GASTRONOMÍA

La nueva era del corrientazo

El almuerzo corriente, el popular corrientazo, ha ganado un espacio importante en la vida de los colombianos. Durante años este tipo de menús ha colmado las necesidades de miles de trabajadores o estudiantes que deben almorzar lejos de casa.

4 de enero de 2020
Comer fuera de casa ocupa el tercer lugar, después del pago de vivienda propia y el arriendo mensual, en los rubros que pesan más en las economías hogareñas.

Se trata de una comida sencilla que busca reflejar lo que los comensales consumirían en sus hogares, a veces con platos típicos de las respectivas regiones. Con sus bajos precios, entre 6.000 y 15.000 pesos, ofrecen un ahorro importante no solo porque llenan las necesidades sin tanto desplazamiento, sino porque reemplazan la preparación de los alimentos.

Sin embargo, la transformación digital y los cambios en los gustos del consumidor empiezan a hacer mella. Cada vez surgen nuevos formatos que compiten son el servicio tradicional, entre ellos, plataformas tecnológicas que abaratan costos y ofrecen otras opciones de menú. En otras palabras, a los corrientazos también les está llegando su modelo disruptivo. Y la fidelidad de sus clientes está, en muchos casos, amenazada.

En Colombia la tendencia de comer fuera ha crecido tanto que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) ya considera esta categoría para medir la inflación. Cifras del sector revelan que el 38 por ciento de los colombianos almuerza fuera de casa una o más veces a la semana, y 1,2 millones de hogares han destinado entre un peso y 10.000 pesos para hacerlo, según el Dane.

La Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares, que realiza esta entidad, encontró que 62 por ciento de los colombianos come fuera a la hora del almuerzo. Además, en 2006-2007, el 67 por ciento de los hogares usó los servicios de restaurantes, cafés y establecimientos similares, cifra que llegó a 87,1 por ciento diez años después. Este rubro forma parte de los cinco que pesan más en el gasto de los hogares –con un 3,2 por ciento–, en el tercer puesto después de pago de vivienda propia (9 por ciento) y arriendo mensual de vivienda (5 por ciento).

Justamente el gasto de los hogares muestra el potencial para el sector de restaurantes. Cifras de la consultora Raddar revelan que los colombianos gastaron más de 31,9 billones de pesos en establecimientos gastronómicos hasta diciembre de 2019. Impulsaron ese gasto factores como el aumento en los ingresos, los precios de los alimentos frescos y el desempeño de la canasta de entretenimiento.


Restaurantes tecnificados y las cocinas ocultas están dando un vuelco al corrientazo. Satisfacen las necesidades de los nuevos consumidores.

De esta cifra, Raddar calcula que 93 por ciento corresponde a corrientazos y el 7 restante a restaurantes más sofisticados. Esto significa que los almuerzos populares han movido en el año unos 29,7 billones de pesos.

La modernización y el servicio contribuyen a este crecimiento. Algunos establecimientos han logrado estandarizar procesos y transformarse. Otros, como la cadena Dlz, avanzan con modelos disruptivos. Y una nueva generación empieza a surgir con las plataformas tecnológicas.

Sadoth Giraldo Acosta, director de posgrados de mercadeo de la Universidad EAN y experto en el tema, explica que a los ojos de los consumidores, este producto ha evolucionado tanto en precio como en forma. Estos establecimientos usan a diario su creatividad financiera para poner en el mismo plato un grupo de productos que nutran, tengan un buen precio y en muchos casos, llenen.

La inteligencia artificial se convertirá en uno de los grandes aliados y marcará el futuro de los restaurantes que ofrecen estos platos.

Además, el corrientazo dejó de ser un servicio masivo para convertirse en uno personalizado, porque incluso los dueños de los restaurantes tienen identificados a sus clientes para ofrecerles el servicio en su casa u oficina. Eso sí, ahora enfrentan –como en otros sectores– los retos del cambio generacional y la tecnología, pues los millennials, centennials y otras generaciones prefieren comidas saludables y consumir en establecimientos que tengan intención fuerte de cuidar el medioambiente.

Hacer este cambio no ha sido fácil para el restaurante tradicional, porque preparar alimentos veganos, vegetarianos o saludables resulta más costoso que los almuerzos tradicionales.

Nuevos formatos de servicio de alimentos están aprovechando este vacío para satisfacer esas necesidades y brindar una mejor experiencia a los consumidores. La mayoría de esas iniciativas tienen que ver con la llegada de la tecnología al sector.

Hoy existen empresas que además de brindar nuevos menús, acuden a herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial para darle un vuelco a este tipo de productos.

Emprendimientos como Muy, Loncheo y Foody dan luces sobre lo que podría ser la nueva era del corrientazo. Muy, por ejemplo, transformó el concepto del restaurante al eliminar algunos actores tradicionales como los meseros, y al implementar tecnología en los locales para agilizar los pedidos y las entregas de los almuerzos. Juan Carlos Ordóñez, country manager de Muy en Colombia, explica que el concepto fundamental de su restaurante es hacer que sus clientes ahorren dinero y tengan más tiempo libre. Por ello apelan a la tecnología como un aliado para evitar filas y recibir el pedido lo más rápido posible. Por ejemplo, utilizan pantallas para hacer pedidos en los locales, pueden solicitar su almuerzo mediante la app y recogerlo en el establecimiento o a domicilio, entre otras facilidades.

Loncheo, por su parte, lleva menos de un año en funcionamiento y ha logrado, mediante los pedidos a domicilio, revolucionar los almuerzos en Bogotá. Se enfoca en ofrecer un plato (bowl) económico únicamente a domicilio, por medio del modelo de cocinas ocultas, que ofrece a diario un menú diferente a usuarios que piden vía WhatsApp, a buenos precios.

Foody, de otro lado, ofrece almuerzos saludables y balanceados, con lo que rompe el mito de que prepararlos resulta costoso. Antonio José Plata, uno de sus fundadores, dice que el modelo de negocio se basa en producir y entregar almuerzos con un balance nutricional, un aporte controlado de grasas, azúcares y harinas, y un alto contenido de proteína, vitaminas y minerales, a precios desde 11.900 pesos con el domicilio incluido. Estos tres negocios pueden entregar a diario entre 500 y 5.000 platos. En el último año registraron ventas superiores a los 3.000 millones de pesos.

“El corrientazo tuvo un punto de inflexión en los últimos dos años cuando nacieron empresas como la nuestra y unas más avanzadas que utilizan datos para adaptar los menús al público. No cabe duda de que en los próximos cinco años más restaurantes verán la necesidad de adoptar tecnología como la inteligencia artificial para lograr eficiencias, mejorar sus predicciones y brindar un almuerzo sofisticado que se adapte a las preferencias del consumidor”, dice Juan David Pinzón, cofundador de Loncheo.

No es posible que el restaurante físico desaparezca, pues su principal atractivo es brindar un lugar para compartir. Pero expertos y emprendedores creen que llegará un punto en que las cocinas ocultas y las plataformas digitales dominen el mundo gastronómico.