Cumbre Líderes por la Educación
¿Humanizar la tecnología? Así transformó Áreandina su modelo educativo
La institución creó el Observatorio de Humanismo Digital, un centro que desarrolló en alianza con el gobierno de Austria para conocer, a través de la data, las implicaciones de la tecnología en los jóvenes y cómo se puede aprovechar su poder en las aulas. *
La tecnología llegó para quedarse. El mundo ya está ad portas de la Quinta Revolución Industrial, en la que la Inteligencia Artificial, la automatización y la robotización seguirán siendo protagonistas. Todos estos avances no serían posibles sin el ser humano y por eso resulta tan importante rescatar los valores y la ética como pilares fundamentales para la construcción de una mejor sociedad.
Precisamente esta es la base del humanismo digital, que como precisó el rector de la Fundación Universitaria del Área Andina, José Leonardo Valencia, “busca humanizar todos los procesos digitales y tecnológicos de tal manera que el protagonista sea el ser humano, porque nos estamos deshumanizando”.
Hoy en día la información fluye de una manera diferente, a un ritmo acelerado, y cualquier paso que se dé en materia tecnológica tiene impactos en la sociedad. “Hoy los muchachos y las nuevas generaciones buscan respuestas y las obtienen de manera inmediata. En el caso de las generaciones anteriores, llegar a una respuesta tomaba mucho tiempo, y por eso las dinámicas de los jóvenes son diferentes. Aunque la tecnología facilita la vida, no debemos perder la perspectiva y caer en los aspectos negativos”, reflexionó el rector.
La Fundación Universitaria del Área Andina viene trabajando en el tema y ha encontrado en el país de Austria, abanderado en humanismo digital, un gran aliado. “Es el único país en el mundo que en la Unión Económica Europea, en Bruselas (Bélgica), tiene un embajador hablando del humanismo digital, socializando todo lo que se debe rescatar desde lo humano para construir unos cimientos fuertes desde la ética”. Valencia recordó al historiador israelí Yuval Noah Harari, quien dijo: “el hombre y la humanidad en algún momento se pueden perder. Si no existe humanidad, no existe lo humano”.
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El reto es grande y las instituciones educativas son conscientes de ello. “La educación, en general, está trabajando en el tema. Pero no es exclusivo de las universidades, sino que se debe afrontar desde la educación inicial de los niños. El factor humano y las materias sociohumanísticas van a tener un componente fundamental. Hoy, por ejemplo, no hablamos solo de formar un buen ingeniero, sino que además debe ser un excelente ser humano”, precisó.
Para alcanzar ese objetivo, también es importante enseñarles a los docentes a aprender y a desaprender para que en las aulas de clase puedan potencializar las habilidades de los estudiantes, trabajando en la solidaridad, la responsabilidad, la comunicación asertiva, el positivismo y la felicidad.
Observatorio de Humanismo Digital
Estas nuevas tendencias motivaron la creación del Observatorio de Humanismo Digital de la Fundación Universitaria del Área Andina, una iniciativa que justamente nació en conjunto con Austria. “Venimos investigando y evaluando los comportamientos del ser humano frente a la tecnología. Vemos que hay muchachos que no salen de sus casas y que esos niños dejan de socializar, cocrear y de trabajar empáticamente con otros por estar conectados a una pantalla. Con este Observatorio buscamos dimensionar por medio de la data lo que está sucediendo, evaluar las conductas que están asociadas con los temas tecnológicos y entender que todos somos diferentes y que desde esas diferencias podemos construir sobre lo humano en las aulas de clase”, explicó Valencia.
Uno de los hallazgos más importantes tiene que ver con las redes sociales, pues directamente interfieren con la salud mental y la felicidad de los jóvenes, “al tener como referentes a personas que distorsionan la realidad”. Así mismo, el estudio decidido del Observatorio sobre la nueva brecha social denominada “Brecha Digital”, incluye múltiples aspectos de la apropiación de las tecnologías, como las capacidades digitales de las personas, los valores que se asocian a su uso y los factores que inciden para su apropiación. También se relaciona con los grupos que no hacen uso de la tecnología aunque existan condiciones de acceso. En este sentido, un uso consciente y cualificado de la tecnología marca diferencias en términos de exclusión digital y participación ciudadana.
Valencia concluyó que la educación enfrenta un enorme desafío donde el foco debe ser lo humano, la ética y los valores. “Las universidades son el espacio adecuado para potencializar las habilidades y construir las bases sólidas para el futuro, pero también para trabajar por entregarle a la sociedad buenos seres humanos”.
*Contenido elaborado con apoyo de la Fundación Universitaria del Área Andina