Especiales Semana

EL PUMA SACA LAS UÑAS

Después de 7 años, José Luis Rodríguez vuelve a Colombia con más ambiciones que aumentar el número de fans

12 de agosto de 1985

Siete años después de su última visita a Colombia, cuando apenas sí doblegaba el sentimiento de alguna franja de la gente común--la misma que aún se afecta con las radionovelas supérstites de los años 50--vuelve por aquí el venezolano José Luis Rodríguez, El Puma. Pero es otro Puma.
Ahora, y ya no como en aquella ocasión cuando era un viajero del montón, vuela con su séquito en primera, viene cargado de oro, viene absolutamente familiarizado con los tumultos y ruedas de prensa, pero sobre todo viene convertido en el segundo hispanoamericano más universal de los que viven de la garganta.
Ya no sólo se impone entre la gente común, muy por encima de Pedrito Fernández, sino que en esferas más altas y gracias a los papeles trágicomusicales en 17 telenovelas, también consiguió su cupo afectivo entre las amas de casa solventes que hasta hace poco, al mediodía, veían la telenovela "El ídolo". Lo aceptaron tanto que según Nielsen, alcanzó 62 puntos de sintonía, no obstante que "El ídolo" estaba enfrentada a Dancin'Days, una telenovela brasilera protagonizada por la sensual Sonia Braga. Según Nubia Gamboa, jefa de prensa de la Programadora de Jorge Barón, que tenía los derechos de la telenovela del Puma, "dio la más alta rentabilidad comercial. Cupo lleno".
VOTOS Y FANS
De manera que a menos de un mes de finalizado "El ídolo" (junio 18), regresa Rodríguez en vivo, carne y hueso, con el terreno abonado para afianzar su imagen de cautivador triunfante. Sin embargo, más allá de eso parece que lo que realmente ahora lo obsesiona es cultivar su imagen de abanderado nuevo de la reivindicación tercermundista y latinoamericana en particular, fijación que ha nutrido con tal persistencia que ahora se le menciona--y es otra novedad en El Puma que llega--como "factible candidato a la Presidencia de su país", según comentario de la revista caraqueña Mundo Artístico del pasado nueve de mayo.
Es una pretensión que él no revela ni desmiente, y en eso es más medido que otro cantor aspirante, Rubén Blades, ahora muy estudiante de Harvard con la intención confesa de hacer un día en Panamá campaña con salsa. Pero si El Puma se mide en lo tocante a su posible postulación como mandatario, no deja en cambio duda sobre su aspiración de líder latinoamericanista, como estableció durante su visita del 30 de marzo pasado a Edward Koch, el alcalde de Nueva York, cuando dijo: "me gustaría ser una conexión de toda Latinoamérica y servir para la integración de nuestros pueblos. Es un sueño que se puede realizar cuando levantemos nuestras fronteras y las unamos en ciertas cosas en favor de los latinoamericanos"
Koch no es el más prestante que le haya escuchado el pregón. Se lo dijo a Reagan, a Felipe González, Miguel de la Madrid, Lusinchi, por supuesto; y ahora al presidente Betancur. Pero, en rigor a los resultados, es un pregón sin eco: no se sabe de un solo dólar, peso, peseta o bolívar que haya respaldado sus inquietudes reivindicadoras. Pero él insiste por su riesgo y, especialmente, por su cuenta. Y si bien es cierto queno es mucho lo que ha podido avanzar en sus proyectos de combatir el analfabetismo rural, y mientras la Fundación "José Luis Rodríguez" especializa los primeros pediatras que luego servirían en Latinoamérica y mientras despega --si despega--la campaña de vacunación masiva que trata de coordinar con la Unicef para la misma región, El Puma se conforma por lo pronto levantando el nivel de diversión del área, con la contratación de estelares futbolistas argentinos, que presta a clubes cotizados (hoy están en Boca Juniors), para luego realizar giras con estos equipos por Latinoamérica, como parte de la negociación.
Pero por encima del relativo alcance de sus propósitos, esos mismos propósitos determinan la enorme brecha que va del Puma de hace siete años al que llega. Siete años atrás ni pensar en imaginarse a José Luis con aires de líder y estadista, que pidiera audiencias en palacios como los mortales al odontólogo, y mucho menos que aquel venezolanito medio tímido y que era introducido en las salas de redacción por melifuos agentes promocionales de casas disqueras, fuera hoy uno de los consentidos mayores de la CBS, que busca espacios para atender enviados del Washington Post, que merece reseña del New York Times y que, además de las portadas que ha merecido en casi todas las revistas latinoamericanas, ahora es también comidilla del mismísimo cuerpo editorial de "Hola".
Es más: tanto cambiaron los papeles que para coordinar reportajes y tratar de aplacar el desorden, antes de que El Puma pise una pulgada de Colombia, con cinco días de antelación llega su agente de prensa, la ex virreina nacional de la belleza, Rosaura Rodríguez, una de las 63 personas que vive en función del cantante.
COSECHA EN VIÑA
Es el éxito de un caraqueño de triste cuna, hijo de un perseguido político que debió tomar el camino del exilio en Panamá y Colombia durante cuatro años y que al regresar a su país, junto con la democracia, concluyó a los trancazos un bachillerato que si por algo lo recuerda hoy es porque, cuando andaba por el cuarto, debutó como cantante del grupo local Zeppy y se hizo notar entre el alumnado por algo más que su físico flacuchento. Otro cambio: ahora es de aspecto fornido, aunque no pasa nunca de 70 kilos. "Tenemos un solo cuerpo y ese cuerpo hay que cuidarlo.
Sólo como carne roja una vez a la semana, como mucha carne blanca, vegetales y frutas. Y me encanta nadar, montar a caballo y hacer algo de gimnasia. Tú sabes: mente sana en cuerpo sano"
Del Zeppy vino la Billo's y se afianzó en Venezuela tanto que lo buscaron para protagonizar la primera de sus telenovelas, "Una muchacha llamada Milagros", donde encarnó el personaje que lo acompañaría con su nombre para siempre: El Puma.
El enlatado se regaría por media Latinoamérica, y entonces quedó abonado el terreno para su primer larga duración como solista en 1977, " Voy a perder la cabeza por tu amor", y también para 16 telenovelas más. De manera que en un instante quedó cotizado como galán de novelones y como cantante. Tenía definitivamente un nombre y un público, pero un público básicamente inquietante: el de los que no podían comprar discos, porque simplemente no tenían en qué ponerlos.
Entonces estuvo en el Festival de Viña del Mar 1979 y de pronto, estimulados por su voz, enérgica y envolvente, diez mil chilenos encendieron antorchas en la noche de su actuación y el suceso se conoció en medio centenar de países.
Así, Rodríguez inició una fulgurante gira por Hispanoamérica y vendió sus discos con alguna generosidad en un público que le era ajeno hasta antes de Viña del Mar y en 1981 se consideró maduro para establecerse en Miami y buscar las bondades del mercado americano.
Ahí va: sin que pueda decirse que lo tiene entre el bolsillo, pero dando puntadas, como su presencia en la Casa Blanca invitado por Nancy Reagan el año pasado, para el almuerzo anual en honor de las esposas de los congresistas; y en las bodas de oro de Bob Hope, y en la Teletón de Jerry Lewis; y apareció con Ann Murray y se presentó en el Radio City de Nueva York, el Teatro Griego de Los Angeles el Summit de Houston.
Dice que conquistar a los norteamericanos no es su obsesión, pero sigue estudiando inglés a diario, pensando en grabar un larga duración en inglés a dúo con Olivia Newton-John o Lani Hall, la misma que grabó con Camilo Sesto. Y sigue sentando raíces allá.
Acaba de comprar, reveló su agente de prensa, una casa de tres millones de dólares en Gables States (Miami), con salida directa al mar y con suficiente espacio para que luzcan sus tres autos, un Rolls-Royce y dos Mercedes. Sí: es un cambio grande entre este Puma y el de hace siete años, que por aqui entonces hasta montaba en taxi. Hoy, en la sola cuenta de teléfono, gasta diez mil dólares mensuales.

