REVISTA SEMANA EDUCACIÓN

No hay espacio para tanto universitario

La tendencia es que cada vez son más los jóvenes con títulos universitarios que salen al mercado laboral en condiciones salariales pobres y una competitividad férrea.

19 de mayo de 2016
| Foto: Ingimage

Dice así: “Buscamos practicante de periodismo y comunicación social para un programa de entretenimiento. Las prácticas no son remuneradas”. Otra más: “Se busca ejecutivo de cuenta. Mínimo un año de experiencia. Salario: 1.200.000”.

Y así, una lista interminable de ofertas de trabajo a las que se accede fácilmente desde internet. De esto se extrae una conclusión: la actual crisis económica que enfrenta el país, junto a la saturación del mercado laboral, ha provocado que, aunque en Colombia todavía existe una demanda de profesionales aceptable, la contratación se realiza desde unas condiciones salariales dudosas, aunque las exigencias de formación son cada vez más altas. En otras palabras, el recién egresado debe estar dispuesto a ofrecer su fuerza de trabajo gratis —el eterno practicante— o a vincularse con una empresa por un sueldo que, en la mayoría de los casos, no se corresponde con los estudios realizados o con la inversión destinada para culminarlos.

En 2013, la educación superior registró una matrícula de 2.103.000 estudiantes distribuidos en 288 instituciones entre universidades (82), institución universitaria/escuela tecnológica (121), instituto tecnológico (51) y técnico profesional (34). Entre todas, el número de programas académicos ascendía por entonces a cerca de 11.000. Sin embargo, y a pesar de la extensa oferta, la educación universitaria concentró el 45,8 % de los grados.

La ministra de Educación, Gina Parody, aseguró recientemente que “los estudiantes que reciben mayor formación académica pueden tener más oportunidades de empleo y mejor remuneración”. Una afirmación que también confirma la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) en su último informe sobre Colombia. Sin embargo, se hace necesario referenciar las palabras de Parody, pues evidencian que ni siquiera la formación es una garantía de éxito debido al sobrecupo de recién egresados que cada año salen de las universidades. Es una posibilidad; de ahí el uso que hace la ministra del “pueden tener”. La Ocde, por su parte, indica que “no todos los programas ofrecen la misma rentabilidad en el mercado laboral a sus graduados”. Y añade que “los estudiantes necesitan seleccionar la institución y el programa que responda mejor a sus habilidades y les proporcione las mejores oportunidades de empleo”.

La fluctuación vertiginosa que experimenta el mercado laboral actual hace necesario “dimensionar la dinámica del país, su desarrollo económico y qué tipo de perfil profesional se precisa”, como explicó a Semana Educación Claudia Alexandra López, coordinadora del Sistema Nacional de Educación Terciaria. Para López, esa es la clave.

A este respecto, y de acuerdo con los últimos datos del Observatorio Laboral para la Educación (OLE), Geología es la carrera que tiene la mejor remuneración de enganche al graduarse, con 3.327.000 de pesos. Tiene, además, una vinculación laboral del 88 %. Medicina es la segunda en la lista, con un sueldo de 3.017.000 pesos y un 94,2 % de vinculación. Le siguen Ingeniería Electromecánica (3.002.000 pesos y 93,5 %), Ingeniería de Minas (2.359.000 pesos y 81,9 %) y Estadística, (2.346.000 pesos y 89,2 %).

Sin embargo, existe un desajuste entre el sueldo que reciben los recién egresados y el valor promedio que debieron pagar para costear sus matrículas. Por ejemplo, en el caso de Geología, el desembolso es de aproximadamente 57.600.000 pesos (6.400.000 por nueve semestres), lo que implica que un profesional de esta rama deberá trabajar mínimo un año y medio para recuperar la inversión de su formación —presuponiendo, además, que no tiene gastos de vida.

En el caso de los médicos, para ver retribuido el costo de la matrícula, que puede ascender a 180.000.000 de pesos (15.000.000 por 12 semestres), deberá dedicarse a su profesión mínimo cuatro años. Finalmente, para que un ingeniero electromecánico vea remunerado el dinero que destinó a su formación (80.000.000 de promedio), deberá trabajar algo más de dos años.

“Uno prefiere endeudarse toda la vida porque sabe que va a tener más posibilidades de tener un futuro”, aseguró un egresado de la Universidad de los Andes sobre esta relación entre costo de matrícula y retorno de la inversión. “A uno le toca para salir adelante. Si uno no sale de una buena universidad no va a encontrar un buen trabajo”, explicó otro de La Sabana.

En Colombia, las carreras que más afluencia de estudiantes tienen son las de Economía, Administración y Contaduría, según el OLE. En 2013, por ejemplo, se graduaron en estas áreas de conocimiento 125.810, lo que supone el 36,5 % de las titulaciones entregadas ese año. De Ingeniería, Arquitectura, Urbanismo y afines se profesionalizaron 78.349 jóvenes. La tercera rama más demandada fue la de Ciencias Sociales y Humanas, con 56.181 nuevos egresados.

En el caso de las empresas, las carreras que más demandan, de acuerdo con un informe de las plataformas Universia y Trabajando.com, son Administración de Empresas (17,6 % de solicitud), Ingeniería Industrial (8 %), Administración de Negocios Internacionales (7,3 %) e Ingeniería Informática o de Sistemas (7,1 %).

Con este panorama, parece que lo único que le queda por hacer al universitario es armarse de paciencia y esperar a que la dinámica del mercado laboral cambie, sin dejar de exigir una remuneración justa por su trabajo y su formación.

PARA EL DEBATE

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Este artículo hace parte de la edición 16 de la revista Semana Educación que acaba de salir en papel al mercado.  Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.