OPINIÓN

Las protestas de Oaxaca: matices, desinformación y lucha de poderes

Un análisis de las protestas de los docentes mexicanos en Oxaca contra la reforma del presidente Enrique Peña Nieto y la agresividad que se está viviendo en el país centroamericano por esta razón. Aquí las razones que tienen a México en jaque.

* Denisse Pérez Antonio.
8 de junio de 2016
| Foto: Denisse Pérez Antonio

La ciudad de Oaxaca es la principal impulsora de los movimientos magisteriales en México. El radicalismo del sindicato de maestros no solo lleva a los niños a mantenerse fuera de las aulas, sino a fomentar la violencia, la desinformación y sobre todo el descontento generalizado de la sociedad.

Al sur de México se vive un clima de inestabilidad social, un panorama que ubica a los profesores del nivel básico a mantenerse en paro y ocupar las principales calles de la ciudad, bloquear y marchar en las diversas ciudades del estado y a gritar consignas en contra de la Reforma Educativa, los profesores en defensa de su lucha se convierten en vándalos que arremeten contra quien se interponga en su movimiento.

Los problemas del gobierno estatal con el magisterio oaxaqueño no son nuevos, algunos especialistas comentan que desde el año 2006 nada ha sido igual para Oaxaca, ya que en ese año, el gobernador en turno Ulises Ruíz aplicó el yugo de la fuerza pública para replegar del centro histórico a cientos de profesores, quienes en demanda mantenían el aumento salarial y mejores condiciones de trabajo, situación que los llevó a estar en paro laboral por más de 11 meses.

Diez años después, el conflicto central es la aprobación de la Reforma Educativa, definida por el sector magisterial como inquisitiva, fuera de la realidad y sobre todo una manera de reprimir el movimiento laboral.

Pero, ¿por qué la negativa de los maestros a la reforma? Las respuestas son múltiples e históricas. Por muchos años, la Sección 22 ha mantenido concentrado a la fuerza laboral más importante de Oaxaca y México, lo que ha llevado a destapes de corrupción como la venta de plazas, sueldos millonarios de sus representantes y a llevar la bandera de la educación como principal motor de cambio, tema que solo se ha quedado en el limbo, ya que Oaxaca ocupa el segundo lugar en rezago educativo.

Esto a pesar que los profesores son los principales empleados del sistema con un aproximado del millón de docentes, sumando los 17 beneficios económicos, desde estímulos por servicio hasta bonos sexenales.

El secretario de Educación Pública Federal Aurelio Nuño, en diversas declaraciones ha manifestado los objetivos: quitar lo político, es decir, dejar el viejo sistema donde lo sindicatos son los promotores de inestabilidad; calidad educativa, ello dotando de autonomía a las escuelas y promover horarios completos en las escuelas y por supuesto profesores más capacitados, evaluados y actualizados en las tendencias educativas.

La implementación de la reforma les quita poder, así de simple. Los maestros en Oaxaca no se quieren capacitar, temen perder el empleo por no estar al nivel que se le requiere, este tal vez es el motor de muchos docentes que salen a las calles a pelear por su puesto de trabajo.

La capacitación es obligatoria y según autoridades nadie perderá su empleo a menos que acumulen más de cuatro faltas fuera del aula, cosa que ya sucedió con mil 379 empleados.

Lo más reciente tiene hasta al momento a la ciudad sitiada. La plancha del Zócalo capitalino y que por cierto es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO se encuentra llena de pancartas, lonas, casas de campaña, torres de basura, malos olores y, recientemente incorporada, la delincuencia.

El panorama no solo muestra un contexto inestable sino una lucha de poderes entre el gobierno y el magisterio. Desde hace algunos meses, esta ciudad se ha mantenido ocupada por la policía federal con la llamada Gendarmería que vigila los movimientos de los manifestantes y resguarda la capital desde helicópteros.

Las marchas son diarias, los bloqueos son la nota diaria, las pintas a monumentos históricos y la violencia el factor común.

Esto sin contar la amenaza que los docentes han enviado a los reporteros y fotógrafos que cubren la fuente, señalándolos como “infiltrados del gobierno”. La estrategia es parar cualquier información, por eso usan los golpes, la intimidación y el saqueo del equipo de trabajo.

La última estrategia que los docentes están realizando es llevar a los padres, madres, alumnos y demás sectores a las marchas. Esto lo han logrado con la desinformación diciéndoles a los padres de familia que la educación se privatizará, asunto que la reforma no establece, según el artículo tercero de la constitución.

A este movimiento lo rodean los mitos que se generan por no informarse: los maestros serán evaluados por medio de un instituto que se creará para ese fin, tienen tres oportunidades para aprobar o en su caso se les consignará a otras actividades, pero no serán despedidos ya que tienen derechos laborales que los amparan, pero lo que si se está haciendo es el despido por más de tres faltas injustificadas.

El movimiento magisterial de Oaxaca tiene muchos matices, desinformación y lucha de poderes, inestabilidad social y radicalismo, pero lo último a considerar son los miles de niños que se encuentran en penúltimo lugar educativo y con rezagos sociales parecidos a los de África.

Reportera Web y de la Sección Capital de El Diario El Imparcial de Oaxaca.