DESFACIENDO ENTUERTOS
El Puma que llega sigue siendo el mismo, y hasta en versión mejorada, en su aspecto superviril, melena leonina esponjada con blower, de cejas pobladísimas, mirada dura y a fondo nariz rústica y boca enorme y erótica que pese a los deseos que incita es una boca, que se sepa, sólo acequible y de vez en cuando para Lina Morillo, su mujer desde los días en que no pasaba de ser primero una especie de Flipper, venezolano y después cantante tropical de la Billo's y ocasionalmente bolerista de la misma agrupación, unos 25 años atrás.
Y a los 44 años es también el mismo hombre ajeno a los escándalos de casanova que fue desde siempre, una característica apuntalada con la vocación de místico que comenzó a exhibir hace seis años, cuando cada presentación suya iba acompañada de la predicación respectiva sobre los valores del espíritu, no obstante que si algo era bien claro y definido entre sus seguidoras, era la inclinación pasional y cierta por poseerlo. Así sigue siendo, como acaba de suceder en Sao Paulo, no obstante su moderación en lo místico, aunque persiste en mantener algo de su solemnidad clásica, hubo escenas como las que recoge una de las fotos con que se ilustra este tema, de una admiradora común que se aferró a su pantalón y sin ninguna intención moralizadora .
Es la más notoria de sus contradicciones: la del predicador con perfiles de macho brutal. Y aunque pugna siempre por autoafirmarse en su condición púdica, él mismo genera la cuerda de las pasiones con videos musicales donde ama y lo aman sin recato. Y aun cuando pretende disipar el efecto erótico de las escenas, con el argumento repetido de que una cosa es lo fílmico y otra lo real, poco y nada consigue. Tampoco consigue que en últimas se le identifica como la réplica latina más justa de uno de los mayores pecadores felices del mundo contemporáneo: Tom Jones.
Es un parangón que hace carrera contra toda realidad. Ahora mismo llega a Colombia y no procedente de su sede habitual en Miami, sino de su subsede en Caracas, a donde ha viajado en los últimos tres meses más que nunca en los siete años anteriores, ansioso de conservar su único matrimonio con la cantante Lina Morillo, madre de sus dos hijas. Lina se había quejado recientemente en El Mundo de Caracas, de la soledad de su existencia y de su deseo de separarse de José Luis se convulsionó dijo que en su idioma no existía el término "divorcio", que sin Lina nada tendría sentido y decidió dedicarle más tiempo. Por eso esta vez, salvo exigencias de último momento, regresa siete años después a Colombia desde Caracas y no desde Miami.
Sí: El Puma es el mismo, pero también es otro.