EDUCACIÓN

Hay que dejar de repetir los mismos errores en educación

Hacen falta políticas educativas más ambiciosas y asegurar su implementación efectiva si lo que se pretende es impactar en el sistema educativo de Colombia y en la vida de los colombianos.

14 de septiembre de 2016
| Foto: Guillermo Torres

El entusiasmo de los conferencistas que participaron en los debates de la mañana se vio reflejado en la agenda y los horarios de la tarde. Así pues, algo atrasado de lo que se esperaba, se reanudaron los conversatorios e la Cumbre Líderes por la Educación programados para después del almuerzo. Semana Educación recoge las aportaciones y conclusiones más significativas.

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El primero en aparecer en el escenario fue Koji Miyamoto, uno de los mayores expertos del mundo en competencias socioemocionales. El japonés ahondó en la complejidad de las reacciones, las emociones y la importancia de conocer cómo funcionan (las propias y las ajenas). “Una sonrisa en Japón puede significar inseguridad. Eso quiere decir que no es fácil entenderlas, son complejas, y dependen de muchos aspectos externos. Pero la buena noticia es que las socioemocionales pueden aprenderse y pueden contribuir a construir una mejor sociedad”.

Miyamoto fue uno de los conferencista del panel ‘Competencias socioemocionales’ junto con Alfredo Hernando Calvo, autor del proyecto Escuela 21; Juan Sebastián Hoyos, vicerrector del colegio Gimnasio Moderno; Rafael Orduz; gerente general de la fundación Compartir; y Enrique Chaux, profesor asociado de la Universidad de los Andes.

“Las competencias socioemocionales tienen mayor impacto en un estudiante para que acabe la universidad, que las competencias cognitivas. Y también tienen un impacto en las evaluaciones, en la reducción de violencia y en la felicidad”, indicó Miyamoto.

La discusión llega en un momento histórico para Colombia: un futuro escenario de paz, en el que los colombianos deberán acoger o no un nuevo modelo de convivencia que, indiscutiblemente, supondrá un cambio en las relaciones.

Para Alfredo Hernando Calvo, no tiene sentido ir a la escuela si no se aprenden también este tipo de habilidades. Y esto es algo que debe empezar a resolver el Gobierno, especialmente en las regiones donde se mantiene esa dicotomía entre lo académico y los aprendizajes no cognitivos. “No tiene sentido separarlos porque no funcionamos de esa manera. Los actores políticos creen que se pueden implementar un conjunto de recetas desde Bogotá en las regiones, pero cada zona funciona de una manera, por ejemplo, en las comunidades indígenas, los padres tienen mucha autoridad y es importante capacitarles en ese rol”. En esta línea de argumentos, Juan Sebastian Hoyos, para quien la formación humana, la formación para la paz, y el conocimiento de las  emociones son esenciales  para consolidar entornos de convivencia sanos en las aulas que se puedan reproducir en la vida fuera de ellas.

Enrique Chaux alertó de que, a pesar de las buenas intenciones, estas buenas prácticas a favor del desarrollo interno de los niños se quedan en el papel: “Son pocos los colegios que están implementando medidas. Pasa con la ley de convivencia escolar o con la cátedra de la paz, no se están implementando”, aseguró y añadió que la vía para lograrlo es por medio de la formación docente. Brindarles a estos las herramientas para crear ambientes escolar democráticos e incluyentes.

Se requieren mayores esfuerzos para la primera infancia

Otro de los temas centrales de los debates de la tarde fue la atención a los menores de edad en el que se trató de responder a la cuestión de cómo articular políticas y prácticas que efectivamente velen por los derechos de los niños desde su nacimiento.

Magola Delgado, gerente de Educación y Cultura Colsubsidio, explicó que  se deben crear nuevas estrategias de formación continua desde los jardines y adaptándolas a las características de cada contexto. “Hay que llegar a las veredas, entender los problemas, y en conjunto con la comunidad, desarrollar los proyectos, y, para ello tenemos que echar mano de todos los aliados, gobierno, comunidades, entidades territoriales, y sector solidario. Los niños son obligación de todos”.

 Angélica Pongutá, investigadora científica asociada de la Universidad de Yale, añadió que Colombia es un ejemplo de atención a la primera infancia en términos de normativa y jurisdicción. Sin embargo, se debe garantizar su puesta en práctica, y subrayó que el gran reto ahora es lograr vincular la educación para la paz con el desarrollo de la primera infancia”.

 Pero, sin duda la más crítica del fue Emiliana Vegas, jefe de división de Educación del BID. Fue tajante al apuntar que la región y Colombia no pueden seguir repitiendo los mismos errores y que, para garantizar los derechos de los niños, no es suficiente con contar con instituciones y garantizar la cobertura, sino mejorar la calidad de la enseñanza.