| Foto: Universidad Icesi

OPINIÓN

Carta de una estudiante trans a todas las mujeres

Natalia Salas Herrera es la primera estudiante transgénero de la Universidad Icesi. Con esta columna le rinde homenaje a todas las mujeres que luchan cada día por sus derechos.

2 de marzo de 2017

Cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha que se hace extensiva a todo el mes para conmemorar la lucha del género femenino en pro de una igualdad al mismo nivel que sus homólogos hombres y que todavía en la actualidad se le niega en todos los países del mundo. A propósito de esta celebración, Semana Educación reproduce la carta de Natalia Salas Herrera, la primera estudiante transgénero de la Universidad Icesi con la que busca homenajearlas. 

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A sus 33 años, Salas, que estudia una maestría en Derecho de la Modalidad de investigación en la institución de educación superior y es asistente de investigación del Grupo de Acciones Públicas (Gapi), se ha convertido en una defensora de la mujer desde la academía, apoyando los temas de género desde su posición transgénero porque, como ella misma indicó a esta publicación, "si ser mujer en Colombia es de alto riesgo, ser una mujer trans lo es muchísimo más". Afortunadamente, continúa, pudo superar las barreras de la discriminación que se le presentaron en el camino y asumir su presente para reivindicar estos derechos que como ser humano merecen ser protegidos. 

Este es el documento íntegro: 

Es innegable. Las flores se ven hermosas. ¿Pero saben? Permítanme dudar si he de recibirlas. Quiero alejarme un poco de esa formalidad implantada, de esos automatismos para responder los comentarios melosos con que suelen inundarme hoy los varones. "Una flor para otra flor". Si mi esposo me quiere tanto, ¿por qué no quiere dejarme seguir estudiando? ¿Por qué le dieron celos cuando tuve la posibilidad de acceder a un trabajo con mayor remuneración que la suya? ¿Por qué no me ayuda nunca con las tareas de la casa?

Hace unos meses ya, viniendo para la empresa, un tipo me acosó en la buseta. ¡Fue horrible! Cuando llegué en medio del shock, mi jefe, el mismo que tiene por costumbre decirnos poesía esta fecha, no hizo sino repetirme: "eso le pasa por vestirse como se viste".    

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Son cuatro mujeres asesinadas diariamente en Colombia por el hecho de serlo. Una violencia ejercida principalmente por sus parejas y exparejas,  como si fuésemos de su propiedad. "Si no es mía, no será de nadie".  Por los estereotipos de género que nos confinan a desenvolvernos en el ámbito del hogar y las labores de cuidado, sólo un poco más de la mitad de las mujeres puede participar del mercado laboral. Para nosotras, la tasa de desempleo es casi el doble que la de los hombres. Por hacer el mismo trabajo que nuestros pares masculinos, recibimos el 58 % de su salario y somos relegadas de los puestos de dirección. Las mujeres trans de nuestro continente esperamos vivir en promedio hasta los 35 años, la menor esperanza de vida que pueda haber para un grupo poblacional cualquiera.

¡Son tantas y tantas caídas! En la lucha por demostrar que nuestra humanidad es plena y completa, que no dependemos de los hombres para alcanzar la realización personal. Que nuestros propósitos no son inferiores y que ellos no tienen el rol redentor para rescatarnos de un proyecto de vida supuestamente inconcluso. Es repudiar la violencia en todas sus manifestaciones, pero haciendo énfasis en que la violencia contra nosotras tiene unas condiciones específicas a la sumisión y marginación que históricamente hemos padecido.

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Por todas aquellas que se dejaron la vida para que hoy podamos estar estudiando, para que podamos votar, para que podamos tener bienes. Por todas las olvidadas de la historia que no pudieron concretar sus anhelos de ser  científicas o artistas y debieron resignarse a una vida sin aspiraciones. Por las que no renunciaron a sus aspiraciones y fueron señaladas de "brujas" previo paso a la hoguera. "Brujas" les decían hace unos siglos. "Feminazis" les dicen por estos días. A todas ellas las recordamos y honramos hoy, recibiendo estas flores en un acto de recuerdo a su ejemplo y respeto a su memoria. Su sacrificio no ha sido en vano. 

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