Entrevista
“El principal error que cometen los padres es no creer a un hijo víctima de abuso"
La violencia contra los menores de edad es uno de los peores cánceres que afectan al mundo. Semana Educación habló con Walter Lambert, experto internacional sobre el tema.
En el contexto del XXIV Congreso Colombiano de Prevención y Atención del Maltrato Infantil, que organiza la Asociación Afecto, varios especialistas se reúnen en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá, con el objetivo de visibilizar la importancia de afrontar las diferentes formas de abuso que se generan en la vida de los menores de edad.
Uno de los invitados internacionales, Walter Lambert, ha trabajado durante años en la identificación y prevención del maltrato infantil. El director del Equipo de Protección de los Niños de la Universidad de Miami y miembro del Consejo Académico de la Asociación Afecto, ha dedicado el grueso de su carrera a atender a menores víctimas de diferentes tipos de violencia.
Semana Educación habló con este médico pediatra sobre los efectos de esta violencia y la mejor manera de identificarlo y prevenirlo.
Semana Educación (S.E.): ¿Qué consecuencias a largo plazo tiene el maltrato infantil?
Walter Lambert (W.I.): Cuando estamos hablando del abuso físico, hay varias consecuencias para la salud. En un estudio grande que salió sobre experiencias traumáticas de la niñez se demostró que las personas que decían que habían sido maltratadas tenían muchos más problemas médicos a sus 50 o 60 años. Hoy sabemos que quienes han tenido maltrato en la niñez tienen más altos riesgos de contraer enfermedades autoinmunes como el lupus. Eso no parece verdad, pero estadísticamente hay una relación.
Si hablamos de abuso sexual hay consecuencias como actividad sexual más temprana y otras cosas. En México, hace como 20 años un pediatra forense encontró que las niñas que habían sido abusadas sexualmente por alguien de su familia tenían en la adolescencia índices más altos de obesidad. Casi como diciendo: "me voy a hacer menos atractiva".
Pero la parte que yo creo tiene las peores consecuencias es la emocional.
S.E.: ¿Por qué? ¿Son más difíciles de medir?
W.L.: Exacto. El problema con el abuso emocional es que es en el alma, en el cerebro, y no se puede ver de afuera. Además, como este es un campo nuevo, las herramientas para mirar las consecuencias del abuso emocional únicamente lo estamos empezando a obtener. Igual yo creo que cualquier persona entiende que hay consecuencias serias.
Otra cosa es que el castigo físico va desde algo socialmente aceptable, hasta personas que rompen piernas, es un espectro muy grande. Y las consecuencias varían. Además, el efecto en un niño pequeño va a ser diferente que en un adolescente.
S.E.: Castigar físicamente a los hijos, ¿dónde se traza la línea entre lo que es aceptado y lo que ya es demasiado?
W.L.: El problema con la línea es que va cambiando. Por ejemplo, en Estados Unidos nunca se firmaron los derechos de los niños y en ningún estado es contra la ley golpear a los hijos. Pero yo le puedo decir que hay cosas que eran aceptables cuando era chiquito que hoy en día son consideradas abuso. Aunque la ley no ha cambiado, nosotros hemos cambiado.
Antes se decía que "le letra con sangre entra", que significaba que en las escuelas golpeaban mucho y hoy en día eso es casi desconocido y sabemos que por pegar a los niños no aprender más. Yo creo creo que es un cambio cultural.
S.E.: ¿Cómo se materializa ese cambio?
W.L.: ¡Hablando del tema! Hay cada vez más gente que decidió no seguir ese patrón de golpear a los hijos. La gente misma ha decidido que esto no funciona. Y la otra cosas grandísima es admitir que la gente tiene derechos.
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S.E.: ¿Todo el castigo físico es malo?
W.L.: Yo creo que hay maneras mejores de disciplinar. No hay duda que los niños se comportan mejor cuando sus padres saben cómo disciplinarlos efectivamente que cuando son castigados físicamente. Entonces también es un tema de que no es eficaz. A un niño se le tiene que enseñar límites, eso no se aprende solo. Lo que pasa es que la gente que no sabe cómo.
Personalmente creo que es un paso bueno eliminar el castigo físico porque eso nos ayuda a acabar con muchas situaciones negativas. Quizás nunca vamos a eliminar todo el maltrato, pero hay muchos tipos concretos que podemos ir acabando, y claramente decir que el maltrato físico es malo ayuda.
S.E.: ¿Qué errores cometen los padres cuando tienen un hijo víctima de abuso?
W.L.: No creerles. La gran mayoría de niños que han sido abusados sexualmente lucen normales en el momento en que nosotros les hacemos un exámen físico. Entonces los padres los tachan de mentirosos y eso los pone en una situación de mayor vulnerabilidad. El perpetrador le ha dicho al niño "si dices algo nadie te lo va a creer", y luego la familia lo corrobora. En el abuso sexual mucho es muy importante cómo responde la familia.
S.E.: ¿Los niños son conscientes de que está pasando algo malo?
