INFORME ESPECIAL

Millennials y centennials, las generaciones que cambiarán el mundo

Están llamados a ser la principal fuerza laboral y de consumo, pero todavía son un misterio para los sectores, también para el educativo. ¿Qué quieren?, ¿qué buscan?, ¿cómo conciben la vida?

2 de junio de 2017
| Foto: Flickr

Están por todas partes: en los trabajos, en los bares, en las instituciones de educación... Todos hablan de ellos, pero todavía se desconoce a ciencia cierta quiénes son o qué esperan de la vida. Tanto unos como otros están muy alejados de los convencionalismos que caracterizaban a sus padres y son todavía un grupo poblacional indescifrable para los diferentes sectores.

Ni siquiera hay consenso para establecer en qué décadas vinieron al mundo estas dos generaciones de jóvenes a los que les une una característica común: el inconformismo.

Para la mayoría de estudiosos, los millennials (o generación Y) tienen entre 22 y 36 años. Nacieron entre 1981 y 1995 al calor del pasado siglo y las creencias más tradicionales, pero también fueron testigos del desarrollo y la consolidación de las nuevas tecnologías que emplean como si fueran una extensión más de su cuerpo. Están incrustados entre lo viejo y lo nuevo. En pocos años representarán el 75 % de la fuerza laboral mundial, según la consultora internacional Deloitte.

Video: ‘¿Por qué los millennials se creen mejores que sus jefes?‘

La generación Z, también conocidos como centennials, desplazarán a los primeros en unas décadas como principales impulsores del consumo, de acuerdo con la firma de investigación de medios Kantar Ibope Media. Llegaron al mundo a partir de 1997 con un smartphone o tablet debajo del brazo y con una sobreexposición a la información y a la era digital jamás vista.

Los que nacieron antes y a comienzos del nuevo siglo cursan los primeros años de la carrera; los que lo hicieron en la primera década de 2000 se mantienen en el colegio y los más jóvenes están en los primeros años de jardín. Los millennials, en cambio, llevan años saltando de trabajo en trabajo, están experimentando lo que significa tener un primer empleo o a punto de empezar un pregrado.

Semana Educación analiza las características de estas dos generaciones y cómo entienden la vida y la educación.

Generación Y vs Generación Z

Dos generaciones diferentes y similares entre sí que incluyen cada una un rango muy amplio de personas que no siempre se sienten identificadas con la identidad a la que se les quiere reducir. De hecho, según un estudio del centro de investigaciones Pew Research, solo el 40 % de estadounidenses incluidos dentro de estas categorías se sienten parte de ellas. Estas son las singularidades que se les atribuye y los rasgos que les definen:

Presencia en el mundo

Hoy existen 2.000 millones de millennials y otros 2.400 centennials que nacieron con el cambio de milenio, señala el estudio New Kids On The Block. Millennials & Centennials Primer del Bank of America Merrill Lynch. Representan el 27 % y el 32 % respectivamente de la población mundial, estimada a día de hoy en 7.400 millones.

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En 2020, estos 4.400 seres humanos (y los que faltan por nacer en los próximos años y que entrarán a formar parte de la generación Z) representarán el 59 % de la presencia demográfica, y en 2025 manejarán el 47 % de los recursos económicos. El 88 % de estos jóvenes viven en mercados emergentes y el 90 % posee un smartphone.

Contexto en el que se desarrollan

Los expertos coinciden en apuntar que todos estos jóvenes deberán enfrentar (muchos lo hacen ya) unas tasas de desempleo sin precedentes desde los años treinta y que se incrementará con el paso de los años; una inestabilidad geopolítica acrecentada por las consecuencias del terrorismo y el auge de los nacionalismos; una brecha, fractura y desigualdad social; la recesión económica y los efectos de las tecnologías en los antiguos sistemas económicos y de producción, y el auge de los contextos vuca, un acrónimo anglosajón formado por los términos volátil, incierto, complejo y ambiguo. “Esto último es lo que define los actuales entornos económicos, laborales y educativos y está claro que todos los sectores de la vida van a tener que enfocar sus esfuerzos por encarar estos escenarios”, explica Pilar Llacer, experta y profesora de EAE Business School con más de 20 años de trayectoria en la gestión de talento y especialista en ética de los negocios.

