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¿Museo de matemáticas? Una propuesta innovadora de una universidad de Bogotá para entusiasmar a todos con esta ciencia
El lugar también funciona como laboratorio. La idea es que estudiantes de Matemáticas, de otras carreras e incluso de colegios jueguen y aprendan de una manera divertida y diferente.
Las matemáticas no son solo números. Detrás de esta ciencia hay un mundo fascinante que puede descubrirse de una manera diferente en el Museo Laboratorio de Matemáticas de la Universidad El Bosque, en Bogotá. Se trata de un espacio creado para estudiantes de todas las carreras e incluso de diferentes instituciones educativas de la ciudad.
Mónica Barón, coordinadora y líder del proyecto, cuenta que la idea nació con dos objetivos. El primero y más importante, “mostrarle a todo el mundo la belleza que existe detrás de las matemáticas y no necesariamente a las personas que están directamente interesadas, sino involucrar a los estudiantes de otras carreras e incluso a los de los colegios de la ciudad y presentarles, de una forma recreativa, que las matemáticas van más allá de lo que ellos pueden apreciar”.
El segundo objetivo es “que haya una relación con los estudiantes del programa de matemáticas de la universidad, porque este espacio les permite explorar qué hay detrás de las matemáticas y realizar actividades de investigación”.
Este lugar nació en un aula pequeña en el edificio del Bloque B de la universidad, en donde de vez en cuando se reunían los estudiantes de matemáticas, pero poco a poco fue creciendo y tomando importancia, al punto que hoy en día ya cuenta con tres aulas adyacentes y se convirtió en el Museo Laboratorio de Matemáticas, del cual la Universidad El Bosque se siente muy orgullosa.
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“Aquí se cuenta con distintas secciones asociadas a campos de las matemáticas. Una de ellas tiene que ver con la parte recreativa, con juegos como el origami y el ábaco, y otras que se asocian a la relación con las matemáticas, además de áreas del conocimiento como la física”.
A la labor de Barón se han sumado docentes de matemáticas y de otras carreras entusiasmados con la posibilidad de llevar a cabo diferentes proyectos, como una máquina de Lego que fue desarrollada por uno de ellos. Pero también “realizamos actividades y recorridos en los colegios, junto con los docentes y los estudiantes del programa de Matemáticas”, precisó la líder de este espacio.
Si bien la coordinadora reconoció que cuando se habla de matemáticas el tema generalmente produce miedo y hasta pereza, “al momento de mostrar que están en todas partes, en los juegos y hasta en los trucos de magia, la percepción cambia y los estudiantes se dan cuenta que no se trata de un espacio aburrido”.
Con los alumnos del programa de matemáticas es diferente, pues “cuando ellos están acá, explorando, lo que buscan es encontrar cómo llevar esos juegos a la formalidad. Es como descifrar acertijos, analizar los objetos y descubrir qué propiedades tienen y, a partir de ellas, asignarlos a objetos matemáticos. Cualquier juego que uno se imagine, el triqui o el Cubo Rubik, tienen una profundidad matemática, y cuando hay ese acercamiento lo importante es entender cómo funciona”, resaltó Barón.
Más allá de la academia
Las matemáticas pueden verse de diferentes maneras, pero lo cierto es que son beneficiosas para la humanidad y están involucradas en casi todo lo que hacemos en el día a día. “Hay objetos matemáticos que no son tan conocidos como los fractales, que son figuras autosemejantes, que se repiten entre ellas mismas y que si se les hace ‘zoom’ se siguen viendo como lo mismo. Es como un árbol, si yo observo una rama es como si estuviera viendo un árbol chiquito y lo mismo sucede con una rama más pequeña”, explicó.
Para la directiva, este concepto es muy útil en temas médicos, pues muchas partes del cuerpo se comportan como fractales, entre ellas las células cancerígenas. De ahí la importancia de esa información, que puede servir en otras áreas del conocimiento. “De hecho, la matemática es muy transversal y permite conectarse con cualquier área del conocimiento y el arte. La vemos en las creaciones artísticas y en actividades como la danza, pues los movimientos tienen un comportamiento matemático que puede ser analizado”, aseguró Barón.
Pero quizás una de las cosas más importantes es que “el Museo es un espacio de los estudiantes de matemáticas de la universidad, porque en él pueden aumentar o potenciar las habilidades que tienen y, de cierta manera, exteriorizar todo ese conocimiento y mostrarle a la gente lo maravilloso que es ese mundo. Acá estamos formando nuestro equipo para las próximas Olimpiadas, que de seguro hará muchos aportes al programa”.
*Contenido elaborado con apoyo de la Universidad El Bosque