REDES SOCIALES

Las redes sociales: un espacio para el sexo y matoneo

Internet se ha convertido en un portal en el que la vida se hace pública. Los niños y jóvenes están expuestos al matoneo y a la pornografía infantil. ¿Cómo resolverlo?

7 de abril de 2016
La Web ha hecho que los jóvenes cambien su forma de relacionarse. | Foto: Archivo Semana

Facebook se ha convertido en una alternativa para socializar en los colegios. Cuando los niños llegan a sus casas, se sientan durante horas frente al computador: chatean con amigos, con jóvenes de otros cursos, y de diferentes colegios, con los que quizá no han cruzado una palabra por fuera de las redes sociales. Miran fotos, videos, comentan y dan ´likes´. Es casi una vida paralela a la que le destinan más tiempo libre y energía que a las relaciones cotidianas.

Hasta ahí, el problema era que los jóvenes no estudiaban, ni disfrutaban los momentos familiares, porque pasaban la mayor parte del tiempo libre en Facebook. Sin embargo, la preocupación es que las tensiones sociales, que antes ocurrían en el colegio, durante el horario escolar, ahora tienen un espacio ilimitado. Las redes sociales están en todas partes con conexión de Internet, y tienen un horario sin restricciones.

Facebook se ha convertido en una plataforma en la que el matoneo es público y constante. Según un joven de décimo grado de un colegio privado de Bogotá, los estudiantes aprovechan para ridiculizar las fotos de compañeros. Por ejemplo, si alguien publica la foto de Jorge Luis Borges le escriben: “uy, tan intelectual”, o “ni siquiera lo ha leído”. En algunos casos, crean perfiles falsos con el nombre de algún estudiante, y hacen declaraciones en las que afirman que “acaban de salir del closet”, y le envían pornografía a todos los contactos.

A veces solo se trata de burlas aisladas que se limitan a comentarios incómodos. Pero según una profesora, las fotos y las discusiones que generan se pueden convertir en verdaderos problemas. En una ocasión, un joven se tomó una ´selfie´ en la que aparecía sin camiseta y la publicó en Facebook. A las pocas horas, jóvenes de todos los grados del colegio comentaban sobre sus inclinaciones sexuales, mientras que otros lo defendían.  

Un estudiante de catorce años contó que en muchas ocasiones, las conversaciones en Facebook terminan en temas sexuales. Pasan de confesiones, reales o imaginadas, a intercambios de fotos. Es muy común dentro del colegio, según afirmó, que después de recibir una foto íntima, se amenace con hacerla pública en caso de que no siga enviando más. También contó que las fotos terminan por filtrarse y por circular dentro del colegio, algunos “tienen fotos de varias de las estudiantes más bonitas”. 

Otros medios de comunicación se han enfocado en que los criminales manipulan a los jóvenes. Pero desconocen las dinámicas internas de los colegios, en las que los intercambios de fotografías y las conversaciones sexuales son cotidianas. Lo que ocurre es que criminales dedicados a la pornografía infantil y a las extorsiones, se insertan dentro de las dinámicas existentes para aprovecharse, no crean situaciones ajenas. 

¿Soluciones?

Un profesor de un colegio privado de Bogotá sostuvo que los papás llegan angustiados, y le delegan la responsabilidad al colegio. Los profesores, sin herramientas, se limitan a discutir sobre el problema de la vida privada en las direcciones de grupo, mientras que los estudiantes los miran incrédulos. Después, cuando los maestros manifiestan ante las directivas su incapacidad para resolver la situación, las psicólogas entran al aula.

Y después de algunas sesiones en las que hablan sobre el cuidado del cuerpo, la responsabilidad, la cuestión se da por zanjada. Sin embargo, después de preguntarle a estudiantes de colegios de Bogotá, los jóvenes en general dudan sobre los consejos de las psicólogas. Un estudiante afirmó que “no les cree y que no considera que ellas tengan conocimientos sobre lo que hablan”.

En muchos casos, los papás toman la decisión de prohibir. El problema es que dentro de las redes sociales los estudiantes construyen vínculos: organizan fiestas, hacen trabajos, y hablan sobre el día a día. El sexo es solo uno de los temas de conversación. Entonces, al impedirles usar la plataforma más importante para establecer relaciones sociales en el colegio se les causa un daño, que según una profesora entrevista, ha hecho sufrir a algunos estudiantes más que el matoneo.

Semana Educación recomienda que se hable tanto en la clase como en la casa sobre el tema. Pero no se trata de hacer reflexiones abstractas con moralejas sobre el cuerpo, a las que los jóvenes ya están acostumbrados y repiten mecánicamente, sino de discutir sobre la sexualidad sin evasivas. Se recomienda apelar a la autonomía y al respeto, y no a la intimidación, ni al control mediante aplicaciones que les permitan a los padres leer los chats de los jóvenes.