EDUCACIÓN

Las peticiones de las universidades de Medellín al Gobierno de Petro

Los centros académicos se pusieron a disposición de la nueva administración para tramitar el diálogo nacional que impulsa Gustavo Petro.

24 de junio de 2022
Universidad de Antioquia.
Universidad de Antioquia. | Foto: Universidad de Antioquia

La agrupación de los centros académicos de educación superior de Antioquia, nombrado como el G8, emitió un comunicado en el que plantea el papel que están dispuestas a asumir una vez Gustavo Petro y Francia Márquez tomen posesión en sus cargos como presidente y vicepresidenta de Colombia.

El texto fue firmado por los directivos de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, Universidad Pontificia Bolivariana, Universidad Eafit, Universidad EIA, Universidad de Antioquia, Universidad de Medellín y la Unilasallista.

La misiva está encabezada por unas felicitaciones para los líderes del Pacto Histórico y una advertencia: “El grupo de rectores renueva su compromiso, desde la misión universitaria, en aportar a la construcción de las transformaciones que requiere el país”, se lee en el texto.

Paso seguido, reconocieron que el propósito que los une es materializar el sueño de consolidar una formación académica de alta calidad y ven con expectativa lo que se podría llevar a cabo en los próximos cuatro años porque una de las principales banderas de Petro es la educación.

Recientemente, él les pidió a los mandatarios locales del país que alistaran lotes saneados para construir universidades y colegios. Desde Antioquia le respondieron con varias propuestas que extenderían la oferta de educación superior en Medellín y algunos municipios de las nueve subregiones.

En ese sentido, “invitamos a los colombianos y a nuestras comunidades universitarias a unirnos para aportar al desarrollo de las propuestas del nuevo gobierno con respeto, independencia y sentido crítico y constructivo”, agregaron los rectores del G8 del departamento.

Un párrafo del apartado trae a la discusión el miedo que habría penetrado en la sociedad la aspiración presidencial que podría frenar el cumplimiento de los objetivos indispensables para la nación. Los rectores coincidieron en que “no es un cambio para profundizar el sectarismo (…) El cambio consiste precisamente en dejar el odio atrás”, tal y como lo mencionó el mandatario electo en su discurso del 19 de junio.

Frente a este escenario, pusieron a consideración de que uno de los asuntos más urgentes que requiere Colombia es soltar la polarización que se agudizó durante el período de la campaña presidencial.

Para enfrentar este reto ofrecieron las capacidades de los centros universitarios para tramitar los problemas que hoy retan a todas las orillas: gobierno entrante, instituciones del Estado, sector productivo y las propias comunidades.

“El conocimiento académico y científico que se genera y comparte desde nuestras universidades seguirá contribuyendo a la materialización de los proyectos más importantes que requiere la nación con el objeto de mejorar la calidad de vida de la población con criterios de justicia y equidad”, sigue el curso la carta que fue enviada a Gustavo Petro y Francia Márquez.

A juicio de los ocho rectores de las principales universidades de Antioquia, el acceso a la educación superior y la articulación de todo el sistema deberá ocupar un renglón importante en el plan de desarrollo de la nueva administración nacional que tomará posesión el próximo siete de agosto.

Las labores por resolver están direccionadas en la construcción e implementación de políticas públicas en torno a los temas de financiación, cobertura, calidad educativa y avance de la ciencia, la tecnología y la innovación desde una percepción integradora.

Por otro lado, los directivos resaltaron la propuesta de impulsar un diálogo nacional desde las regiones para gestionar las reformas que se plantearon en el proyecto político que ganó la elección.

“Las universidades somos los espacios naturales para la deliberación pública y para la búsqueda de soluciones conjuntas; por tanto, nuestros claustros, nuestras voluntades y capacidades estarán abiertas para posibilitar una conversación de país que se sustente en el debate civilista —que excluya tajantemente la violencia de los campus universitarios—, que nos permita encontrar miradas comunes y participativas para llegar a los cambios reales y sostenibles que demanda nuestro país”, concluyeron los integrantes del G8.