Educación
Transformación educativa: ¿de qué tratan los modelos basados en la educación socioemocional y la mentalidad global?
Algunos colegios en Colombia están adoptando nuevos modelos educativos con el fin de preparar a los estudiantes para los desafíos de un mundo interconectado.
En medio de un mundo globalizado y en constante cambio, la educación enfrenta nuevos desafíos que requieren adaptaciones profundas en los métodos tradicionales de enseñanza. Los modelos educativos basados en la educación socioemocional y la mentalidad global están ganando protagonismo en Colombia, marcando una transición hacia un enfoque que prioriza el bienestar emocional, la adaptabilidad cultural y la preparación para un entorno global cada vez más interconectado.
Este cambio responde a los resultados obtenidos en las pruebas PISA, elaboradas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde Colombia registró un desempeño bajo en áreas como el pensamiento creativo.
Este tipo de pensamiento, crucial en la solución de problemas complejos y la innovación, ha sido identificado como una habilidad clave para el futuro laboral por organizaciones internacionales como la misma OCDE. En consecuencia, las instituciones educativas están reconociendo la necesidad de desarrollar programas que formen no solo en conocimientos académicos, sino en competencias emocionales y globales.
“La idea de que los niños y niñas deben estar atentos a un tablero, copiar conocimientos en un cuaderno y luego repasarlos en casa, es absurda y obsoleta. Las grandes transformaciones se logran a través de la indagación, la comprensión de conceptos y el deseo de vivir intensamente el aprendizaje. La figura del maestro como único portador del conocimiento debe quedar en el pasado. Despertar la pasión por aprender requiere nuevos enfoques”, asegura Santiago José Castro, rector del Vermont School de Medellín.
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La educación socioemocional busca dotar a los estudiantes de herramientas para gestionar sus emociones, fomentar la resiliencia y mejorar sus habilidades interpersonales. En este sentido, el bienestar emocional se convierte en un pilar fundamental del aprendizaje, permitiendo a los alumnos enfrentar los desafíos de manera más efectiva y constructiva. Al integrar estos elementos, las instituciones también promueven un ambiente escolar más positivo y equitativo, donde el desarrollo integral de cada estudiante se convierte en el objetivo principal.
Por otro lado, la mentalidad global va más allá de los enfoques tradicionales centrados en un solo contexto cultural. Se trata de preparar a los estudiantes para que sean ciudadanos del mundo, capaces de adaptarse a diversos entornos culturales y de entender problemas globales como el cambio climático, la desigualdad social y los derechos humanos. Este enfoque promueve la empatía intercultural, la cooperación internacional y una visión más amplia de las realidades globales, habilidades cruciales en un mundo laboral que valora cada vez más la diversidad y la colaboración.
“Este modelo incluye conocer y apreciar diferentes tradiciones y valores, adaptarse a distintos entornos culturales, y evaluar problemas desde una perspectiva global. Además, implica colaborar con personas de diversas procedencias y tener conciencia de los desafíos globales, como el cambio climático y la desigualdad social. Estas competencias preparan a los estudiantes para vivir y trabajar en un mundo cada vez más interconectado, promoviendo la cooperación internacional y la empatía intercultural”, entiza Castro.
La implementación de estos modelos no solo busca formar individuos emocionalmente inteligentes, sino también ciudadanos preparados para interactuar en un entorno global. Las escuelas que han adoptado estos enfoques están ajustando sus currículos para incorporar experiencias de aprendizaje que prioricen la indagación profunda, el pensamiento crítico y el liderazgo. Además, programas complementarios como intercambios internacionales y simulaciones de organizaciones globales están ayudando a los estudiantes a comprender y participar activamente en los desafíos que enfrenta el mundo actual.
Este cambio de paradigma educativo está transformando la forma en que los estudiantes aprenden y se relacionan con el mundo, preparándolos no solo para superar los desafíos académicos, sino también para “convertirse en líderes comprometidos con la construcción de un futuro más sostenible y equitativo a nivel global”.