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Escuelas en fuego

En 26 conflictos armados alrededor del mundo los colegios son atacados o utilizados por fuerzas militares, situación que pone en riesgo la vida de los estudiantes. Son trece millones de niños que no asisten a la escuela por la guerra.

Simón Granja *
19 de diciembre de 2015

Por el patio de una escuela rueda un balón que llega hasta el arco en el que antes entraban los goles y explota; el tablero está lleno de huecos por la fuerza del golpe con el que los niños lanzaron las tizas, se descuelga; las ventanas están rotas por la ansiedad de los pequeños de salir a jugar, terminan de caerse; las paredes se derrumbaron cuando el profesor dijo que iban a dictar la clase afuera, y se convierten en polvo. ¿Cómo pasó todo eso si los pasillos están abandonados y solo pasan lo que eran dibujos rodando por el impulso del viento? ¿Dónde están todos? Los pupitres están tumbados de lado cubriendo la entrada y nadie está apoyando sus codos para escribir lo que el profe dice. ¿Dónde están los niños? No están en la escuela, eso sí es cierto.

En 26 conflictos armados alrededor del mundo, universidades y escuelas han sido atacadas o usadas como fuertes en la última década. Atentar contra un centro educativo viola las leyes de la guerra, así como darle un uso para fines militares. Cuando los ejércitos se guarnecen en colegios ponen en riesgo la educación de los niños y sus vidas.

El año pasado, según la Organización de Naciones Unidas (ONU) hubo dificultades sin precedentes para proteger a decenas de millones de niños que viven en situaciones de conflicto. En específico, los menores que están sumidos en graves y grandes crisis: Iraq, Israel/Estado de Palestina, Nigeria, la República Árabe Siria, la República Centroafricana y Sudán del Sur. Estos países se suman a los conflictos prolongados como Afganistán, la República Democrática del Congo, Somalia y, por supuesto, Colombia. En abril de 2015 se recibieron informes sobre la compleja situación de seguridad en Yemen, que pone en riesgo a un número considerable de niños. Al igual que en Ucrania, al oriente europeo.

De todos los conflictos, el que está más presente es el sirio por los recientes actos terroristas que realizó el Estado Islámico o Daesh; por la cantidad de víctimas, por las facciones internacionales que participan y por la crisis de refugiados que huyen del país para cruzar la frontera y llegar a Europa. Crisis que dejó la cruda imagen de Alan Kurdi, un pequeño de 3 años que intentó huir junto con su familia de Siria y murió ahogado buscando la libertad en una playa de Turquía.

Alan se convirtió rápidamente en una fotografía que llevaría un mensaje a todo el mundo: los niños siguen siendo víctimas de las decisiones guiadas por la ambición. Las guerras les arrancan los sueños. Alan debería estar en la escuela, jugando, soñando, sonriendo, creciendo para ser un buen ser humano, al igual que millones de niños que mueren anualmente por los diferentes conflictos.

Para proteger a los menores y evitar que se conviertan en otra tragedia, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debatió el pasado 18 de junio la Declaración sobre Escuelas Seguras. “Las escuelas de cientos de miles de niños en todo el mundo son atacadas o utilizadas por fuerzas combatientes como base para la guerra”, señaló Zama Coursen-Neff, directora de Derechos del Niño de la organización no gubernamental Human Rights Watch. Agregó que esta declaración ofrece “una manera concreta para que los países se comprometan a proteger la educación de los niños, incluso durante los conflictos armados”. Ya 38 países se han sumado a esta iniciativa.

Sin lápices pero con balas, Siria e Iraq

La guerra en Siria ha desplazado a más de 7,6 millones de personas dentro del país. Más de cuatro millones de sirios han cruzado las fronteras y se han convertido en refugiados. El conflicto está perjudicando a una generación entera de niños y el sistema educativo está pagando un precio muy alto.