W.L.: Lo que pasa muchas veces es que el abusador es una persona de confianza, y el hecho no es un acto violento. Muchas veces el perpetrador trata al niño muy bien, es una relación especial, y para los niños en el momento es algo normal. Estos tipos son muy buenos en hacer creer que a los niños les gustan. Además, la verdad es que si le tocan el pene a un niño de 10 años no es que sea una experiencia dolorosa, todo lo contrario. El trauma es cuando ellos crecen y entienden que no todo el mundo tiene esta relación con su tío o su papá o el sacerdote, etc. Entonces aparece el trauma de "por qué no me defendí".
S.E.: ¿Cómo se curan esos traumas?
W.L.: Con terapia. si es trauma físico, va a ser terapia física. Si alguien te quema alguien tiene que hacer el tratamiento médico. Y para el trauma emocional, un tratamiento por alguien que sabe que es el maltrato y que quiere ayudar al niño a que entienda qué fue lo que le pasó y que no fue su culpa. Ahora, la terapia no es solo para curar, sino también para prevenir. Porque si la próxima vez alguien los trata de tocar, ellos dicen que no y le cuentan a los papás.
La terapia no tiene que ser la vida entera, pero a lo mejor va a tener que volver en otros momentos de su vida. Eso también depende del momento. En Estados Unidos, por ejemplo, después de que salió la película Precious (que trata de la vida de una adolescente obesa víctima de diversos abusos), muchas personas reportaron abusos que sufrieron en su niñez.
S.E.: ¿Qué tan común es el abuso sexual en las sociedades?
W.L.: Recuerde que únicamente sabemos lo que sabemos. En Estados Unidos más del 30 % de los casos los reportan cuando ya son adultos. Pero las cifras están bajando. Interesantemente cuando la economía decayó en 2008 aunque subió la violencia intrafamiliar, el abuso sexual siguió bajando, que significa que estamos haciendo algo bien.
Colombia, si se compara con Latinoamérica, está dentro de lo esperable. Las cifras de 5 a 18 años son muy similares a las de otros países, entendiendo que hay guerra interna -que siempre sube el abuso- . Sus cifras de 0 a 5 años son muy bajas comparadas con Estados Unidos o Europa, pero yo creo que es porque no las están reconociendo. Una de las cosas que tienen que trabajar aquí es que a veces en los diagnósticos no priorizan el maltrato.
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S.E.: ¿Y en Latinoamérica?
W.L.: Según como se mire, América la consideran como uno o dos continentes. Si se considera a Sudamérica como continente (es decir, si se deja a los países del Caribe aparte), los avances en materia legal son grandes en la región. Sudamérica probablemente va a ser el primer continente en proclamar ilegal el castigo físico, yo creo.
Sin embargo, en muchos lugares de Latinoamérica hay un tema de pensar que el maltrato que reportan los niños no es verdad, sino una fantasía del menor... ¡como si alguien pudiera hablar de algo de lo que no ha tenido experiencia! Uno no puede dar una descripción de algo en su cuerpo si no lo ha vivido. No se puede tener un sueño de algo si no es en su realidad. No se puede soñar con sexo si no se ha tenido sexo. Es difícil describir algo que no has vivido.
S.E.: ¿Los mismos padres prefieren no creer?
W.L.: Es más fácil negarlo que creerlo porque es un tabú horrible. A veces el abusador es una persona tan buena que es preferible no creer, como lo que ha pasado con la iglesia católica en Estados Unidos. La gente los defiende diciendo: "no, es que él es tan carismático" ¡Pues claro! Esto pasaba porque eran hombres muy carismáticos, justamente.
Es más fácil pensar que no eso no pasa, o que no pasa en gente parecida a mí. Pasa en el campo o en las regiones apartadas. La gente dice "¡ah!, por allá eso se ve de todo, pero no en mi barrio, no en mi escuela, no en mi familia".
S.E.: Entonces, ¿los niños siempre dicen la verdad?
W.L.: Pues yo creo que hay que oirlos. No quiere decir que todo tiene que judicializarse, por diferentes razones. Pero sí creo que hay que escucharlos siempre y que les tenemos que creer. Los niños mienten, claro, pero para salirse de algo malo. ¿Si uno habla de abuso sexual, se sale de algo malo? Por el contrario, se mete en un problema grandísimo.
A nosotros la gran mayoría de casos nos los reportan los maestros. ¿Por qué? los maestros entienden el lenguaje de los niños, los conocen, los ven todos los días y el niño les tienen confianza. El niño escoge a quien contarle. Por eso si un alumno se acerca a contarte algo eso te pone una gran responsabilidad. No hay que llamar al trabajador social de la escuela o al psicólogo. Se lo dijo a usted, no a ellos, por una razón.
S.E.: ¿De qué patrones o síntomas deben estar pendientes los papás?
W.L.: Lo importante es darle permiso al niño a hablar y no ponerse bravo por lo que digan. Hay que tener una relación, no de mejor amigo, pero sí de escucharlo mucho. No hay ningún estudio que diga que tal comportamiento equivale a tal maltrato. Cambios de comportamiento uno tiene que ponerle atención, pero uno no puede hacer el diagnóstico basado en eso únicamente. Tampoco es que un cambio de comportamiento necesariamente significa abuso.
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