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Estudiar psicología: una encrucijada entre la demanda del mercado laboral y los bajos salarios
Laura Colmenares, alumna destacada y egresada de la Universidad Pontificia Javeriana, le contó a SEMANA cómo logró su sueño de ser psicóloga, sus percepciones frente al mercado laboral y la importancia de las pruebas de Estado en su formación profesional.
Hace unos años, las empresas y reclutadores buscaban profesionales cuyos perfiles se destacaran por sus habilidades duras. Sin embargo, con el paso del tiempo, las habilidades blandas se han ido posicionando como un criterio fundamental a la hora de entrar al mercado laboral.
En la nueva normalidad ya no basta con tener una amplia experiencia, conocimientos técnicos y trayectoria académica. Si bien estos son factores muy importantes, también lo es el que los profesionales demuestren su capacidad para adaptarse a los cambios, responder ante las crisis y tomar decisiones asertivas. De igual forma, las organizaciones demandan personas cada vez más creativas, innovadoras, curiosas, con pensamiento crítico e inteligencia emocional. Y es hora de que las universidades ayuden a que los estudiantes desarrollen estas habilidades.
De acuerdo con Eliana López, executive manager de Michael Page, “los colaboradores ya no solo están motivados por el salario o el plan de carrera, también buscan un ambiente de trabajo propicio para explorar todo su potencial a través de experiencias positivas”.
En este sentido, la psicología se enlista entre las carreras que más demanda el futuro, sobre en todo en un momento de incertidumbre y cambio constante como el que está viviendo el mundo actualmente. Así lo sabe Laura Colmenares, psicóloga egresada de la Univerdad Pontificia Javeriana.
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Una inyección de confianza
A veces hace falta una señal para saber que se va por el camino correcto. Esa la recibió Laura Juliana Colmenares, una cucuteña de 22 años que se mudó a Bogotá en 2016 persiguiendo el sueño de ser psicóloga. Su esfuerzo y dedicación la llevaron a tener el puntaje más alto en las pruebas Saber 11° de 2015 y hace dos meses se graduó de Psicología en la Pontificia Universidad Javeriana, luego de haber estudiado becada por cinco años y de superar los retos que implica mudarse a otra ciudad. “Acá sí era”, dice.
Desde el primer momento se guio por un lema jesuita que refleja la cultura de su universidad: ser más para servir mejor. Por ello, su compromiso universitario fue formarse para impactar y transformar la vida de las personas.
En enero de 2020, recibió los resultados de la prueba Saber Pro como una inyección de confianza; “cuando uno se esfuerza, y yo he sido muy comprometida a lo largo de la carrera, ve que hay frutos. Eso es muy gratificante”, destaca.
Sin embargo, asegura que esta fue una experiencia muy distinta a la de presentar el Icfes, puesto que era un ejercicio más de autoevaluación que una prueba que definiría su futuro. Eso no significa que no tuviera nervios y ansiedad. “Las pruebas de Estado te obligan a tener rigor como persona”, resalta. Por eso, antes y durante la prueba estuvo muy estresada por el manejo del tiempo, por el cansancio y lo desconocido del cuestionario.
El ‘camello’ es conseguir trabajo
Hoy, Laura trabaja para una fundación, pero reconoce que no todos tienen esa posibilidad. Cree que son varios los desafíos de los jóvenes para entrar al mercado laboral: la experiencia, el salario, en qué trabajar.
Sobre todo, le preocupa que aún su carrera sea infravalorada, con salarios menores y con la creciente tendencia del coaching pisándoles los talones a los psicólogos. Esto, reclama, se debe a una jerarquización de los saberes, la cual resulta frustrante si se tienen en cuenta que todas las profesiones requieren una rigurosidad y un nivel de formación específicos, y no pueden ser medidos con la misma vara.
Con base en los datos del Servicio Público de Empleo (SPE), el Ministerio de Trabajo resalta que “algunos de los cargos mejor remunerados son los Médicos especialistas, seguido de directores de publicidad y relaciones públicas y directores de investigación y desarrollo, desarrolladores web, directores de servicios y tecnología, entre otros, cuyos salarios ofrecidos superan los $3.500.000″.
Una cifra alejada del salario estimado que reciben los psicólogos. De acuerdo con el Observatorio Laboral para la Educación del Ministerio de Educación, los profesionales de esta área reciben un ingreso promedio de $1.826.457.
Pese a los desafíos que plantea el mercado laboral, Laura expresa un sentimiento de gratitud y de deber cumplido con su facultad y con su profesión por los resultados alcanzados que hoy le han permitido ejercer su carrera.
“En el gremio uno no solo se representa a sí mismo, sino que representa al colectivo del que uno hace parte”, destaca.