CURIOSIDAD
Abren escuela para aprender a ser prostituta
La Asociación de profesionales del Sexo, Aprosex, es la encargada de dictar este curso que dura cuatro horas intensivas en España.
La prostitución es el oficio más antiguo del mundo, al menos eso es lo que se cree popularmente; pero lo cierto es que hasta el día de hoy no se conocía la existencia de un curso para formar profesionales en esta labor. Conxa Borrell es prostituta desde hace siete años y la presidenta de la Asociación de Profesionales del Sexo (Aprosex). Borrell, junto con Cristina Garaizabal, psicóloga clínica con más de treinta años de experiencia en el mundo del sexo, imparten este curso en Barcelona, donde tiene su sede la asociación.
Aproxes también funciona como una ONG que lucha por la defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales. Su tarea principal es la normalización y legalización de esta labor, no solo en el país europeo, sino en el resto de continentes. En España la prostitución no es ilegal, aunque tampoco legal. Cada municipio tiene la potestad de regular su ejercicio en el espacio público por medio de ordenanzas cívicas. El Código Penal de ese país sí es claro a la hora de establecer los delitos y las penas por prostitución de menores, prostitución forzada o coaccionada y por el acto de lucrarse a partir de la prostitución de otra persona.
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Esta escuela, la única del mundo, planea abrir otra sucursal en Madrid. El curso tiene un valor de 45 euros (aproximadamente 140.000 pesos colombianos) y convierte en profesionales a las estudiantes en tan solo 4 horas de clases intensivas.
“Todas las profesiones se aprenden y la prostitución no es la excepción”, dice Borrell. “Les enseñamos todos los temas referentes a ejercer este oficio, desde lo más básico, como hacer la agenda y escoger los lugares, hasta lo más complejo como saber decirle no a un cliente”, explica.
El programa se divide en varios módulos: ‘¿Por qué quiero dedicarme a la prostitución?’, ‘Insistiendo… ¿De verdad deseo ser prostituta?’, ‘¿Pensaste en los inconvenientes?’, ‘¿Me siento preparada para ejercer esta profesión?’, ‘Pequeños y no tan pequeños trucos del sexo’, ‘Introducción al Estigma Puta y sus consecuencias anímicas’, ‘La profesionalización de las trabajadoras del sexo’, ‘Fondos y planes de ahorro’, ‘Hacienda y seguridad social’ y ‘Marketing para trabajadoras sexuales’.
Las clases buscan que las alumnas tengan claro que la prostituta no es una víctima de la sociedad, pues a pesar de que los hombres pagan, “ellos no son los que mandan”, dice Borrell. “Además, el trabajo de una prostituta es como el de un médico, un arquitecto o un abogado. Al final es la sexoservidora quien decide cómo, cuándo y si acepta el trabajo”, agrega.
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En Colombia, la prostitución no es ilegal, ni está penalizada, pero no existe un marco jurídico que proteja los derecho de los trabajadores y trabajadoras sexuales que lo ejercen voluntariamente, como se admite en la sentencia T-629 de 2010.
En 2013, el senador Armando Benedetti presentó el proyecto de ley 079 que pretendía reglamentar el ejercicio de la prostitución en el país. Pero el proyecto solo llegó a primer debate y fue a plenaria en el Congreso. La propuesta no ha tenido más avances. En su momento la iniciativa despertó fuertes críticas. “Las monjas creen que yo quiero que haya más putas y las putas creen que yo las quiero acabar”, afirmó el senador.
Hubo quienes estuvieron (y están a día de hoy) de acuerdo con esta iniciativa que implicaba garantizar los derechos de quienes ejercen la prostitución, en su mayoría mujeres. “Creemos que hay que hacer frente a la situación, realizar estudios que permitan dimensionar y fortalecer el movimiento en pro de los derechos de las trabajadoras sexuales, para garantizar el acceso a la justicia, a la salud y al mínimo vital”, expuso a Semana Educación un responsable de la Fundación Esperanza, una ONG colombiana que trabaja a favor de las víctimas de la trata de personas.
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El profesor Franklin Gerly, por su parte, señaló a esta publicación que no se ha avanzado en la discusión a fondo sobre la prostitución porque "hay personas a las que no les conviene que se reglamente; les beneficia la informalidad".
Sólo en Bogotá hay 2.721 trabajadoras sexuales, según la caracterización realizada por la Secretaría de Integración Social entre el año 2009 y el 2012. De acuerdo con el Ministerio de Salud, solo en Medellín, Barranquilla, Cali y Bucaramanga existen 3.753 personas que se dedican a la prostitución.
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