Educación
El plan para el futuro de los colegios y universidades ahora que regresó la presencialidad
Las instituciones educativas, sin importar si son públicas o privadas, deberán ser el espacio donde se afiancen las relaciones humanas y se desarrollen el pensamiento crítico y la compasión, sin olvidar la tecnología.
Realidad aumentada, realidad virtual, conocimientos desde cualquier lugar del mundo y profesores en hologramas son algunas de las tecnologías que llegarán más pronto que tarde a la educación en colegios y universidades.
Si bien la pandemia mostró que existe una gran brecha educativa en aspectos tan básicos como acceso a internet o a un celular, también hizo evidente la necesidad de acelerar el uso de la tecnología al momento de impartir conocimiento.
Por supuesto, sin olvidar que ahora los niños ya tienen acceso a mucha información por fuera de la escuela gracias a redes como YouTube, y los colegios deben competir con ello. Por eso, apropiarse de estas nuevas tecnologías es definitivo para cautivar a sus alumnos y motivarlos en el aprendizaje. La tecnología también debe desempeñar un papel importante en la enseñanza de las matemáticas. Conrad Wolfram, experto en el tema, sostiene que los computadores deben encargarse de las ecuaciones para que los profesores y los alumnos se concentren en entender y definir el problema y en identificar la información que se requiere para resolverlo.
En cuanto a las universidades, por el cambio constante en que se encuentra el mundo, estas tendrán que apuntarles cada vez más a lo que los expertos en educación llaman reskilling y adskilling.
Tendencias
El primero consiste en capacitar en nuevas tecnologías a personas que se han quedado rezagadas en el mundo laboral, y el segundo, es ofrecer permanentemente educación especializada a los profesionales, y para ello deberán aliarse con las empresas para crear cursos específicos con los que se puedan suplir las necesidades del mercado laboral.
El otro punto que dejó claro la pandemia, además de la tecnología, es que los colegios y las universidades deben ser espacios de socialización porque los niños y los jóvenes necesitan estar con otros para tener un desarrollo emocional, intelectual y mental estable. Además, las empresas buscan ahora empleados que trabajen en equipo y realicen proyectos colaborativos.
Como lo explica la neuropsicóloga Annie de Acevedo en su reciente libro, La buena crianza en el siglo XXI, los niños y adolescentes necesitarán seis destrezas para ser exitosos: pensamiento crítico, creatividad, comunicación, compromiso, cooperación y compasión, cualidades que se adquieren en las relaciones interpersonales y no detrás de una pantalla.
Es por esto también que los centros educativos deberán destinar parte de sus recursos y programas a generar en los niños y jóvenes espacios de bienestar y de cuidado de su salud mental. Las cifras sobre el aumento de la ansiedad y la depresión, cada vez más frecuentes y en edades más tempranas, revelan que este tema deberá ser una prioridad en los colegios y en las universidades.
El otro aspecto que será definitivo es ofrecer la posibilidad de que los alumnos aprendan según sus intereses y no solo por currículos que se establezcan iguales para todos. La ciencia ha demostrado que cuando el ser humano siente una conexión emocional aprende mejor y más rápido. n