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El caso de Sergio Urrego inspira la película Mariposas Verdes

El filme retrata el drama y la persecución que vive un estudiante por parte de la rectora de su colegio y sus compañeros de clase debido a su condición sexual.

19 de abril de 2017
| Foto: Archivo particular

El matoneo se ha convertido en una constante en las instituciones de educación. Las razones por las que los niños y jóvenes acosan a otros son múltiples, pero una de ellas y quizá la más común es el tema de la orientación sexual. Ahora, el cineasta Gustavo Nieto Roa refleja este sufrimiento que padecen miles de jóvenes en Colombia y el mundo en la película Mariposas Verdes. La idea de esta producción surgió tras el caso del joven bogotano de 17 años Sergio Urrego, quien se suicidó tras ser víctima de persecución y matoneo en su colegio por parte de la directiva del mismo y de sus propios compañeros.

Mariposas verdes cuenta la historia de Mateo -interpretado por el actor venezolano Deibi Duarte-, un estudiante que no teme defender su orientación sexual delante del resto de estudiantes de su clase y desafía el autoritarismo de la directora del colegio, lo que le acarreará una serie de eventos desastrosos. Un retrato de la realidad que se vive en los colegios entre víctimas y victimarios, con el que Gustavo Nieto Roa espera que los espectadores reflexionen y logren ser más tolerantes con aquellos que tienen una orientación sexual diferente a ellos. En la película participan también los mexicanos Julio Bracho y Cecilia Suárez, y las actrices colombianas Consuelo Luzardo y María Elena Döering.

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El estreno de la cinta estaba previsto para principios del mes de abril, pero fue aplazado hasta nuevo aviso debido a un problema cardiaco del director.

Un problema que no se resuelve

A pesar de las acciones que ha tomado el Gobierno Nacional para controlar el matoneo escolar, un estudio realizado por RedPapaz en todo el país evidenció que los casos violencia psicológica y física en instituciones educativas todavía se mantiene en niveles preocupantes, especialmente en estudiantes de quinto de primaria y noveno grado, con porcentajes del 29 % y el 15 %.

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En Bogotá, una encuesta realizada por Stop Bullying Colombia en 2015 estableció que el tema de matoneo no se da únicamente en colegios, sino que se presentan más comúnmente en las universidades. El 31 % de los estudiantes entrevistados de instituciones de educación públicas indicaron haber sido víctimas de algún tipo de acoso, mientras que en instituciones privadas, la cifra ascendió al 69 %.

En el país existe la Ley 1620 de 2013, constituida como una herramienta para atender la violencia y el acoso escolar en las escuelas, desde el interior de las instituciones educativas y a través de políticas adoptadas por Comités Departamentales o Municipales a nivel territorial y por el Comité Nacional de Convivencia Escolar a nivel nacional. Sin embargo, de acuerdo con la organización Colombia Diversa, que lucha a favor de los derechos de la comunidad LGBTI, durante los años 2015 y 2016 existió muy baja implementación para cumplir con el marco legal vigente.

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A raíz de las denuncias presentadas por la madre de Sergio Urrego, en las que se exigía una reparación simbólica por parte del colegio hacia su hijo a causa de las persecuciones a las que fue sometido y que lo llevaron a tomar la decisión de suicidarse, la Corte Constitucional expidió la sentencia T-478 de 2015 en la que se ordenó al Ministerio de Educación revisar todos los manuales de convivencia de los colegios del país para garantizar que todos fueran respetuosos con la orientación sexual y la identidad de género de las personas. La implementación de esta norma se vio aplazada tras el escándalo de las cartillas sobre diversidad sexual que elaboró en agosto de 2016 el Ministerio de Educación.

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