EDUCACIÓN
Conozca el colegio más caro del mundo
Ubicado en Suiza, el Instituto Le Rosey es conocido como la ‘Escuela de los reyes’, debido a que muchos de sus alumnos son miembros de la realeza. Quienes estudian aquí, tienen asegurado su ingreso a las mejores universidades.
Si pensaba que la pensión escolar de sus hijos es inalcanzable, este colegio maneja cifras astronómicas. Se le conoce como la ‘Escuela de los reyes’, debido a que muchos de sus alumnos son miembros de la realeza y un año cuesta alrededor de 60.000 dólares (180 millones de pesos). Fue fundado en 1880 y por sus aulas han pasado personalidades como el rey Alberto II de Bélgica, el príncipe Rainiero de Mónaco, el rey Farouk de Egipto y Mohammad Reza Pahlevi, sha de Irán.
Actualmente cuenta con 400 alumnos, entre los 8 y 18 años. Los estudiantes provienen de 67 países y para poder conseguir un cupo deben cumplir estrictos requisitos. “Buscamos estudiantes que sean académicamente brillantes, pero que además sean jóvenes interesantes y, especialmente, que consideremos que tengan potencial”, contó Felipe Laurent, portavoz de la exclusiva institución.
La página web del colegio explica por su parte cómo es la vida de sus alumnos y, a pesar de su carácter claramente elitista, aclara que se sea noble, rico o advenedizo, todos son tratados de la misma forma por parte de los profesores y el personal de la institución.
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En Le Rosey, que funciona como internado con dos lugares de residencia (dependiendo de si es primavera o invierno), existen cuatro categorías de estudiantes: juniors, cadetes, jóvenes seniors y seniors. Su día comienza a las 7 de la mañana con un desayuno tipo buffet, para luego dirigirse a clases hasta las 12:20, con un recreo a media mañana. Las clases se retoman a la 1.30 de la tarde, para terminar dos horas después.
Luego, entre las 4 y las 6 de la tarde se desarrollan las actividades deportivas y artísticas. La comida se sirve a las 7 y media de la noche, luego los estudiantes dedican su tiempo al estudio, las tareas o actividades culturales. Finalmente llega la hora de dormir que es entre las 9 y las 11:30 de la noche, dependiendo de la edad de los estudiantes.
Los dormitorios son compartidos entre dos alumnos, aunque hay algunos estudiantes que tienen un dormitorio individual en su último año, pero con baño compartido.
Las reglas al interior de la institución son bastante estrictas. El respeto a las reglas es lo esencial, así como la autoridad del profesor. Los alumnos deben vestir ropa correcta y confortable durante las clases, con la camisa siempre dentro del pantalón; las faldas y vestidos de un largo razonable y las blusas y camisetas deben ser abajo del ombligo y con los hombros cubiertos. Fuera del horario académico se permite ropa más casual y deportiva. Sin embargo, para los eventos formales, los estudiantes deben vestir el uniforme del colegio.
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A la hora de comer, los estudiantes deben ponerse de pie cada vez que un adulto ingresa al salón y no pueden pararse de la mesa hasta que el director del internado los invite a hacerlo. Así mismo, no se permite el consumo de alcohol y tabaco dentro del establecimiento.
El currículo de la escuela es bilingüe, y las clases se imparten tanto en inglés como en francés, aunque el alumno puede utilizar su lengua de origen. La escuela admite saber que sus alumnos son unos “privilegiados”, y por eso, señala que piensa aprovechar al máximo su creatividad, ayudarlos a descubrir la cultura de su país de origen y llevarlos a diferentes lugares. Entre estos destinos se cuentan España, Gran Bretaña, Italia o Alemania.
Algunas de las actividades realizadas con más frecuencia por el alumnado son clases de vuelo, de golf, de tiro al blanco y de monta de caballo. No son los únicos deportes practicados, sino que también se juega tenis, bádminton, se puede cuidar un invernadero, o acudir al centro ecuestre.
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También, en el colegio se realizan importantes conexiones sociales. En su mayor parte se trata de estudiantes franceses y suizos, pero también abundan los estadounidenses. No obstante, cada vez más se pueden ver descendientes de magnates rusos, algo que ocurre desde finales de los años noventa, ya que este colegio parece la puerta de entrada ideal para las relaciones con los más influyentes en Occidente.
Un artículo publicado en 1999 en Forbes por el periodista Paul Klebnikov indicaba los problemas de convivencia con los nuevos alumnos rusos. Sin embargo, para garantizar esta variedad, una de las normas de la escuela no permite que haya más de un 10% de alumnos de cada país en el mismo curso.
El colegio garantiza una educación de calidad, y mantiene un equilibrio entre los programas escolares, artísticos y deportivos. De acuerdo con Laurent, tras graduarse, un 30% de los estudiantes de Le Rosey ingresan a universidades ubicadas entre las 25 mejores del mundo, como el MIT, Oxford, Cambridge, Columbia, Harvard, Yale y Princeton, entre otras.