EDUCACIÓN

Las 5 claves del mejor colegio del mundo para ser el número uno

Entre las recomendaciones que hizo la directora de esta institución educativa, considerada la mejor por la Ocde, está la de solo dedicar una hora al día en tareas.

30 de junio de 2017
| Foto: © Andreas Meichsner

El mundo entero se ha empeñado en entender el sentido que se le da al aprendizaje en Finlandia desde que la primera prueba Pisa, aplicada en el 2000 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), demostró que ese país nórdico tenía el mejor sistema educativo.

El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos -Pisa, por sus siglas en inglés-, se aplica actualmente en 65 países para evaluar las competencias de las personas de 15 años en las áreas de lenguaje, matemática y ciencias. El sentido del examen no es medir conocimientos específicos, sino qué tan preparados para la vida adulta están los jóvenes. En otras palabras: cómo aplican lo que han aprendido en las escuelas hasta esa edad.

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Hanna Sarakorpi es la directora del colegio público Saunalahti School de Finlandia, considerado el mejor colegio del mundo por este organismo internacional, y estuvo recientemente en España para participar en el IV Simposio Internacional sobre innovación Aplicada. Durante su intervención, habló acerca de la educación en Europa y su país. De acuerdo con la directiva, “los niños necesitan descansar y jugar”, pues ellos “no aprenden solo en el colegio”.

Estas son las claves a las que se refirió y que hacen de la institución que dirige un referente:

No hay más de una hora de tareas por día
“En Europa se habla mucho de los deberes, pero en Finlandia no. Tenemos claro que todos los niños deben tener trabajo para la casa, pero en mi opinión, como máximo tiene que ser máximo de una hora por día”, comentó la directora de este centro, que es uno de los mejores del mundo valorados en la última evaluación educativa que realiza la Ocde.

Este colegio, ubicado en la ciudad de Espoo, parece un museo de arte moderno. El edificio está ubicado en un territorio de 10.500 metros cuadrados donde funcionan las escuelas primaria y secundaria, el área de preescolar, el teatro, el comedor, la biblioteca y el gimnasio. La formación se lleva a cabo en un ambiente relajado, cada niño se sienta donde quiere y se alienta la comunicación entre los estudiantes durante las clases. 

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El trabajo en equipo es importante
La mayor parte de las clases se realizan en grupos de trabajo. De esta manera, cada niño tiene la posibilidad de sentarse en una silla como de oficina que se regula a su altura y puede deslizarse hasta el otro extremo del salón. Los que prefieran pueden sentarse en pequeños sillones que están equipados con una pequeña mesa para su computador portátil. La computadora reemplaza la pizarra típica y está conectada a una red común.

De acuerdo con Sarakorpi, hay que permitirle a los estudiantes que investiguen, jueguen, imaginen y aprendan a resolver problemas. “Tenemos libros, por supuesto como cualquier colegio, pero no sólo los empleamos para leer y escribir. Hacemos mucho trabajo en equipo y tratamos de desarrollar las habilidades de los estudiantes”, contó la docente, quien aseguró además que regularmente se crean grupos con alumnos de varias clases que se agrupan por sus habilidades.

“Cada vez más la didáctica sale de la clase tradicional”, explicó, quien contó que en su institución hay un edificio que cuenta con amplios espacios comunes y grandes zonas de cristal para crear nuevos espacios. “Nuestro edificio nos permite crear nuevos espacios de aprendizaje. Todos los muebles tienen ruedas para poderlos mover y las zonas acristaladas nos ayudan a crear un sentimiento de grupo”, dijo.

Según la directora, al centro educativo acuden estudiantes con 18 lenguas maternas diferentes. “Es por eso que en nuestro colegio, el concepto más importante es el de sentimiento de comunidad”, contó.

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No hay que dejar de lado la educación preescolar
En Finlandia, la educación preescolar, que dura obligatoriamente un año y que se imparte en jardines infantiles o en la casa de educadores certificados, se realiza estimulación temprana de la socialización. Posteriormente, los menores acuden al colegio a partir de los 6 años de edad. Antes de llegar a esta etapa, no se les enseña ni a leer ni a escribir. “Creemos que a esa edad lo más importante es que los niños jueguen para que de esa forma aprendan”, dijo Sarakorpi. 

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El secreto está en un currículo nacional
Otra de las claves del éxito, según la experta, es la existencia de un currículum nacional de educación que unifica todas las estrategias de educación en el país, el cual se enmarca en pautas básicas. En su última reforma, que se llevó a cabo el año pasado, se pone más énfasis en las habilidades frente a los conocimientos. “Aprender haciendo es una de nuestras máximas características”, resaltó la experta. También contó que se trata de una dinámica que ha sido comprobada para que los alumnos aprendan mejor si hacen las cosas por ellos mismos. “Todos necesitamos jugar, incluso los adultos, para aprender”, agregó.

El modelo finlandés fue creado a comienzos de los 70 luego de casi una década de debate parlamentario sobre qué tipo de educación se necesitaba en el país. En los años 50, Finlandia estaba diezmada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y su economía, básicamente agraria, tenía como eje la explotación forestal. Se requerían nuevas competencias y el acuerdo fue dárselas a toda la población, no a los más ricos ni a los mejores. Hoy, el país no solo figura como uno de los más educados del mundo, sino que también acumula envidiables índices en felicidad, competitividad e innovación.

Los niños que van  a los colegios en Finlandia se alejan del método clásico de formación. Además, disfrutan de un buen rendimiento académico, con bajo nivel de estrés, algo poco común para chicos de su edad.

Los problemas del matoneo se resuelven hablando
Otra de las cuestiones que resaltó la directiva de este colegio finlandés fue el tratamiento que se hace acerca del acoso escolar. "Tenemos reglas muy estrictas y cada vez que vemos u oímos algo nos lo tomamos muy en serio. Primero hablamos con el alumno y si vuelve a suceder con los padres. Normalmente con una o dos reuniones se zanja el problema", concluyó.

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