RELACIONES DE PAREJA
¡Lo mío es mío y lo tuyo es nuestro!: cómo manejar las peleas por plata con la pareja
Hablar de las peleas conyugales por dinero es un tabú para muchos. Pero expertos consideran que las terapias financieras son tan importantes como ir al psicólogo por problemas de sexo o desacuerdos en la crianza.
Encontrar un equilibrio entre amor y dinero puede resultar complicado. Quien haya convivido por más de un año con su media naranja lo sabe bien. Luego de la luna de miel llegan las disputas por quién pagará los servicios, qué tanto deberían gastar en las próximas vacaciones o si conviene endeudarse más para comprar un carro. Muchos, incluso, esconden de sus seres amados algunos gastos banales.
En efecto, los estudios demuestran que la plata es la causa de la mayor parte de los conflictos de las parejas, más aún que los hijos. Un trabajo hecho a finales de 2017 por Ramsey Solutions, la prestigiosa compañía de educación financiera, encontró que a más deudas de un matrimonio, mayores probabilidades de divorcio. Y otro, realizado en 2010 por Paperback, pidió a 100 esposos llevar un diario con detalles y calificaciones de las peleas que tuvieron durante dos semanas. Demostró que las peores discusiones, y a menudo las más difíciles de resolver, tenían que ver con el dinero.
Muchos expertos coinciden en que las personas podrían evitar esos dolores de cabeza si estuvieran preparadas para hacerlo. Pero antes de convivir con alguien nadie recibe orientación sobre lo que implica compartir el dinero. E incluso, después de la convivencia, contarle a un psicólogo sobre las peleas por plata sigue siendo tabú. Lo demuestra que hasta hace muy poco los futuros cónyuges solo hablaban del tema en el curso prematrimonial.
Pero eso está cambiando. Varias universidades y expertos en finanzas animan a los enamorados para asistir a cursos y terapias sobre el tema antes de irse a vivir juntos o de tirar la toalla de su relación. En la exitosa iniciativa Money & Marriage, creada por la misma Ramsey Solutions, las parejas reciben tres horas de terapia y consejos financieros. Rachel Cruze, quien dicta los seminarios, dijo a la revista Time hace poco que, contra todos los pronósticos, los cursos desde 2017 se han agotado en su totalidad.
Marriage Money Bootcamp, un curso de conferencias en línea creado por el experto financiero Richard Davey, también arrasa en el mercado. El sitio, lanzado en 2018, tiene un widget que permite hacer preguntas en tiempo real. Daver incluso ha notado que las parejas lo usan en medio de una pelea. Ha tenido tal acogida que el experto piensa certificarse como terapeuta.
A esto se suman instituciones académicas como la Universidad Estatal de Kansas, la Universidad de Georgia y la Universidad de Creighton en Nebraska, que ya ofrecen capacitaciones y certificados de posgrado para realizar terapias financieras. Aunque la mayoría abordan de forma general la manera en que las personas se relacionan con el dinero y cómo afecta sus vidas, un grupo importante se ha interesado en las parejas.
Uno de ellos es Jeffrey P. Dew, profesor asociado de la Escuela de Vida Familiar de la Universidad Brigham Young. Dice que estos desencuentros se presentan porque desde la infancia cada persona desarrolla una relación singular con el dinero. “Para algunos significa seguridad, mientras que para otros significa aventura. Y cuando se mezclan estos individuos opuestos, los significados entran en conflicto”, dice.
En ese sentido, las peleas por plata no solo se refieren a cómo repartir la tajada, sino que involucran la esencia de los miedos, las esperanzas y los deseos de cada uno. Por eso, más que una discusión de a quién le corresponde pagar qué, resulta clave para evitar conflictos reflexionar sobre lo que hay detrás del comportamiento de gastos. Para muchos, el matrimonio y la riqueza ofrecen un ambiente de protección y un puerto seguro. Por eso no resulta extraño que las parejas con problemas financieros se divorcien con más frecuencia, explica Lauren Papp, directora del laboratorio de parejas de la Universidad de Wisconsin y autora de varios estudios sobre asuntos maritales.
¿Quién gasta?
Pero muchas peleas surgen no por cómo gastar, sino por quién lo hace. Hace solo unos días, Kevin O’Leary, multimillonario jurado del reality Shark Tank Estados Unidos, advirtió en una entrevista con el canal CNBC que el mayor problema en un matrimonio llega cuando uno de los cónyuges gasta el dinero del otro sin preguntarle. “Hay matrimonios que comienzan con buen pie, pero luego descubren que su esposo o esposa es un ‘shopaholic’ y todo se va al traste”, dijo. Y la ciencia lo respalda. En marzo de este año, un estudio publicado en la revista científica PLOS One descubrió que el desequilibrio en el gasto, percibido a la hora de compartir las finanzas, tiene un peor efecto en la armonía conyugal que la frecuencia de las relaciones sexuales o la desigualdad en las tareas domésticas. Eso tiene sentido, dice la socióloga Gretchen Peterson, coautora del estudio, porque las parejas no comparan sus ingresos con el de otras personas, pero sí tienen datos sólidos sobre cuánto gana cada uno.
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En este punto, los expertos coinciden en que las nuevas generaciones están cambiando la forma cómo manejan las finanzas maritales. El creciente poder económico de las mujeres ha hecho que muchos consideren compartir por igual las responsabilidades de la familia. Lo prueba una reciente encuesta de Business Insider que muestra que los millennials (nacidos entre 1980 y 1994) son menos propensos a tener una sola cuenta en sus matrimonios. Mientras que el 64 por ciento de los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1965) compartían sus finanzas con la pareja, esa cifra cayó al 37 por ciento en los nacidos a final del siglo. “A medida que las personas se casan más tarde, están menos acostumbradas a que alguien vigile sus hábitos de gasto”, explica Steve Dorval, CEO de Twine y jefe de Innovación de John Hancock. Esta compañía creó la aplicación Honeydue, que ofrece a las parejas fórmulas de acuerdo sobre la información financiera que compartirán.
Y es que decidir si combinar las finanzas o no es otro gran dilema conyugal. Para algunas parejas, tener cuentas separadas reduce una gran fuente de estrés. Sin embargo, para la terapeuta financiera Amanda Clayman, las cuentas conjuntas facilitan estar al tanto de los objetivos compartidos, equilibrar la responsabilidad y mantener la transparencia.
Para O’Leary, lo mejor es cortar los problemas por dinero de raíz mediante la transparencia. “Hay que salir a una cita y hablar sobre el tema. Antes de casarse, pregunte si la persona tiene alguna deuda; o durante, converse sobre cuánto dinero quiere gastar la otra persona en los próximos años”. Para el inversionista, esta charla, por muy superficial que parezca, puede marcar la diferencia en un matrimonio.
Estar sincronizados en el tema garantizará una mayor prosperidad. De hecho, hay evidencia de que el matrimonio enriquece económicamente. No solo porque genera más ahorros, sino porque hay un beneficio psicológico en juego. Las personas felizmente casadas son más responsables, menos agresivas, menos propensas a hacer algo ilegal y más saludables. Por eso, si está pensando en tirar la toalla, O’Leary les aconseja a las parejas que no se apresuren a divorciarse, y mucho menos por plata. Para eso ya existe la opción de ir a terapia.