EDUCACIÓN
Volvieron los colegios: ¿Qué tan riesgosa es su reapertura en plena pandemia?
Muchas familias y profesores tienen miedo al contagio con el regreso de los niños a las aulas, sin embargo, pediatras y psicólogos advierten que el aislamiento prolongado en los niños puede ser peor que la enfermedad.
Para los niños es muy importante que los colegios abran sus puertas por su salud mental y aprendizaje, pero realmente también lo es para toda la comunidad. La vida cotidiana depende de que los chicos vayan a clase mientras los padres trabajan; por eso, en las últimas semanas una prioridad tanto del Gobierno como de las autoridades locales ha sido el regreso de los niños a las aulas tras seis meses.
Ya hemos visto las primeras imágenes de niños en colegios y jardines que han aplicado el modelo de alternancia, el cual consiste en establecer grupos pequeños para cumplir las medidas de bioseguridad y alternar las clases presenciales con las virtuales para evitar las grandes conglomeraciones en los colegios. Cada institución ajustaría esta alternancia a sus necesidades y a su cantidad de estudiantes.
Sin embargo, estas semanas coinciden con las noticias que llegan de Europa de cierre de colegios, por ejemplo en Francia se cerraron 80 instituciones tras 15 días de la reapertura. Con ese panorama, a la medida le han llovido críticas y cuestionamientos.
Muchas familias están asustadas. El coronavirus, un asunto nuevo y poco entendido, las angustia. Hay una avalancha de información sobre la pandemia, las noticias recientes hablan de incrementos en el número de casos, lo que aumenta el temor de los padres a enviar a sus hijos al colegio. Cifras entregadas por la Confederación de Padres de Familia, la principal del país, indican que el 87 por ciento no los enviaría. Entre tanto, una encuesta de la Secretaría de Educación de Bogotá reveló que solo un 12 por ciento está dispuesto a enviarlos a las aulas.
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No obstante y para calentar aún más el debate, otros sectores han instado a reabrir las escuelas con mayor celeridad, pues consideran la cura peor que la enfermedad. Pediatras, psicólogos y expertos en neurodesarrollo sostienen que el impacto en el aprendizaje y en la salud mental de los niños es mucho más grave que el riesgo de volver a las aulas.
Por ejemplo, la Academia Estadounidense de Pediatría, asociación con fama de conservadora y cautelosa, sorprendió con las pautas que entregó para la reapertura de las escuelas. En efecto, van en contravía de las recomendaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en ese país (CDC, por sus siglas en inglés), que mantienen que el aprendizaje remoto es la opción más segura para los niños.
El doctor Sean O’Leary, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas, ayudó a escribir las pautas para reabrir colegios en Estados Unidos. Para él, la covid-19 es diferente a la mayoría de los virus respiratorios. “Los niños cumplen un papel en el aumento de las tasas de influenza dentro de las comunidades. Pero ese no parece ser el caso con covid-19, como indican los estudios en varios países que han reabierto”, señaló el especialista, sobreviviente del coronavirus. “Hemos visto en la literatura y también anecdóticamente que los niños realmente parecen ser menos propensos a contraer la infección y a propagarla”, afirma.
¿Qué dice la evidencia?
La muerte de niños por el coronavirus conmociona a la opinión pública, pero no sucede con frecuencia. Por ejemplo, el número de casos graves registrados en niños menores de 15 años apenas representa 0,6 por ciento del total de casos en Francia.
La revista especializada The Lancet Child & Adolescent Health reveló en un informe que menos del 1 por ciento de los casos en niños resultan mortales. De los 582 pacientes positivos estudiados en España, Gran Bretaña y Austria, cuatro murieron (0,6 por ciento), todos ellos mayores de diez años con problemas médicos preexistentes. La cifra es similar en estadísticas de otros países, como Colombia, donde de casi 10.000 contagiados menores de diez años han muerto 14, una tasa de mortalidad del 0,14 por ciento. “Está claro que reabrir los colegios no va a generar la muerte de los niños. Es más grave el impacto del encierro en su aprendizaje”, dice el neurólogo infantil Jorge Eslava. Recordó que el 88 por ciento de los niños en el país tiene algún signo de afectación en su salud mental por la cuarentena, según un informe del Instituto Colombiano de Neurociencias.
El otro interrogante es la capacidad de los niños, con síntomas o sin ellos, de transmitir el virus a su familia o a los profesores. Los datos al respecto son menos claros porque es difícil estudiar el poder transmisor de sujetos que tienen poca o ninguna señal de la enfermedad
Las pruebas de detección más importantes se realizaron en Islandia, y tienden a confirmar que los niños desempeñan un rol menor en la transmisión. En una de las campañas de pruebas realizadas en la isla ningún niño menor de diez años dio positivo. Kári Stefánsson, un investigador líder en Islandia, le dijo a la revista The New Yorker que de unos 56.000 residentes examinados, “solo hay dos ejemplos en los que un niño mayor de diez años infecta a un padre. Pero hay muchos ejemplos en los que los padres infectan a otros”. Todas las investigaciones apuntan a un mismo resultado: los niños son menos propensos a contagiarse y a servir de vectores de la enfermedad.
Jonas Ludvigsson, pediatra y profesor de epidemiología clínica en el Instituto Karolinska, de Suecia, revisó la literatura relevante a partir del 11 de mayo y concluyó que “rara vez los niños pueden causar brotes de la enfermedad”. Por otra parte, Soumya Swaminathan, científica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aseguró: “Por lo que sabemos, ahora parece que los niños son menos capaces de propagar la enfermedad”. Y Kristine Macartney, directora del Centro Nacional de Investigación y Vigilancia de la Inmunización de Australia, desestimó que los niños sean ‘superpropagadores’ de la covid-19 como sí lo son con la gripe. Aún no hay evidencia suficiente para que la comunidad científica dé una conclusión definitiva; pero con la información recolectada hasta ahora muchos expertos de varios países coinciden en que el riesgo de contagio es más bajo en los niños.
Por eso, los partidarios de reabrir las escuelas piden poner en una balanza el costo-beneficio y riesgo de cada decisión. “En los más pequeños los efectos en el desarrollo y aprendizaje pueden ser irreversibles. La brecha en la calidad, que ya existía desde antes de la pandemia, va a seguir creciendo, muchos de quienes se oponen a la reapertura de las aulas tienen la virtualidad solucionada, alimentación para sus hijos y un espacio seguro en casa, pero ese no es el caso de muchas familias”, dice la exviceministra de Educación, Isabel Segovia.
Kelly Navarro Abello, enfermera jefe de una clínica del Atlántico y madre de dos pequeños, tiene más que claras las cifras de contagios y muertes, pues vive la situación a diario. Ella más que nadie extraña que los colegios abran, ya que con esta coyuntura puede apoyar muy poco la educación virtual de sus hijos: “Sin hacernos los mártires, porque hay gente que puede tener condiciones más complicadas, la salud está primero en estos momentos, incluso sobre la calidad académica. Hay que tratar de que los niños se esfuercen y hagan las tareas bien, aunque tengamos claro que nunca será igual al nivel del colegio”.