Impacto de la tecnología

Marc Prensky, considerado el mayor entendido en tecnología y aprendizaje del mundo, acuñó el término inmigrantes digitales y nativos digitales para definir a los millennials y los centennials, respectivamente. Los primeros son los que nacieron en una época analógica e inmigraron al mundo digital que ahora integran a su cotidianidad. Los segundos son “aquellas personas que nacieron en la era de la tecnología y crecieron con ella”, explicó Prensky.

El impacto de la era digital ha generado en todos ellos nuevas formas de entender la vida. Por ejemplo, explicó Prensky, como conciben la privacidad: “Ahora se comparte todo en internet”.

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Según cifras de la empresa eMarketer, los pertenecientes a las generaciones Y y Z revisan el celular en promedio 150 veces al día y son los responsables de enviar 6.000 millones de emoticonos y 50.000 mensajes de mensajería instantánea diariamente. La edad promedio en la que los niños adquieren su primer celular se establece en 10,3.

La democratización de la información, la instantaneidad de las respuestas y la inmediatez en la forma de relacionarse con los otros han generado en ellos un compromiso mucho más férreo con los problemas sociales, medioambientales, políticos y económicos. Alejandra Ángel, psicóloga de la Universidad de los Andes y una de las autoras del estudio ¿Qué quieren los Millennials?, afirma que, en su mayoría, son personas capaces de desarrollar mucha empatía en relación con ciertos temas, pero no todos. “Son más prácticos y filtran más la información que consumen. Enfocan sus esfuerzos y su pensamiento crítico solo a lo que les interesa”.

Estilo de vida

Son los llamados ciudadanos del mundo: con más oportunidades de viajar y conocer otras culturas, de relacionarse con personas muy diversas y de diferentes países gracias a las redes sociales y de adoptar una postura crítica ante los temas que les conmueven gracias a la inmediatez y accesibilidad a la información.

Para Pilar Llacer, todos se caracterizan por hábitos de consumo propios, “mediados por la tecnología”, que se incrementan para los centennials por ser nativos digitales.

Video: ‘Hola generación Z: la vida después de los millennials‘

Se dice de ellos que son las generaciones más tolerantes que ha visto la historia, especialmente en relación con temas como la orientación sexual, los derechos de las minorías y la igualdad de género, aunque los millennials todavía mantienen ciertos convencionalismos arraigados por haber nacido en el seno de familias conformadas por parejas de la generación X (1960-1980).

Son personas comprometidas con las causas sociales, humanitarias y medioambientales. A pesar del individualismo que practican, “son generaciones preocupadas por la colectividad”, afirma María Alejandra Serna. Tanto unos como otros exhiben un alto grado de descontento e inconformismo: “viven el ahora pero tienen mayores exigencias”, concluye.

El coach británico Simon Sinek se refiere a estas nuevas generaciones como “difíciles de manejar”. De la generación Y asegura que fueron criados bajo la figura de unos padres que les decían “todo el tiempo que eran especiales y podían conseguir cualquier cosa” (“crianza fallida”, lo describe). Pero al enfrentarse a la realidad y a los denominados entornos vuca, empiezan a sentir el desequilibrio y la presión de la competencia y la incertidumbre. “Entonces tenemos a una generación entera con poca autoestima que necesita el reconocimiento que les brinda un like en las redes sociales”, advierte. En 2015, Medicina Legal concluyó en un informe que la población más propensa al suicidio en Colombia es la que tiene edades entre los 20 y 29 años.

Los centennials, en cambio, son más realistas porque tienen mayor capacidad y rapidez en el análisis de datos, aunque siguen recurriendo a internet para buscar la aceptación del resto y no se despegan de su smartphone. De acuerdo con Goldman Sachs, son más conservadores y pragmáticos y tienen una relación más exigente con las marcas, a las que les exigen un buen servicio.

Mercado laboral

Según un estudio de 2016 de ManPower, los millennials y los centennials representarán en 2020 el 35 % y el 24 % de la fuerza laboral en el mundo, respectivamente. Sin embargo, una de las grandes incógnitas que enfrentan las corporaciones es cómo retener a estos jóvenes que no conciben atarse a un mismo trabajo toda la vida. Deloitte reveló que el 44 % de los millennials no dura más de dos años en sus empleos.

