EDUCACIÓN

¿Cuál es la vacuna antiestrés para los niños en confinamiento?

Experta en yoga, música y meditación, la argentina Cynthia Zak explica a los padres qué es el ‘mindfulness’ y cómo puede beneficiar a los más pequeños mientras los colegios permanecen cerrados en esta pandemia.

24 de septiembre de 2020
En Colombia, la cuarentena empezará a regir a partir de la media noche de este martes, hasta el 13 de abril/Foto archivo SEMANA/Foto archivo SEMANA | Foto: Getty Images

Es bien sabido que la pandemia del coronavirus ha afectado a los adultos en temas de salud, económicos, laborales y sociales. Pero mientras ellos buscan salir de esta crisis y los medios se ocupan de los estragos o soluciones a este agobiante periodo, muchos ignoran que sus hijos también pasan por un momento complicado, a tal punto que se han convertido en grandes víctimas de esta cuarentena.

Así, surge una preocupación más para los padres que ven que sus hijos han presentado alteraciones en las habilidades académicas (el 42 por ciento), problemas para dormir o despertarse (el 41 por ciento) o han adoptado actitudes agresivas (el 36 por ciento), revela Eslava.

“Es urgente tomar cartas en el asunto y accionar. Estos resultados alarmantes son solo la punta del iceberg de lo que les está sucediendo a los niños, no solamente en América Latina, sino en el mundo entero”, sostiene Cynthia Zak, fundadora del sistema Yomu y experta en mindfulness, yoga, música y meditación. “El confinamiento, la imposibilidad de salir a jugar y las largas horas frente a las pantallas han minado la mente de los niños. Y tenemos la obligación de hacer algo de inmediato”.

La argentina Zak advierte que se debe hacer frente al estrés provocado por la pandemia y la mejor manera de hacerlo es con el mindfulness, una técnica que significa “atención plena. Es estar aquí y ahora en el presente”.

“Mi mente tiene una tendencia a ‘rumiar’ cosas que sucedieron –quedarse pegada a memorias– o una proyección hacia el futuro que en la mayoría de los casos es bastante oscura: los miedos, las ansiedades”, explicó Zak en entrevista con la Agencia Anadolu.

La experta subraya que allí yace la importancia de practicar mindfulness y Yomu, un sistema creado por ella misma hace 10 años, que involucra, además de las herramientas del mindfulness, neurociencia, inteligencia emocional, respiración y música, siendo esta última el pilar de Yomu.

Para Zak, el sistema Yomu ha sido el resultado de una trayectoria de 30 años en los que se ha formado en yoga y meditación, y conformado un grupo interdisciplinar con el que trabaja para construir canciones, talleres y ayudar tanto a adultos como a niños a canalizar y controlar las emociones negativas, además de contrarrestar el estrés crónico que es tan común en estos días de encierro.

“Empecé a traer equipos y profesionales adecuados por lo menos desde hace seis años, desde que estamos trabajando sólidamente con Yomu. Es un crecimiento de estas disciplinas y hay una demanda del mundo de traer un sistema que pueda ser incorporado en el día a día”.

Para Zak, uno de los elementos indispensables en la práctica de Yomu ha sido la neurociencia, por lo que Cecilia Schwartz Baruj, magíster en neuropsicología, ha acompañado durante años la formación de este sistema que, según ella misma, es la “vacuna antiestrés”.

“Si uno les enseña a los niños una herramienta o método para poder reconocer y lidiar con sus miedos, les está inoculando una técnica que la tienen ya incorporada en su memoria de largo plazo de qué cosa hacer para cuando yo, siendo adulto, tenga esta misma problemática”, indicó Schwartz en entrevista para la Agencia Anadolu, y destacó, además, que los trastornos psiquiátricos tienen una base en el miedo, producto de un estrés sostenido.

La neuropsicóloga describe el estrés como “un mecanismo adaptativo natural del organismo a una situación que vivimos como una emergencia que me pone en situación de amenaza o peligro”.

En el caso específico de los niños, según Schwartz, los niños experimentan estrés al ser cohibidos de las cosas que para ellos son esenciales, como la socialización con pares en la escuela y salir a jugar para distraerse de los problemas que existen en casa, y destacó también que ellos se ven afectados por esto, teniendo en cuenta que la conflictividad intrafamiliar también ha aumentado desde el inicio de la pandemia.

Los primeros cinco años de vida constituyen un periodo fundamental del desarrollo. | Foto: Pixabay

Solo en Colombia, según la Fiscalía del país, en lo que va del año se han registrado más de 60.000 casos de violencia intrafamiliar. Aunque esto supone una disminución del 15 por ciento con respecto al año anterior, las autoridades sugieren que esto puede ser resultado del miedo a las represalias del agresor en caso de denunciar. “Este estrés permanente hace que se disminuyan las hormonas de crecimiento a nivel corporal, no solo en el cerebro, y la posibilidad de maduración se va mermando”.

Para Schwartz, no hace falta esperar a que acabe la pandemia para ver las consecuencias en la salud mental de los niños.

“El estrés sostenido, a lo largo del tiempo, llamado distrés, se vuelve malo para el organismo. Este exceso de secreción de las hormonas del estrés, que son la adrenalina y el cortisol, porque está permanentemente activado este eje, va generando efectos de modulación a nivel neuroinmunoendocrinológico”.

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De esta manera, manifiesta la experta, se secretan permanentemente neurohormonas, lo que hace que se empiece a desequilibrar el sistema endocrino que es el que mantiene el equilibrio interno “y esto hace que nuestro sistema de defensa, que es el sistema inmunológico, esté siempre en guardia” y se pueden despertar patologías y enfermedades autoinmunes.

En este sentido, Cynthia Zak afirma que el mindfulness y Yomu entran a actuar como un catalizador para “bajar el drama y subir la calma”.

“La situación no va a cambiar, pero la voy a transitar desde la resiliencia y la empatía, que son dos elementos fundamentales de la inteligencia emocional”.

De igual manera, invita también a los adultos a escuchar las canciones de Yomu, para actuar como un espejo y poder guiar a los niños por un camino de autocontrol.

“Los adultos son espejos y reflejos. Desde mi propio autocontrol, puedo enseñar a través del ejemplo a los niños cómo autorregularse ellos mismos”.