FRAUDE
El mundo que dejó Madoff
Desde que salió a la luz pública la gran pirámide que montó Bernard Madoff se ha desatado una truculenta historia que incluye detenciones, demandas, infartos y muerte.
Han transcurrido dos años desde que el financista Bernard Madoff confesó que el negocio de inversiones que había creado era una "gran mentira". Desde entonces, casi todas las vidas que tocó el cerebro de esta gran estafa están destrozadas. El gigantesco fraude, considerado el mayor en la historia del mundo -estimado en más de 50.000 millones de dólares- dejó una estela de dolor y rabia que todavía no ha parado de causar estragos.
La vida de muchas de las víctimas que no han recuperado nada del dinero invertido está destruida. A siete ex empleados de la firma Madoff les cayó el peso de la justicia y están acusados o detenidos. Varios inversionistas que recibieron más dinero del que pusieron enfrentan demandas de indemnizaciones. Y la familia Madoff vive su propia tragedia.
Mientras Bernard Madoff paga su condena de 150 años en una prisión de mediana seguridad en Carolina del Norte, sus hijos y su esposa tuvieron que adaptarse a una nueva vida. Los paparazzi los persiguen, los ex empleados y víctimas los abordan en las calles para insultarlos, y el encargado de recuperar la plata del fraude los tiene entre ojos, tratando de quitarles hasta el último centavo.
Lo más cruel de esta tragedia ocurrió justamente el sábado 11 de diciembre, día en el que se cumplía el segundo aniversario del arresto del financista. Mark de 46 años, el mayor de los hijos, no pudo soportar los efectos de la estafa de su padre y se quitó la vida. Lo encontraron muerto en su apartamento de Manhattan colgado de un tubo del techo, mientras que su hijo de 2 años dormía solo en otra habitación, según la Policía de Nueva York.
El mismo día del suicidio, el diario Wall Street Journal (WSJ) publicó un artículo en el que relató cómo la han pasado en estos últimos meses los que hacían parte del mundo de Madoff: sus hijos, la esposa, el hermano y otros relacionados con el escándalo. Según la crónica, Ruth Madoff, la esposa, ha pasado los días más amargos de su vida. De 69 años, es seguida constantemente por fotógrafos y equipos de televisión. Aunque el propio Madoff trató de mantenerla al margen del crimen que él cometió, esto no ha sido posible. Salir de su apartamento para ir al supermercado ha sido toda una odisea para Ruth.
Pero quitarse el estigma del fraude de su esposo es aparentemente lo de menos. Peor ha sido perder la fortuna y el ritmo de vida y de consumo que esta le permitió durante años. A la señora Madoff se le permitió conservar 2,5 millones de dólares en efectivo, según el acuerdo con los fiscales federales el año pasado, a cambio de renunciar a sus pretensiones que eran de cerca de 80 millones en activos en su nombre. También le fue devuelto su pasaporte, que había entregado como parte del paquete de rescate de su marido.
Aunque los investigadores federales no encontraron pruebas de que ella hubiera participado activamente al ocultar el fraude de su marido, el año pasado, Irving Picard, el encargado por la Corte de manejar el proceso de recuperación de activos, la demandó en busca de 44 millones de dólares. El diario The New York Post informó que a mediados de año estuvo viviendo en la Florida con sus amigos y familiares y otros diarios han informado que la han visto andar en carros de lujo.
Para los dos hijos de Bernard Madoff, Mark y Andrew, la vida se les puso patas arriba desde que su padre les confesó el fraude. Ambos fueron ejecutivos en Madoff Investment Securities LLC y aunque alegaron que no sabían sobre el fraude, el año pasado fueron demandados por varios de sus ex empleados, por el dinero que perdieron a causa de la pirámide. Andrew hasta se ha ido a los puños con algunos de ellos.
Para Mark soportar este drama fue más difícil. Durante varios meses, intentó sin éxito conseguir un trabajo y retomar sus contactos con el negocio bancario pero solo recibió rechazos. Al final terminó desarrollando aplicaciones para iPad. Vivía en el barrio de Soho de Manhattan con su esposa, Stephanie, quien tuvo que cambiar el apellido de Madoff por Morgan para tratar de llevar una vida sin 'mancha' y alegando amenazas de muerte. Según el WSJ la pareja compró una casa de 6,5 millones de dólares en Nantucket, Massachusetts, a mediados de 2008.
Mark estuvo tan impactado y su vida se tornó tan amarga que terminó por quitarse la vida, pues no pudo soportar las humillaciones sufridas. Muchos se preguntan qué sabía realmente de las maniobras fraudulentas de su padre, con quien había trabajado durante décadas, en su empresa de inversiones. Sin embargo, no se hallaron evidencias que lo incriminaran, ni a él ni a su hermano Andrew. Mark es una víctima inocente de los monstruosos delitos de su padre, dijeron los abogados el día del suicidio.