Los motivos de esta movilidad de la generación Y —la generación Z todavía no ha incursionado en el ámbito laboral— son varios: “La autorrealización es su máxima prioridad. Buscan su felicidad, que les reten y horarios flexibles para dedicarse a sus hobbies o para emprender. No les gusta quedarse estancados”, confirma Alejandra Ángel.

En Colombia, estas atribuciones solo se cumplen en las personas pertenecientes a los estratos altos porque gozan de la estabilidad económica que les brinda su familia, explica la psicóloga María Alejandra Serna, otra de las autoras de la investigación ¿Qué quieren los Millennials?. En cambio, los jóvenes en situaciones más precarias “sí buscan empleo estable para disfrutar de la vida por medio de sus ingresos”.

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Otra de las características de los millennials es que todavía toleran los modelos empresariales jerárquicos. “Viven un mix entre los sistemas de liderazgo y de gestión modernos y los de otras épocas”, señala Pilar Llacer. Se espera que los centennials impulsen los sistemas de economía colaborativa y rompan con la estructura piramidal al interior de las empresas. Las dos generaciones orientan su actividad laboral al emprendimiento y la innovación, mucho más que sus predecesores.

Simon Sinek apunta que los millennials están impulsando un cambio de paradigma sin precedentes en el mundo laboral: ya no son las empresas las que demandan a sus trabajadores acatar sus exigencias. Ahora, son estos jóvenes los que exigen a las compañías que se amolden a sus necesidades si quieren conservarlos. Algo inédito. El problema, recalca Sinek, es que, aun cuando logran ingresar en el trabajo de sus sueños, “no son felices”.

El gran reto de la educación

Son más impacientes, más competitivos y tecnológicos que sus antecesores y buscan que la formación que reciben tenga utilidad real en su futuro laboral, todo ello de cara al contexto de globalización en el que se desarrollan. Los millennials y los centennials han llegado para darle un giro al sector educativo, advierten los expertos consultados. ¿El motivo?: los modelos actuales no se ajustan a sus demandas ni están articulados con lo que las empresas les exigen una vez se vinculan a mercado de trabajo.

Para Antonio Alonso, Ph. D. en Economía, Dirección y Gestión de Empresas y profesor de la Universidad Sergio Arboleda, la diferencias más clara entre ellos es el producto educativo que consumen. Mientras la generación Y es cliente potencial de programas de posgrado (especialización, maestría y doctorado), los Z lo son de los pregrados. Los más jóvenes incluidos en este apartado todavía acuden al colegio, por lo que el debate también afecta a estas instituciones.

‘¿Por qué los millennials no duran en sus trabajos?‘

Semana Educación recoge las reflexiones de varios especialistas sobre los cambios que van a tener que adoptar los sistemas educativos para responder a las exigencias educativas de estas generaciones.

Modelos de aprendizaje

Para Pilar Llacer, los sistemas actuales, diseñados la mayoría en los años cincuenta, no son viables porque son unidireccionales: "‘Yo te hablo y tú te formas a partir de lo que te cuento’". La experta aboga por modelos de aprendizaje centrados en el estudiante, "que les incite a querer aprender, porque eso los va a cualificar para el futuro”.

Marc Prensky, tras realizar en 2011 más de mil entrevistas a jóvenes de diferentes procedencias, edades y realidades económicas, concluyó que las nuevas generaciones no están interesadas en la educación centrada en las charlas teóricas y magistrales, sino en un sistema participativo y colaborativo, que les permita potenciar sus intereses y pasiones y que esté conectada con la realidad. “Quieren crear empleando para ello las herramientas de su tiempo”, explica Prensky. De ahí que sea vital incorporar la tecnología para lograr incidir en el aprendizaje.

Video: ‘¿Qué tanto impacto tienen los millennials en Colombia?‘

“La tecnología es disruptiva y reduce progresivamente la atención de los estudiantes. Esto nos obliga a que los estudiantes dejen de ser usuarios de las tecnologías para ser creadores de contenidos y creadores de los cambios mismos. Para ello, hay que poner a su disposición iPads, libros electrónicos, que los profesores creen videos y podcasts. Hay que preparar a los estudiantes para ser grandes oradores, creadores, consultores. La tecnología es un medio, no un fin”, señala Franc Ávila, profesor de innovación, desarrollo, emprendimiento, estrategia y tecnología en la universidad suiza de Les Roches.

