PANDEMIA
¿Qué tan cerca está el mundo de la inmunidad de rebaño?
Hay una sola manera de controlar el coronavirus: que la gente se vuelva inmmune. Según algunos expertos, podría lograrse antes de lo pensado y mucho antes de la vacuna. Estos son sus argumentos.
Hay una sola manera de controlar el coronavirus: que la gente se vuelva inmune. Esto se puede conseguir con la vacuna, en lo que trabaja a toda marcha más de una decena de compañías, pero también cuando una parte importante de la población se contagia. La primera, según anuncian los investigadores, podría lograrse a finales del año, pero no hay garantías de que sea efectiva o de que sirva para todo el mundo y les llegue rápidamente a todos.
Ante ese panorama incierto, los expertos están más pendientes que nunca de la segunda solución: la inmunidad de rebaño, es decir, ese momento en el cual el virus ha infectado a una masa crítica tan grande de gente que ya no encuentra más huéspedes para sobrevivir. En términos futboleros, una barrera inexpugnable capaz de detener los tiros libres del coronavirus.
Algunos lo ven como la alternativa más seria que tiene el planeta. Según Tom Britton, matemático de la Universidad de Estocolmo, después de una ola de infecciones la inmunidad natural se distribuye de manera más eficiente que con una campaña de vacunas.
Por eso, hoy muchos compiten por resolver el acertijo de la proporción de personas inmunes necesaria para que esto suceda, conocida como el umbral de inmunidad de rebaño.
En Nueva York, Londres, Bombay e incluso Leticia, Colombia, muchos expertos creen que ya ha habría aparecido la inmunidad del rebaño.
Al principio de la pandemia, se creía que para alcanzar ese umbral era preciso que un 70 por ciento de una población estuviera inmune, o sea que ese porcentaje hubiera sobrevivido a la infección y desarrollado anticuerpos. Pero ahora algunos piensan que ese número podría ser más bajo.
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De acuerdo con un artículo de The New York Times, la mayoría de los científicos consultados creen que con un 50 por ciento sería suficiente. Otros expertos dijeron que, incluso, con solo 43 por ciento, y una minoría opina que la inmunidad estaría entre 10 y 20 por ciento. Asimismo, consideran que países enteros ya la habrían conseguido, como Suecia. De ser así, la pandemia podría controlarse más pronto de lo pensado.
Además, al comienzo de la emergencia sanitaria nadie sabía si la gente desarrollaba anticuerpos contra el virus, aunque todo parece indicar que sí. Científicos de la Universidad de Arizona que monitorearon estas respuestas al virus han visto señales de que la gente desarrolla inmunidad fuerte y duradera aun con infecciones leves. Otros creen que como el SARS-CoV en 2002 produjo inmunidad de dos años, con el SARS-CoV-2, primo de esa infección, sucedería lo mismo. La verdad se conocerá solo con el tiempo.
En Suecia mucha gente ha vuelto a su vida normal. Algunos científicos creen que se habría conseguido la inmunidad de rebaño, pero a un alto costo: miles de muertos.
Lo cierto es que en Nueva York, Londres, Bombay e incluso Leticia, Colombia, muchos creen que ha aparecido la inmunidad del rebaño luego de que un gran número de la población estuvo expuesta al patógeno.
En Nueva York, por ejemplo, ciertas comunidades como la de los judíos ortodoxos de Brooklyn, muy afectados en abril por el patógeno, ahora viven mucho más relajados. Prácticamente, a todos les dio, algunos murieron, pero los que sobreviven sienten una sensación de seguridad al andar por las calles. Según un sondeo realizado a finales de julio por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la seroprevalencia de coronavirus en Nueva York, donde 230.000 personas tuvieron el virus y murieron 23.000, es de 11,6 por ciento. La epidemióloga Sunetra Gupta, de la Universidad de Oxford, señaló que Londres habría experimentado algo similar.
En mayo, el Amazonas fue el epicentro de la pandemia en Colombia y hoy registra apenas cuatro casos diarios. Eso también les indica a las autoridades de salud que al menos su capital, Leticia, habría conseguido la ansiada inmunidad de rebaño. Próximamente, el Gobierno practicará pruebas de serología para corroborar el porcentaje de la población con anticuerpos.
