FAMILIA

Las cuatro tareas clave de la nueva directora del Icbf

Juliana Pungiluppi contará con una cartera de cerca de 6 billones de pesos para tratar los temas cruciales de los menores de 18 años, que van más allá del cuidado y la nutrición.

30 de agosto de 2018
Pungiluppi se posicionó el pasado 27 de agosto. | Foto: Foto: cortesía Icbf.

Con más de 15 años de experiencia en la creación y ejecución de políticas de desarrollo social, Juliana Pungiluppi se posesionó como la nueva directora del Instituto de Bienestar Familiar (Icbf), una de las instituciones con mayor peso en el país. Y no es para menos: su presupuesto total es de 6,49 billones de pesos, recursos que deben cubrir temas de funcionamiento de plantas, financiación de programas y atención a la infancia y adolescencia para su desarrollo y protección. Pero su importancia va más allá.

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Esta entidad, debe trabajar de manera coordinada con el ministerio de Educación, un despacho que solo cuenta con dos viceministerios, siendo uno de ellos el encargado de la enseñanza de todos los niños menores de 18 años, sin distinción, entre las etapas de desarrollo de los niños y niñas. Ante esa responsabilidad, el Icbf acompaña procesos, sobretodo, en lo relacionado con la primera infancia con el fin de impulsar la atención integral a los infantes.  

En ese sentido, la relación entre el Icbf y el MEN es crucial: el acompañamiento del Instituto de Bienestar Familiar al viceministerio encargado de grupos como la primera infancia es responsable de lograr un paso acertado entre esta etapa y la educación básica. Y a partir de ese espectro que se desatan el resto de desafíos a los que Juliana Pungiluppi y su equipo tendrán la responsabilidad de hacerles frente. Expertas en la educación pusieron sobre la mesa los siguientes:

1. De Cero a Siempre para la primera infancia: lo que inició como un programa apadrinado por la oficina de la primera dama se elevó en 2016 a política de Estado. Entre las mujeres que trabajaron por la atención integral de los niños de cero a cinco años (protección, salud, nutrición y educación inicial) está Constanza Alarcón, actual viceministra de Educación Preescolar, Básica y Media. De manera que la tarea con la primera infancia será aunar esfuerzos para responderle al país con esta política que, con el cambio de primera dama,  aún está a la espera de que se defina quién va a liderarla.

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Cristina Gutiérrez de Piñeres, directora ejecutiva de Genesis Foundation, conocedora del tema, opina: “Es importante una reglamentación de la prestación del servicio de educación inicial y es justamente uno de los grandes retos de articulación entre el sector educativo y el Icbf: el gran debate es lograr que en efecto se garantice la atención  integral a los 2’875.000 infantes de estratos 1, 2 y 3 que se tiene pensado”.

2.Una apropiada transición entre etapas de desarrollo: sobre esto, Gutiérrez de Piñeres comenta que en este sentido Colombia ha estado fraccionada.  “La transición entre la atención integral y la educación son dos asuntos desarticulados. Cada uno de los sectores hace su tarea, pero se necesita una articulación que favorezca el tránsito de los niños de primera infancia a la primaria, que  mantenga la visión integral que se definió en el marco de la Ley y que realmente ayude a combatir la deserción, un fenómeno constante en este tránsito”.

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María Adelaida López, directora ejecutiva de Aeiotu, concuerda con Gutiérrez de Piñeres. La experta comenta que  para la institución debe ser importante “promover la articulación efectiva entre sectores, buscando un manejo costoeficiente de los recursos”. Es decir, el trabajo en línea entre salud, cultura y desarrollo social, con secretarías de Educación o áreas de Tics son indispensables para apoyar el servicio con el músculo monetario ideal para mejorar la atención en asuntos muy variados que van desde el internet a la cuota de maestros flotantes que cubran incapacidades.

3. Financiación: este parece ser, según las expertas, uno de los temas grandes y mayores retos para el gobierno actual. El gran reto, según Cristina Gutiérrez de Piñeres, es que a la fecha los programas de atención y educación inicial, “están desfinanciados y necesitan buscar un esquema de sostenibilidad en el tiempo”. Sobre el tema de los recursos, Isabel Segovia, gerente general de Inversiones Primera Infancia, dijo a Semana Educación que “hay una especie de juego ping pong entre el Icbf y el Ministerio de Educación sobre quién debe ser el prestador de servicios (como el primario). Como consecuencia, las decisiones se toman por quien tenga los recursos en el momento. Programas o estrategias como la de Cero a Siempre siguen teniendo un andamiaje muy débil y recursos insuficientes”.

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4. Cobertura sí, pero más calidad: este tema es uno que se desprende, casi que como efecto colateral, de la financiación. “El gobierno anterior se enfocó en parámetros de integralidad, de cobertura. Pero el desafío también está en la calidad de la prestación de los servicios, por ejemplo, en los territorios. Es necesario revisar los estándares para que los procesos sean realmente de calidad y viables en los territorios”, comentó Gutiérrez de Piñeres. María Adelaida López complementa el punto de vista de Gutiérrez de Piñeres: es fundamental ampliar el fortalecimiento de la calidad a través de la formación de maestros, agentes y líderes educativos. La cuestión de calidad habla, entonces, de que existan derechos y exigencias para todos los actores involucrados en los programas, que sean profesionales que ejerzan dentro de unos parámetros establecidos.

Sobre esto también se refirió Diana Rey, directora de Fundalectura. Rey reiteró cuan fundamental es retomar el proceso de formación y acompañamiento a los agentes educativos. “Un programa tan exitoso como Fiesta de la Lectura formó a más de 52.000 agentes y dotó con colecciones bibliográficas de primera Calidad más de 4.000 espacios de atención infantil en el país. Un estudio realizado por el Ministerio de Cultura y Fundalectura mostró que la inversión en colecciones de primera infancia arroja un retorno social de la inversión de casi 5 pesos por cada peso invertido”. Son estos procesos los que se deben retomar y priorizarse, pensando en el aporte a la sociedad a largo plazo.