrado con egresados que se han comprometido a ayudarles con el pago de su matrícula en la universidad. Por eso, hoy siento que nuestra fortaleza no son los edificios, nuestra fortaleza es la comunidad. 

SEMANA: Ustedes están liderando también unas maratones de innovación para ayudar a otros. ¿De qué se tratan? 

A. Ch.: Se trata básicamente de conectar a quienes tienen ideas o recursos, con quienes lo necesitan. Por ejemplo, la semana pasada yo leí en SEMANA el especial sobre la situación de los restaurantes. La verdad, me conmovió ver que lugares emblemáticos del centro se estaban desvaneciendo. El Rosario lleva allí 366 años. Un restaurante como La Puerta Falsa, que fue fundado en 1816, es un testigo de la historia que no se puede perder. Al final, hemos compartido por dos siglos las mismas cuadras, los mismos hechos… vamos a hacer una maratón de ideas e innovación por ellos, articulando los esfuerzos de la institución desde la academia y entendiendo que ayudar en un frente, no significa dejar de atender otros asuntos igualmente importantes.

Vea el video de SEMANA sobre la crisis que vive La Puerta Falsa 

SEMANA: El Rosario también ha liderado un componente científico en realización de pruebas. ¿Cómo ha sido eso? 

A. Ch.: Es una de las maneras que encontramos de servirle al país. Le presentamos al Instituto Nacional de Salud una propuesta para poder llevar a cabo las pruebas, y así nos convertimos en la primera universidad en tener esa autorización. En nuestros programas de Biología, Medicina y Ciencias de la Salud tenemos unos laboratorios extraordinarios, los cuales pusimos al servicio de todos los colombianos, entendiendo nuestro compromiso no solo académico, sino histórico.

SEMANA: Las pruebas son uno de los elementos más esenciales en la lucha contra la pandemia. ¿Qué tan difícil es poder hacer más? 

A. Ch.: Nosotros hemos hecho una gran apuesta para lograr mayor cobertura, lo cual implica necesariamente tener más recursos y mejores equipos. Tuvimos la autorización del INS un viernes y el sábado nos llegó la primera donación. Hoy tenemos cerca de $6.000 millones solo para pruebas. Eso nos permitió comprar un robot. Lo importamos y está ya funcionando en nuestra sede de Quinta Mutis. El método ya no es manual. Tenemos la posibilidad de hacer 1.000 pruebas diarias. Para septiembre ya habremos hecho 110.000 pruebas. Como se sabe, hacer pruebas tiene una importancia extraordinaria, porque son esos datos los que permiten tomar decisiones sobre el control de la pandemia. Este trabajo lo estamos haciendo no solo para Bogotá, sino para todas las regiones del país. 

 

Está máquina es capaz de extraer 96 muestras en 80 minutos, comparado con las 3 horas que son necesarias para procesar 24 muestras de forma manual. Foto: Universidad del Rosario.

SEMANA: ¿Cómo ve usted el futuro cercano? ¿Ve a los estudiantes volviendo el otro semestre? 

A. Ch.: Hay muchas cosas que contar en este frente en el que existen, sin duda, incertidumbres. Cuando comenzó la pandemia, debimos llevar a cabo una revolución silenciosa para poder tener nuestra operación desde acceso remoto. Eso puede parecer sencillo, pero no lo es. Por ejemplo, en el Rosario tenemos 13.500 estudiantes en 10 ciudades. La primera semana de clases de la emergencia atendimos 15.000 clases con 160.000 participantes. El tamaño del desafío tecnológico para las instituciones de educación superior es enorme. Pero el reto mayor es pedagógico. Y cuento eso porque es lo que vendrá el próximo semestre. Es claro que las clases no serán igual, pero las universidades sí debemos garantizar que los estudiantes puedan en un nuevo esquema, también aprender. 

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SEMANA: ¿Usted cree que algo de la presencialidad se retomará? 

A. Ch.: Creo que viene una renovación pedagógica. No solo para el Rosario, sino para todas las universidades. Viene una convergencia entre lo presencial y el acceso remoto. Esos dos espacios van a coexistir. Se ha denominado el modelo mixto. Sobre el regreso solo puedo decirle que nos seguiremos articulando con los entes del Gobierno y otras instituciones para regresar progresivamente a la presencialidad. Entendemos que la “nueva normalidad” es muy diferente a la normalidad de hace 4 meses. Lo importante será cómo podemos garantizar una formación integral y cómo darles a los estudiantes la experiencia de estar en el Rosario en medio de la pandemia. 

SEMANA: La universidad, como usted lo dice, es un espacio demasiado importante en la vida de una persona. Pero no es solo por las clases. Estar con los amigos, salir, pertenecer a un equipo de fútbol. Hay cosas que no se pueden reemplazar. ¿Qué han pensado allí? 

A. Ch.: Sin duda. Algo que me ha sorprendido en la pandemia es ver cómo las necesidades de los estudiantes de acceder a actividades extracurriculares han aumentado. Por ejemplo, clases grupales de actividad física por acceso remoto con más de 12.000 participantes. Tenemos un Centro de Emociones que busca acompañarlos y que ha sido vital en estos tiempos. Los estudiantes viven angustia, soledad, rabia, tristeza... a una velocidad acelerada. Hemos brindado más de 1.700 atenciones personalizadas. También hemos promovido nuevos espacios para ampliar las oportunidades de internacionalización que se pueden lograr de manera virtual. Hay muchas universidades en el mundo buscando hoy alianzas con América Latina. La movilidad de los estudiantes está en su mínima expresión, pero la interacción internacional se ha incrementado por esta pandemia.

La primera semana de clases de la emergencia atendimos 15.000 clases con 160.000 participantes

SEMANA: ¿Cuál cree que será el rol de las universidades para el futuro de esta crisis? 

A. Ch.: Servicio a la comunidad universitaria y al país. Por ejemplo, uno de los proyectos que tenemos le apunta precisamente a pensar cómo reactivar Colombia. Esa es una pregunta que tiene múltiples aristas: la económica, la empresarial, la del emprendimiento, pero también la política, la cultural, la social, la ambiental, la apuesta por la equidad. En eso estamos. Vamos a aportar lo que más podamos para superar este desafío y seguir honrando nuestra vocación rosarista: dar más de lo que nos corresponde, siempre al servicio del bien común.

*Editora General Revista SEMANA.