El virus se mueve más lentamente en las zonas rurales y en los suburbios, pero va a mil en las ciudades. En los jóvenes la infección es más rápida que en los mayores por la misma dinámica de cada grupo.
En Bombay, India, efectuaron un estudio juicioso que consistió en ir a las casas y tocar en cada cuarta puerta para hacerles a los residentes pruebas aleatorias de anticuerpos. Las autoridades encontraron que, en los barrios más pobres, entre 51 y 58 por ciento de las personas tenían protección natural, al contrario de los barrios más opulentos, donde esa cifra oscila entre 11 y 17 por ciento.
Varios epidemiólogos consideran que el hecho de que en estas ciudades no se hayan presentado nuevos brotes muestra que sus habitantes ya adquirieron inmunidad de rebaño.
Pero antes de cantar victoria, algunos expertos expresan varias advertencias. Es cierto que el virus podría encontrar más dificultad en esas ciudades para transmitirse. “Eso sería distinto a hablar de inmunidad de rebaño”, dice el médico epidemiólogo Carlos Trillos, profesor de la Universidad del Rosario. La inmunidad aparece al tener una proporción suficiente de personas inmunes, y ese umbral varía de una región a otra por factores genéticos, culturales, sociales, la densidad poblacional y las comorbilidades, entre otros.
En el caso de India, los expertos señalaron que el hacinamiento, los baños compartidos y el poco acceso a los tapabocas hicieron que la infección se expandiera velozmente en los barrios más pobres. El virus se mueve más lentamente en las zonas rurales y en los suburbios, pero va a mil en las ciudades. En los jóvenes la infección es más rápida que en los mayores por la misma dinámica de cada grupo: los primeros salen más y tienen más contacto con la gente.
El umbral de inmunidad de rebaño cambia de acuerdo con el número de reproducción efectiva (RT, o la cantidad de personas que un infectado puede contagiar). Así, algunos sectores de una misma ciudad lograrían esa barrera natural, pero no otras. “En Colombia el RT varía según la región y el periodo analizado, no es un número mágico, puede ser distinto en Estados Unidos y en China”.
"Es probable que en una ciudad golpeada por el coronavirus queden grupos susceptibles que podrían contagiarse al relajar las medidas de bioseguridad”, dice Trillos.
Eso dificulta establecer el umbral de inmunidad de rebaño, más aún cuando nadie sabe cómo se comporta el virus. Eso explica que unos expertos lo estiman en 60 y otros en 10 por ciento, como señaló The New York Times.
Creer que ya apareció esta barrera natural es, además, un arma de doble filo que llevaría a muchos a creer erróneamente que desapareció el peligro. “Es probable que en una ciudad golpeada por el coronavirus queden grupos susceptibles que podrían contagiarse al relajar las medidas de bioseguridad”, dice Trillos. Según los especialistas, el virus no se detiene de un momento a otro y, aunque la tasa de nuevos casos caiga a niveles bajos, puede haber rebrotes. “Estos, como sucedió en Japón, Israel y Australia, pueden ser casi más grandes que la primera ola”.
Existe, además, un dilema bioético. En efecto, para lograr la inmunidad de rebaño, así sea con un umbral de solo 20 por ciento de la población, mucha gente tiene que infectarse y morir. Esta inmunidad se calcula con tres números: el total de la población de una ciudad o país, el umbral de la inmunidad –que puede variar entre 43 y 60 por ciento– y el porcentaje de gente infectada y muerta.
Por ese riesgo humano, Trillos considera que un país no debe esperar a que las infecciones creen la barrera natural que confiera la protección de rebaño. “Debemos aspirar más bien a vacunar al mayor número de personas”, dice. Pide ser muy estrictos con la prevención en estos momentos para ver un descenso de los casos en septiembre. “Lo ideal es lograr una barrera compuesta principalmente por la población vacunada y en menor proporción por la infección natural”, dice. Todo ello para no correr el riesgo de que siga muriendo gente por este patógeno.