EDUCACIÓN

"No hubiera sobrevivido a mis hijos en cuarentena sin el jardín": madre de dos

Juliana Martínez reconoce que, a pesar de las dificultades para tomar las clases virtuales con sus hijos de 3 y 5 años, el jardín infantil ha sido fundamental para sobrellevar el aislamiento obligatorio.

27 de junio de 2020
Para Juliana Martínez ha sido todo un reto la cuarentena, cumplir con todas sus laboras y apoyar a sus hijos de 3 y 5 años en las actividades del jardín | Educación Colombia Coronavirus | Foto: Archivo particular

"¡Llegaron finalmente las vacaciones! Por lo general el transcurso del año escolar es más bien rutinario. Los niños entran al colegio en determinadas fechas dependiendo a qué calendario pertenezcan los colegios, salen a vacaciones y uno los mete a algunos cursos al final del año escolar, y vuelve y arranca. Esto funcionaba así antes del coronovirus.

La psicológa Claudia Mora advierte las consecuencias de tener a los más pequeños encerrados. "Si los niños no salen es muy probable que su desarrollo, su vida académica y su vida social se vean afectadas a largo plazo". Vea el video: 

Este año escolar que acaba de terminar fue bastante particular. Los colegios realmente estuvieron abiertos 7 meses del año y a partir de marzo la tarea de la educación se volvió realmente compartida entre el colegio y la casa.

Es claro que no todos hemos vivido este momento de la misma forma y no bajo las mismas condiciones. Además, no todas las familias están compuestas de la misma manera. En nuestro caso particular, tenemos dos hijos, el mayor tiene 5 años y está en prekinder, y el menor tiene 3 y aún en el jardín infantil.

En ambos casos la situación fue muy retadora. Ninguno de los dos está en edad aún de manejar un computador, de leer, de seguir instrucciones sin supervisión, y la mayoría de los conceptos que requieren para hacer sus trabajos los están apenas adquiriendo. Eso sumado al hecho que como papás, no somos pedagogos, pero aún así nos tocó asumir todo un nuevo rol en la educación de nuestros hijos.

Claro está que todo este proceso no lo vivimos solos, en todo momento hubo un apoyo permanente por parte de los colegios. Fue increíble que desde el momento en que se anunció que había que cerrar los colegios por la seguridad de todos, tanto el colegio como el jardín asumieron un rol muy activo en montar todo un sistema para seguir con los procesos de aprendizaje de los niños de manera virtual; y de paso acompañar emocionalmente a las familias. Lo que creo que nadie se imagino fue que algo que se pensó que iba a durar más o menos tres semanas, terminó durando 12 semanas. Y lo que falta...

En el caso particular de nuestro hijo más pequeño, desde el momento que anunciaron que los niños no volvían a las instalaciones del jardín, nos llegó un kit a la casa con la mayoría de los materiales que se iban a necesitar para desarrollar las actividades en casa. Casi de manera automática montaron todo un esquema en Google Classroom donde diariamente se colgaban las actividades acompañadas de videos explicativos, el link para recibir la clase del día de manera virtual por zoom a las 10:00 a.m, instrucciones de que se esperaba por parte de los niños, y de cómo nosotros como papás debíamos acompañarlos en ese proceso. Luego teníamos que enviar la evidencia a través de la misma plataforma. Adicionalmente, nos enviaban un link todos los días a las 9:00 a.m para que los niños se conectaran por Zoom con sus profesoras y amigos. Esto funcionó casi que de manera permanente durante las 12 semanas.

Claro que todo esto puesto de esta manera suena como si el proceso se hubiera dado automáticamente y sin contra tiempos y no hace justicia al esfuerzo que el jardín y todos sus integrantes pusieron de su parte para que esto fuera posible. Las directivas del jardín, en particular su Directora, y las mismas profesoras estaban recibiendo retroalimentación permanente por parte de los papás e iban haciendo ajustes en el camino para mejorar la interacción con los niños. Esto sin mencionar las llamadas “histéricas” de algunos de nosotros porque no sabíamos bien cómo lidiar con todo al tiempo y el jardín nos prestó el servicio de “apoyo psicológico” también.

Hubo otros elementos y ayudas por parte del jardín por lo cuales nosotros en particular quedamos muy agradecidos. Contábamos con conexión permanente con todo el equipo del colegio; en realidad a un chat de distancia tanto de la directora como de la profesora de nuestro hijo. En las 12 semanas por supuesto que hubo momentos muy difíciles porque un niño de 3 años no sólo requiere permanente atención, movimiento, si no que necesita estructura para poder aprender y sobre todo motivación. Imagínense lo que es tener a un niño de esa edad sentado en frente de una pantalla, que se interese por lo que le están mostrando, que no empiece a espichar todo y además mantener la conexión emocional con sus profesoras y amigos. Entonces se dio todo un proceso de renegociación con los niños de la manera en la que ellos estaban dispuestos o podían aprender (bajo estas condiciones) y que se cumpliera con los objetivos de aprendizaje.

Hubo momentos, sobre todo hacia el final de toda esta experiencia, que nuestro hijo se empezó a “apagar” por ponerlo de alguna manera. No se quería conectar ya a las reuniones de las 9:00 a.m, pasó de ser extremadamente activo a darle pereza todo. No quería hacer los ejercicios y decía que se quería acostar a dormir. En ese momento buscamos apoyo por parte del jardín y nos dieron varios concejos y propuestas de cosas que podíamos hacer de acuerdo con su carácter, además de mandarle unas rutinas adicionales de ejercicios. Eso sin mencionar que fueron totalmente comprensivos con la situación, no hubo culpa de por medio, ni tampoco “irresponsabilidad” por parte nuestra. Sencillamente se sobre entendió que todos estábamos haciendo lo mejor que podíamos.

Realmente admirable lo que lograron las profesoras y el jardín en su conjunto. Una cosa es poder apoyar a un niño abrazándolo, llamando su atención tocándolo en el hombro o poderse ajustar al estado emocional del niño día a día; otra cosa muy distinta es hacerlo a distancia donde nada de esto se puede hacer. Esto además considerando el estado emocional de las mismas profesoras que estaban pasando por el mismo efecto del encierro e incertidumbre que todos nosotros, pero tenían que mantener la calma, estar animadas y no perder la perspectiva por el bien de los niños y sus familias.

El día de la clausura del jardín, que tocó por supuesto hacerla por zoom, hubo una felicitación muy especial para los niños por el esfuerzo que hicieron; a los papás por el acompañamiento y compromiso con el proceso de los niños; pero también para las profesoras por haber cumplido con su rol de enseñar a los niños, convertirse en videografas, creativas y además por siempre mantener una súper buena actitud.

Ahora ya estamos en vacaciones. Normalmente inscribiríamos a los niños en el campo de verano del colegio. Este año no se puede hacer de la misma manera, aunque el jardín está ofreciendo unas modalidades bastante útiles que implica que los profesores van a las casas de los niños obviamente cumpliendo con todas los requerimientos de bioseguridad. Ya en agosto vamos a ver. En principio por el tamaño del jardín los niños van a poder retomar las clases de manera presencial a través del esquema de jornadas propuesto por el Ministerio de Educación, pero de nuevo todo está por verse y de acuerdo con la evolución de la pandemia se tomarán nuevas decisiones. Por lo pronto seguiremos con la mente abierta y ajustándonos día a día, pero con la tranquilidad que contamos con el pleno apoyo del jardín, que sabemos que todos tenemos que ajustarnos para lograr que la vida continúe, y sobretodo trabajar porque los niños estén mejor porque el tema del encierro realmente está teniendo un impacto negativo en ellos.