Educación
“Los estudiantes no quieren un profesor sino un recreacionista”: el enorme desahogo de un maestro universitario contra los ‘millennials’
El académico colombiano Juan David Zuloaga lamentó el despido de un maestro Nueva York por una carta firmada por sus estudiantes quejándose de la complejidad de los temas de la clase.
Juan David Zuloaga, doctor en filosofía de la Universidad de Granada y politólogo de la Universidad de los Andes, cuestionó lo “asamblearia” que se ha convertido la educación en los últimos años, término utilizado por él para referirse a la práctica de los alumnos de decidir lo que debe enseñarse, es decir, “dictarle al profesor de lo que debe dictar”.
El académico escribió una columna para el Observatorio de la Universidad Colombiana, publicada este 29 de octubre, comentando el caso de Maitland Jones, profesor de la Universidad de Nueva York, despedido gracias a una carta firmada por menos de un cuarto de sus estudiantes. Lo insólito, para Zuloaga, fue la causa del despido: las calificaciones obtenidas por ellos en clases.
“El profesor ha impartido su cátedra durante décadas en las prestigiosas universidades de Princeton y de Nueva York. Hasta hace poco. Porque 82 de los 350 estudiantes que componían su curso en la Universidad de Nueva York firmaron una carta quejándose de la complejidad de los temas del curso y de las bajas calificaciones que obtenían”, contó el Zuloaga.
El caso, también documentado en un artículo del New York Times, despertó todo tipo de suspicacias en el ambiente académico del país norteamericano. Profesores como Paramjit Arora, cercanos a Maitland Jones, rechazaron su despido.
Lo más leído
“Es evidente que los rectores quieren que esto concluya y que los estudiantes se queden satisfechos para que hablen muy bien de la universidad, de tal modo que más personas postulen y siga subiendo su posicionamiento en la clasificación de la revista U. S. News”, dijo Arora al medio de comunicación en mención.
En ese contexto, Juan David Zuloaga se desahogó. “La queja no fue porque el profesor no dictara sus clases ni porque fuese impuntual ni porque dejara los exámenes sin corregir o porque faltara al respeto a los alumnos. No, la queja de los estudiantes en cuestión (vamos a llamarlos estudiantes en aras de la brevedad) era porque el profesor hacía el trabajo para el que había sido contratado, y lo hacía bien”, contó en su columna.
Zuloaga lamentó que las universidades colombianas y del mundo cambiaran tanto como para darles a sus estudiantes la potestad de definir, entre otras, el temario de las clases y su metodología. Lo preocupante, según él, son las propuestas de los estudiantes, desde la dinámica de lo trivial, o sea, lo intrascendente.
El académico colombiano confesó que él también ha sido blanco de estudiantes que, como a Jones, buscaron sacarlo mediante cartas. A los estudiantes, comenta, no les gusta que se les exija, aunque en contraste haya profesores que reconocen la importancia de exigir en la educación.
“De varias facultades de prestigiosas universidades bogotanas he tenido que salir porque no les ha gustado, ni a los directivos ni a los alumnos, mi nivel de exigencia. La última vez que los estudiantes mandaron cartica –unos estudiantes de maestría, huelga decir– tuve la fortuna de que el programa académico para el que trabajaba y trabajo está en manos de un profesor de esos de antaño que entiende aún el valor de la formación”, se lee en la columna publicada en el Observatorio de la Universidad Colombiana.
En cuanto a Jones, de 84 años de edad, se defendió de su despido argumentando qué pasó con sus estudiantes, o mejor, qué está pasando con los estudiantes en las últimas décadas. Las malas calificaciones obedecieron, de acuerdo con él, a su déficit de atención, , lo que se agudizó con la pandemia.
“Los estudiantes leían mal las preguntas de los exámenes a un ritmo asombroso (...). En los últimos dos años, cayeron por un precipicio”, dijo en la carta citada por el New York Times.