OPINIÓN

Sí a las cartillas de educación sexual

La desinformación ha imperado en todo el debate sobre la educación sexual en los colegios. Mentiras, creencias religiosas, temores y agresiones de todo tipo demuestran que es un tema que se debe trabajar desde la escuela y por expertos.

* Mario Fernando Hurtado
10 de agosto de 2016
| Foto: Semana Educación

El exceso de la desinformación parece no tocar fondo. Imágenes de un cartilla con alto contenido sexual entre parejas del mismo sexo que eran falsas, una niña que se nota que está diciendo un discurso que le han entregado como si fuera algo que nace de su conciencia, más una avalancha de afirmaciones absurdas como suponer que la orientación sexual se aprende, que la homosexualidad se contagia y que los heterosexuales están amenazados, adicional, hay periodistas confundidos en términos como sexo, género y  orientación. Todo eso demuestra que sí se debe enseñar educación sexual en la escuela.

La marcha que se propone en contra de la educación sexual en la escuela parte de dos grandes mentiras.

  • Se dice marchar por la defensa de la familia ¿Qué es la familia? ¿Qué entienden por familia los que marcharán? Existen parejas sin hijos que son una familia, parejas del mismo sexo con hijos que son una familia. Se queda en una mirada muy corta sobre el concepto que parece sacado de fundamentalistas que basan los derechos civiles desde la religión.
  • Y de ahí en adelante tantos estereotipos. Una sociedad que no está preparada para educar en el respeto por la diferencia y en los derechos de todos, lo que incluye a las minorías, no está preparada para vivir en paz. Por eso no es extraño que los enemigos de la paz, sean los mismos que atizan los carbones de la intolerancia, del odio y de la desinformación.

    Por otra parte el MEN no debe centrar el debate sobre si la cartilla está aprobada o no. Quienes la hemos leído encontramos en ella un documento valioso para trabajar, que no es exclusivo de la orientación sexual, que también habla del papel de la mujer en la sociedad, de una cultura sin violencia, de aprender a convivir con las diferencias, que aboga por reducir los conflictos violentos desde la escuela y aprender a tramitar las tensiones.

    Hoy más que nunca se debe mantener la lucha por promover la educación sexual desde la primera infancia. Con expertos, con un lenguaje adecuado a la edad de los estudiantes, para enfrentar los prejuicios, los imaginarios errados, la confusión. Hoy queda claro por qué otros gobiernos y otras administraciones del Ministerio de Educación temieron abordar la educación sexual. Al escuchar a periodistas de radio, los comentarios de los oyentes y en redes las afirmaciones donde se confunde toda la terminología en torno a la sexualidad, queda claro que esta labor hay que continuarla, que necesitamos no una, sino muchas cartillas preparadas por expertos que eduquen y formen en sexualidad para no vivir el triste espectáculo de intolerancia e ignorancia que se ha visto en estos días. 

    * Editor Semana Educación

    @HurtadoBeltran