ANÁLISIS
Estos países podrían ser las nuevas superpotencias en educación
Colombia podría superar a China, Sudáfrica y Brasil en materia educativa según un análisis del Times Higher Education. Sin embargo, los altos índices de corrupción podrían alejarla de la meta.
Varios expertos coinciden en apuntar lo siguiente: un país fuerte y reputado se apoya en un modelo educativo congruente y que de él deriva una economía sólida. Según un análisis del London School of Economics, el PIB podría crecer un 4,7% en solo cinco años si 15.000 universidades en 78 países del mundo duplicaran su cobertura.
De acuerdo a este análisis, surge entonces la pregunta: ¿cuáles son los países con mayor capacidad para explotar esta correlación entre la expansión de la educación superior y el crecimiento económico? Según Times Higher Education, Tailandia, Argentina, Chile, Turquía, Irán, Colombia y Serbia tienen el potencial de superar a países que han gozado durante los últimos años de gran reputación educativa a nivel mundial como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Para emitir su veredicto, la publicación se basó en el estudio de diferentes indicadores académicos y económicos, como las tasas de publicación de investigaciones, el PIB y las tasas de participación en la educación superior.
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En estos países el PIB per cápita es inferior a 15.000 dólares por cabeza (en Colombia, por ejemplo, se establece en 14.164,426), pero al menos la mitad de la población juvenil está matriculada en educación superior. La participación en promedio creció un 5% o más entre 2010 y 2014, su producción en investigación crece de media 30.000 papers al año, y tiene al menos una universidad dentro del ranking de las mejores del mundo que elabora la publicación.
De acuerdo con John Grill, editor del Times Higher Education, aunque estos países cuentan con las condiciones necesarias para llegar a ser los mejores en educación, están lejos de lograr su cometido. La principal barrera es lo que él denomina “un cóctel diferentes de fortalezas y debilidades”.
Gill señala a países como Irán y Turquía, que son ricos intelectualmente y cuentan con un crecimiento sostenido en participación e inscripción en educación superior. “Sin embargo, cada uno enfrenta enormes desafíos políticos. Irán es considerado como el país más corrupto del mundo por su cuestionable sector público, según el Índice de Percepción de Corrupción de la coalición global Transparency International”.
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La relación de la calidad educativa con la corrupción es determinante. El análisis de la publicación revela que los niveles corrupción son inversamente proporcionales a la calidad educativa: cuanto más alta la primera, más baja la segunda. Por ejemplo, en Turquía, la represión del gobierno, después del intento de golpe de Estado a principios del 2016, obligó a más de 1.500 decanos universitarios a dimitir. Estas renuncias han dañado gravemente su capacidad para atraer a los mejores investigadores dentro de sus instituciones.
Y Colombia no podía quedarse atrás. Un gran ejemplo es la presencia de la corrupción en los recursos que destina el gobierno a la educación. Por mencionar un solo caso, en 2011 fueron matriculados 40.600 estudiantes inexistentes en Buenaventura, equivalentes al 36% de quienes recibían el apoyo del presupuesto público. Tan grave fue el asunto que tres alcaldes fueron a la cárcel. Lo más grave es que los alumnos fantasmas son apenas una de las modalidades con las que el erario educativo desaparece.
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La situación podría describirse en palabras del académico y activista político Hernando Gómez Buendía que, en una columna de opinión para el diario El Espectador, titulada “El problema de Colombia”, escribió: “hay tensión entre productividad y medioambiente, entre justicia y paz, o entre equidad y eficiencia. [...] Detrás de las decisiones oficiales no hay ignorancia ni apenas hay dilemas de valor; hay intereses privados y concretos, personales y torcidos que se mueven detrás de bambalinas. Algunos son intereses criminales. Otros son intereses de la gente ‘muy bien’”.
Lo cierto es que Tailandia, Argentina, Chile, Turquía, Irán, Colombia y Serbia tienen sus propios problemas. Cada uno es diferente. Sin embargo, si se analiza de cerca el desempeño de cada uno desde la perspectiva de la educación superior, este podría ser un indicador decisivo en el desarrollo económico de estos países en la próxima década, señala Times Higher Education.
De hecho, su producción en investigación y desempeño en los rankings mundiales supera en muchas ocasiones a países referentes como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
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