EDUCACIÓN

Del discurso a la acción: ¿qué harán por la educación las principales capitales?

Los nuevos alcaldes tendrán que convertir en realidad sus propuestas. Conozca las hojas de ruta de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.

12 de marzo de 2020
Foto: Secretaría de Educación de Bogotá

En las décadas más recientes, América Latina, y en particular Colombia, ha conseguido el importante logro de reducir la pobreza, que afectaba a casi la mitad de la población. Hoy, solo una cuarta parte de la misma sigue en ese nivel. Este logro también refleja retos gigantescos. Se traduce en nuevas expectativas y aspiraciones en acceso a salud, un mercado laboral de mayor calidad y el derecho a recibir una pensión digna en el ocaso de la vida.

A ellos se suma uno de los temas más sensibles: la educación. Las posibilidades de mayor cobertura, la mejora en la calidad y la pertinencia de los programas se han convertido en uno de los ejes del debate. Más aún en los últimos años, y especialmente desde 2019, cuando la protesta social se tomó las calles en varios países. Y Colombia no fue la excepción. La caída de los precios de los commodities y los severos ajustes fiscales han hecho que aumente en estos países la población vulnerable –aquella que podría volver a la pobreza– y amenazan los logros alcanzados. En parte ese riesgo hoy tiene a la protesta viva y con nuevas jornadas de marchas programadas en el país. 

La ola de inconformismo coincidió con las elecciones regionales de octubre, en las que los colombianos eligieron nuevos alcaldes y gobernadores. Los resultados arrojaron un mensaje claro, al menos en las principales capitales: el voto castigó los extremos del espectro político y el centro empezó a abrirse camino. Sin embargo, las elecciones no alcanzaron para bajar la tensión, y ahora los nuevos dirigentes regionales tendrán que enfrentar las recientes circunstancias.

En materia de educación, hay retos grandes. Para expertos como Julián de Zubiría, resulta fundamental transformar la manera de selección, formación, evaluación y valoración social de los docentes. Además, centrar la enseñanza básica en consolidar las competencias esenciales: pensar, comunicarse y convivir. 

“Hoy, los estudiantes ven cada año cerca de 15 asignaturas, completamente desligadas, descontextualizadas y que enfatizan informaciones específicas y fragmentadas”, dice. Según él, la posesión de los nuevos alcaldes ofrece una oportunidad para tomar medidas estructurales que permitan mejorar la calidad del sistema educativo colombiano. Pero también advierte que Colombia no será la nación mejor educada de América Latina en 2025, como proyectó el Gobierno de Juan Manuel Santos. 

“Países como Chile y Uruguay ya nos tomaron una ventaja muy alta, y Perú y Ecuador, a quienes llevábamos distancias significativas, muy seguramente pronto alcanzarán mejores resultados. La gran oportunidad que tenemos en el país es que han llegado nuevos mandatarios a dirigir las ciudades y los departamentos, y ellos podrían tomar algunas de las medidas que el Gobierno nacional no ha querido ejecutar”. 

Semana Educación dialogó con los secretarios de Educación de las cuatro principales ciudades del país. Lo hizo para conocer cómo pasarán del discurso de las propuestas a los programas y realidades concretas para el sistema educativo de estas capitales en los próximos cuatro años. Los planes de desarrollo, en los que trabajarán en este primer semestre, servirán de hoja de ruta general. Y el capítulo de educación desempeñará un papel protagónico.