ENTREVISTA
“En Colombia, muy pocas universidades se posicionan en los rankings internacionales”
Semana Educación habló con Marta Losada, rectora de la Universidad Antonio Nariño, acerca del estado de la investigación, su inversión y la calidad de las instituciones de educación superior en el país.
Semana Educación (S.E.): ¿Cómo ve el panorama de la ciencia e investigación en las universidades en el país?
Marta Losada (M.L.): El panorama está lleno de incertidumbre. Es muy difícil construir fortalezas significativas cuando no hay suficiente estabilidad en las políticas, en los instrumentos y fundamentalmente en los recursos requeridos por las universidades que han incrementado sus capacidades investigativas con recurso humano mejor preparado, pero que requiere de un contexto enriquecedor y estimulante. No solamente no ha habido una mejora importante en el porcentaje del PIB para la investigación y un desarrollo realmente efectivo para las universidades, sino que el PIB per cápita (es decir por investigador activo) es significativamente menor.
Las cifras hablan por sí solas. De acuerdo con el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, la inversión del país en investigación y desarrollo en 2016 estuvo alrededor del 0,27% del PIB. Solo por tomar algunas referencias, valdría la pena mencionar el caso de los países de la Ocde, los cuales invierten en investigación el 2,38% del PIB; pero esta inversión aumenta a 4% en naciones como Corea del Sur e Israel.
Colombia aún está muy lejos de alcanzar los niveles de inversión en investigación y desarrollo de las grandes potencias; y en consecuencia estará cada vez más rezagado en el ámbito investigativo.
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S.E.: ¿Por qué es importante que las universidades inviertan en investigación?
M.L: El mismo hecho que los rectores de las universidades tengamos que seguir respondiendo esta pregunta es muy diciente. Históricamente, la evidencia muestra cuáles han sido los logros, impactos e implicaciones para la sociedad que las instituciones de educación superior realicen investigación. Se parte de reconocer que la razón de ser de la universidad es el conocimiento en toda su extensión, su generación, apropiación, transmisión y aplicación. Que este fundamento se ha consolidado como nunca antes, con la llegada de la Sociedad del Conocimiento y su Economía del Conocimiento, que hoy por hoy se proyectan sorprendentemente a la que ya se conoce como la Cuarta Revolución Industrial, en la que la generación de riqueza se fundamentará, primero que todo, en el conocimiento científico y tecnológico, por encima de los tradicionales factores de generación que han sido el capital financiero, la mano de obra y la tierra.
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S.E.: ¿Qué está haciendo entonces la UAN para promover el pensamiento científico?
M.L: Estamos trabajando en diferentes frentes. Por un lado, la continua mejora de la planta de profesores con mejores capacidades investigativas, articulados a las redes nacionales e internacionales de investigación. Se trabaja simultáneamente para fortalecer la investigación básica y la investigación aplicada con sus evidentes resultados de conocimiento.
Igualmente, se desarrollan más de 130 proyectos con participación de todas nuestras facultades y sedes. De igual forma, trabajamos para que esta formación permee los currículos de los distintos programas, con diferente intensidad y propósito, según el nivel de formación de cada programa académico.
Por otro lado, la UAN se reconoce responsable del cumplimiento de su triple misión, de contribuir al máximo al aprendizaje de sus alumnos, pero además de generar conocimiento útil para la sociedad y procurar entregarlo contribuyendo a la solución de sus problemas y retos. La universidad es la empresa del conocimiento por excelencia y su papel tiene que ser protagónico en la Sociedad del Conocimiento.
S.E.: ¿Qué deben hacer las universidades del país para ser de talla mundial?
M.L.: No existe una fórmula o receta para que una universidad sea de talla mundial. Los propósitos institucionales son los que deben determinar cuáles son los desarrollos que se quieran implementar en cada institución. Sin embargo, son muy pocas las universidades colombianas que se posicionan en rankings internacionales en los cuales se evalúan aspectos directamente relacionados con la investigación.
De manera sucinta, se requiere grandes capacidades de recurso humano con significativa dedicación de tiempo para actividades investigativas, trabajando en proyectos altamente relevantes con impacto en contextos locales, nacionales e internacionales, y con suficientes recursos financieros y políticas estables para poder determinar en un plazo adecuado avances.
S.E.: ¿Qué hace falta en Colombia para tener más universidades de más alta calidad y que está haciendo la UAN al respecto?
M.L.: En primer lugar, es importante reconocer que no existe solo una dimensión para definir calidad. Es fundamental reconocer el aporte de todas las universidades del país en la formación de la población colombiana en educación superior. Sin ellas los atrasos serían aún mayor a los actuales. En el caso de la Universidad Antonio Nariño es fruto de un esfuerzo continuo y en particular en la parte de investigación a lo largo de los últimos 15 años, durante los cuales se ha venido consolidando una política institucional orientada a perseguir la excelencia en el cumplimiento de los propósitos misionales. El hecho de reconocer que una universidad es buena si sus profesores lo son; esto se ha visto reflejado en el hecho de que hoy contamos con más de 200 docentes con doctorado y que están encargados de liderar las actividades de investigación, con el acompañamiento de cerca de 400 que también están formados en investigación a nivel de maestría.
Se cuenta, entonces, con un perfil que garantiza la capacidad de generación, apropiación, transmisión y aplicación del conocimiento científico y tecnológico. Lo anterior está soportado en un esfuerzo financiero muy importante, reflejado en el hecho de que la inversión anual de la UAN en actividades de ciencia, tecnología e innovación durante ya bastantes años, equivale a un porcentaje muy significativo del presupuesto institucional y está representado tanto en recursos propios como en los que se logran conseguir de diferentes fuentes de financiación nacionales e internacionales.
En esto último se ha logrado un éxito relativamente bueno, gracias al compromiso que demuestra la institución con la investigación de excelencia, bajo parámetros más allá de los nacionales. A su vez, esta mirada facilita el cumplimiento del compromiso con la internacionalización del quehacer universitario, que se refleja en el hecho de que la UAN se valora en distintas evaluaciones internacionales como una de las más internacionales de Colombia.
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S.E.: ¿Cuál es el valor agregado que distingue a la comunidad de la Universidad Antonio Nariño y que puede aportar a la sociedad?
M.L.: Somos una universidad comprometida con la democratización de la educación superior de excelencia, que procura ser la mejor opción para la mayor parte de los colombianos en las regiones, incluyente y diversa, orientada a responder a las grandes necesidades sociales y económicas del país: equidad, productividad y calidad de vida. Nosotros trabajamos las tres grandes modalidades de educación presencial, a distancia y virtual y, a través de ellas, se despliega un modelo de aprendizaje activo, flexible y diverso, en el que se recurre a las diversas técnicas asociables, que se seleccionan de acuerdo al área del saber y al momento que vive el estudiante, entre las que se resaltan el aprendizaje basado en problemas, el orientado por retos, el basado en proyectos, los proyectos integradores, el aprender a investigar haciendo y la endogenización del espíritu científico y emprendedor.
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