Figura del maestro

Este es uno de los puntos en el que el consenso es unánime: el rol de docente tiene que transformarse si lo que se busca es brindar educación de calidad y pertinente a los millennials y centennials. De acuerdo con Ávila, los profesores tienen que ser más proactivos y emprendedores. Deben ser un guía (“y no un lector de libros”). Un trampolín a un futuro de posibilidades, lo describe, y no un supervisor de exámenes: “En mis clases presento cada año proyectos reales que los estudiantes deben poner en funcionamiento después de darles total acceso a un presupuesto. Les enseño en la marcha, no a través de una clase magistral con PowerPoint. Hay que crear líderes que busquen la pasión de innovar y para ello hay que guiarlos en el proceso de resolución de problemas actuales”.

Se trata de entender la figura de un docente como un sabio, indica Llacer, con experiencia avalada en su sector y capaz de transmitir la información. El aprendizaje constante y a lo largo de toda la vida debe ser otra de sus cualidades con el fin de estar a la vanguardia de lo que el mercado demanda y de las nuevas posibilidades tecnológicas enfocadas a las metodologías educativas.

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Sin embargo, apuntan los expertos, esta innovación y constante reciclaje es imposible si los educadores siguen sin recibir una remuneración que se ajuste a la trascendental tarea que desarrollan: formar a la sociedad del futuro.

Currículo

“La formación para la generación Millennial y la Z se debe entender como aprendizaje ‘a la carta’”, explica Llacer. Alonso lo define como “enseñar no desde las asignaturas, sino desde las competencias, duras y socioemocionales”.

En el futuro, y de acuerdo con Thomas Frey, director ejecutivo del Instituto DaVinci, Colorado, una de las mecas de la innovación, las personas deberán contar con 14 nuevas habilidades para desarrollarse de forma exitosa en los entornos laborales y de emprendimientos: optimizadores, transformadores, expansionistas, maximizadores, inflexionistas (identificar puntos de inflexión), éticos, filósofos y contextualistas (entender su entorno) son algunas de ellas.

Pero para que esto sea posible, se necesita un acompañamiento y una orientación vocacional que debe comenzar en las escuelas y continuar en las instituciones de educación superior.

Colegios

Para Alonso, lo más importante es reconocer que el sistema educativo en estas instancias educativas está obsoleto. “Estamos creando clones, todos reciben una misma formación. Las escuelas deberían ser capaces de extraer en qué es singular cada estudiante y, potenciar esas particularidades para conocer en qué es bueno cada niño, qué le apasiona, qué le hace feliz”, afirma. Ávila lo explica como “combinar la gran filosofía de la educación vocacional con la inmersión educativa, una simbiosis entre la teoría y la práctica”.

Según Llacer, “estamos en una sociedad que prima la creatividad, pero los colegios la anulan y premia la memorización. Se penaliza al estudiante diferente, al que no hace las dos rayas como le pedimos sino en otro sentido, al que tienen una respuesta alternativa, porque en los actuales modelos se tiende a la homogenización y estamos en una sociedad que no necesita talento homogéneo. Desde luego recopilar información no significa tener conocimiento”.

Universidades

La mayoría de instituciones universitarias ya están obsoletas, advierte Llacer, porque, aunque garantizan que los egresados sí tienen los conocimientos, “no sucede lo mismo con las competencias”.

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La postura de Alonso es menos radical: “Tenemos universidades que tienen más de 500 años y que han superado guerras mundiales y siguen persistiendo. Lo que han hecho es adaptarse y reconvertirse en sintonía con lo que la sociedad demanda”. Para el profesor de la Sergio Arboleda, la institución universitaria del futuro es aquella que le pregunte al estudiante qué quiere estudiar y le ofrezca un aprendizaje virtual para aquellas asignaturas basadas en las competencias duras que debe manejar de acuerdo con su ámbito de acción. En cambio, el desarrollo de las competencias blandas necesitarán de una presencialidad en el aula, “porque para aprender de liderato, por ejemplo, no basta con leer un libro, se deben que desarrollar actividades prácticas o estar cerca de un líder para que te enseñe”.

Este artículo hizo parte del número 23 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.

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*Fe de erratas: En la edición 24 de la revista Semana Educación (impresa y digital), el nombre de la experta española Pilar Llacer se difundió de forma incorrecta como Pilar Lleras. Cumplimos con nuestro deber de rectificar en este texto el error. 

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