La falta de espacios de aprendizaje seguros se une a otros factores como la inseguridad en las rutas escolares, discriminación, desplazamiento, falta de profesores y sustitutos. Las cifras así lo evidencian. Una de cada cuatro escuelas en Siria no puede ser usada porque tiene daños en la infraestructura, está destruida o está siendo utilizada para propósitos militares. Según la Unicef, por lo menos el 20 por ciento de los niños tiene que cruzar líneas activas del conflicto para llegar al colegio y presentar sus exámenes. Esta situación ha generado que más de dos millones de menores estén por fuera de la escuela.

Además, los profesores han pagado un alto precio. Desde el comienzo del conflicto cerca de 52.500 profesores abandonaron su trabajo.

La situación para los refugiados no es del todo mejor. En los países vecinos donde los sirios han llegado, más de 700.000 niños no están en el colegio, especialmente en Turquía y en Líbano. La razón: las escuelas están hacinadas y en algunos casos los padres no tienen la capacidad económica para pagar el transporte. Además, los niños tienen que adaptarse al currículo local, a la lengua o dialecto.

Iraq no está ajeno a esta situación. El conflicto sirio se expandió y cruzó las fronteras, el Estado Islámico controla gran parte de este país y ocupa importantes ciudades.

Se calcula que aproximadamente 700 niños fueron asesinados y otros 500 heridos en Iraq, y la cifra aumenta y aumenta. Se han desplazado cerca de tres millones de iraquíes, lo que ha causado perjuicios en la infraestructura educativa. Por lo menos 950 mil escuelas están afectadas.

En el último año, 1.200 colegios se convirtieron en refugios. La situación es dramática. En cada salón, en promedio, hay nueve familias de refugiados.

El tablero en llamas, Afganistán


El 9 de febrero, cerca de un puesto de control de las Fuerzas Nacionales de Seguridad Afganas en el distrito de Sharan, un suicida de 14 años hizo detonar explosivos. Resultaron heridos seis civiles y cinco agentes de la policía nacional.

La ONU realizó un importante anuncio. “Ha disminuido el reclutamiento y la utilización de niños en Afganistán en comparación con 2013 cuando se denunciaron 97 casos, mientras que entre 2014 y 2015 se registraron 68”. Sin embargo, aclaró que esta es una práctica generalizada en este país del centro de Asia y es probable que varios de los casos no se hayan denunciado.

De igual forma, entre 2014 y 2015, se produjeron 163 atentados verificados a escuelas. De ellos, 29 fueron ataques o amenazas contra personal y 28 fueron incidentes con artefactos explosivos. Al menos 469 escuelas afganas permanecieron cerradas debido a la inseguridad.

Jugando con fuego, República Centroafricana

Según la ONU, la situación de los niños en la República Centroafricana empeoró por el aumento de enfrentamientos entre las diferentes facciones que protagonizan el conflicto del país. Especialmente entre las milicias antibalaka y la coalición Seleka.

Los documentos afirman que se verificaron 464 casos de nuevos reclutamientos de niños. Pero la cifra que más preocupa son los 146 muertos (109 niños y 37 niñas) y los 289 heridos (182 niños y 107 niñas). Esto incluye asesinatos selectivos, torturas y mutilaciones en menores con edades desde los 3 meses hasta los 17 años.

La violencia sexual es otro factor preocupante. Se documentaron 405 niñas y un niño víctimas. Y hay que tener en cuenta que muchos casos no se han denunciado, así que la cifra podría ascender.

No es una cancha de voleibol, es un muro


La situación entre Israel y el Estado de Palestina empeoró en el 2014, por el aumento de hostilidades en Gaza y las tensiones en toda la Ribera Occidental. Conflicto que ha tenido efectos devastadores para los niños. Al menos 561 menores resultaron muertos (557 palestinos y 4 israelíes) y 4.271 heridos.

En Gaza, entre el 8 de julio y el 26 de agosto, 262 escuelas se vieron perjudicadas durante ataques aéreos israelíes. De las cuales 3 fueron completamente destruidas. También 274 jardines infantiles sufrieron daños.

… No más…

*Periodista de Semana Educación.
@simongrma.


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