Su hermano Andrew, el menor, de 44 años, ha podido lidiar mejor la tragedia. Después de haber superado una grave enfermedad, se dedicó intensamente al deporte y todas las mañana monta en bicicleta y recorre largas distancias en Manhattan. Está trabajando con su novia, Catherine Hooper, que tiene una firma consultora. Su vida le cambió del día a la noche. Tiene que estar detrás de escena en la firma y no tratar con los clientes, pues no estarían muy a gusto que sea el hijo del mayor estafador en la historia quien los asesore.
Pese al drama de la familia, hay algo que no le perdonan las víctimas de la estafa: el costoso estilo de vida que siguieron llevando. Según el abogado Irving Picard, las viviendas en Manhattan, Nantucket y Greenwich, Connecticut, una ofensa con los afectados. Para Picard, todo lo que tenían, desde el colchón sobre el que dormían, pasando por el televisor, hasta el gimnasio privado y la ducha, habría sido pagado con dinero obtenido fraudulentamente. Él cree que Ruth y Bernard Madoff transfirieron los fondos a ellos. Según la agencia de noticias DPA, Mark Madoff habría recibido un sueldo astronómico y el abogado Picard le reclamó la devolución de 66,9 millones de dólares, lo que lo habría llevado a la ruina.
Otros familiares también están en la mira de las autoridades. Peter Madoff, el hermano de 65 años de Bernard y ex oficial jefe de cumplimiento en la empresa, tiene la mayoría de sus activos congelados en espera del resultado del litigio. Alega que no tenía conocimiento de la pirámide de Madoff. Según él, hasta su esposa perdió millones de dólares que había invertido con su hermano. Shana Madoff, hija de Peter y quien era una abogada de la firma de Madoff, vive con su esposo y sus dos hijos menores en un apartamento de Manhattan. Ella también esta demandada por Picard, que busca alrededor de 200 millones de dólares, producto de ganancias mal habidas.
La tragedia tocó también a Jeffry Picower, considerado el mayor beneficiario de Madoff. Fue socio del financiero y, según los investigadores, retiró 7.800 millones de dólares de la empresa de inversión de Madoff desde 1970, a pesar de que solo depositó 619 millones, de acuerdo con los investigadores. Ahora, Irving Picard y otros investigadores federales llegaron a un acuerdo con Barbara, viuda de Picower, para recuperar 7.200 millones de dólares. Jeffry Picower falleció a los 67 años tras sufrir un ataque cardiaco mientras nadaba en la piscina de su mansión.
Debajo de las piedras
Aunque algunas de las víctimas han recuperado el dinero, muchas todavía no lo han logrado. Irving Picard está buscando dinero y activos hasta debajo de las piedras. Hace poco presentó una ola de demandas de indemnización por los fondos de personas o empresas que dijeron no saber de la pirámide, pero se beneficiaron de ella.
Entre los demandados está el banquero Sonja Kohn, de Austria, sus familiares y entidades relacionadas por 19.600 millones dólares, la mayor demanda que ha puesto en marcha para recuperar el dinero para las víctimas del fraude. También han sido demandados en los dos últimos años grandes bancos internacionales como UBS, JP Morgan o Hsbc, el Bank Austria, UniCredit. Se les acusa de consentir a sabiendas la mayor estafa de la historia e, incluso de ganar dinero con ella.
Un informe de CNNMoney.com reveló que los investigadores están casi a mitad de camino para recuperar 20.000 millones de dólares en activos robados. Los investigadores se han ocupado de escudriñar todo. Inclusive apartamentos en Manhattan, casas en Francia y la Florida, su yate llamado El Toro, joyas, relojes, etcétera. Muchos elementos han sido subastados, pues todo vale. Según CNNMoney, el valor de algunos de los elementos, como diamantes incrustados en joyas Tiffany que pertenecían a Ruth y una chaqueta de los Mets con el nombre Madoff estampada en la espalda, dejó 15.000 dólares en una subasta.
Todo esto se ha sumado a miles de millones de dólares que se utilizarán para indemnizar a las víctimas. Se han identificado 15.751 reclamaciones legítimas de antiguos inversionistas. Las reivindicaciones de las víctimas, muchos de ellos ancianos jubilados, suman cerca de 5.900 millones de dólares, según Picard, que ha demandado al menos 400 inversionistas que retiraron más de lo depositado en la firma de Madoff. El asunto es que ellos no sabían que se estaban beneficiando de una pirámide.
A pesar de los esfuerzos, todo parece indicar que la mayoría de las víctimas de esta pirámide nunca recuperarán su dinero. Y aunque Madoff pasará el resto de su vida en prisión, la estela de dolor y rabia que dejó es inmensa, incluida su familia, que ya está pagando con la muerte de Mark los platos rotos de la gran estafa.