EDUCACIÓN
Con este método usted podrá estudiar mientras duerme
No se encierre en una biblioteca, salga, haga relaciones, duerma, descanse, que así también estudia. Semana Educación le explica cómo podrá potenciar su aprendizaje.
Los estudiantes y los profesores no siempre reflexionan sobre el proceso de aprendizaje. Los maestros piden tareas, dan sus clases y los estudiantes hacen más o menos lo que les dicen. Los deberes extraescolares y las técnicas para transmitir conocimientos se hacen más por costumbre, que por las investigaciones empíricas sobre los proceso de aprendizaje demuestre que son efectivas. Por ejemplo, un profesor les pide cada clase a los estudiantes que hagan un resumen, seguramente porque le pidieron que lo hiciera en algún momento de su escolaridad y no porque hacer resúmenes es una estrategia efectiva para aprender. El resultado es que enseñan y recomiendan estrategias como subrayar, hacer resúmenes, a pesar de que los estudios cognitivos han demostrado que no sirven, según afirma el neurocientífico Simon Oxenham.
Es por eso que para que aprenda y enseñe de una manera más eficiente, Semana Educación le hace unas recomendaciones, basadas en las investigaciones de Terry Sejnowski, director del laboratorio neurobiológico del instituto Salk.
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Lo primero es que durante el proceso de aprendizaje hay dos momentos: el enfoque y la dispersión; ambos igual de importantes. Los maestros suelen enfocarse en la concentración, en la necesidad de mantenerse estudiando, repasando y trabajando. “El tiempo de ocio es mal visto o simplemente no contemplado dentro del aprendizaje” asegura Sejnowski. Sin embargo, el deporte, las relaciones sociales, dormir, descansar y pensar en otras cosas, es tan importante para el proceso de aprendizaje, como la etapa de la concentración.
Muchos jóvenes que quieren ser buenos estudiantes prefieren pasar su tiempo libre en la biblioteca, estudiando, leyendo, en vez de socializar. Esa decisión suele ser celebrada por los maestros. Otros profesores recomiendan hacer vida social, pero no por razones académicas, sino por su bienestar. Sin embargo, lo que encontró la investigación de Sejnowski es que la producción de neuronas aumenta y las conexiones se fortalecen con las interacciones sociales, con los ambientes ricos y complejos que propicien el esparcimiento. También, hacer ejercicio aumenta la producción de neuronas y favorece las conexiones neuronales. Desde luego, no basta con correr y con pasar las tardes charlando: es necesario previamente hacer el proceso de enfocarse, de concentrarse y después dejar al cerebro despejarse.
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Además, es posible aprender durmiendo. Cuando estamos despiertos la acción cerebral ocurre en áreas específicas, diferentes a cuando se duerme. El sueño le permite al cerebro estructurar los conocimientos que se empezaron a adquirir en la etapa de concentración. Así mismo, por las noches, las células limpian las toxinas, reparan y dejan al cerebro funcionando. “Así cuando se pasa la noche en vela con el objetivo de estudiar con dedicación se logra lo contrario”, según sostiene Sejnowski. Por otra parte, durante el sueño se hacen importantes conexiones que sirven para la memorización. Antes de dormir, intencionalmente, se puede intentar soñar sobre lo que se está estudiando. No es que con la intención se logre, pero incrementa las posibilidades y cuando se sueña con lo que se estudia se aprende más efectivamente.
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