OPINIÓN

El regreso de los parapolíticos

Las estructuras sociales, familiares, políticas, económicas y de poder de la parapolítica siguen vivas en Colombia. Y se codean sin vergüenza con aquellos que deberían contribuir a desmontarlas. Cambiaron los nombres y los partidos, pero el sistema, el mecanismo, permanece.

Ariel Ávila
22 de abril de 2020

Durante los últimos dos años el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla se ha estado reuniendo a puerta cerrada con numerosos políticos condenados por sus nexos con organizaciones paramilitares o por corrupción. Así lo demuestra la investigación que está desarrollando el Instituto Anticorrupción en el marco de su proyecto CabilVeo, con el cual busca visilibilizar las actividades de gestión de intereses con las que empresarios, congresistas o particulares intentan influir sobre las decisiones del gobierno nacional.

La ex senadora Arleth Casado de López y su esposo, el ex senador liberal Juan Manuel López Cabrales, se reunieron con el Ministro el 27 de agosto y 16 de noviembre de 2018, y el 18 de enero de 2019. El 5 de marzo de 2019, López Cabrales ingresó solo. José Luis Pinedo, congresista de Cambio Radical, ingresó al despacho del Ministro el 4 de octubre de 2018, y el 14 y 29 de mayo, el 26 de junio y el 11 de septiembre de 2019. Pinedo ingresó dos veces con su padre, el ex senador Miguel Pinedo Vidal. Este último ingresó solo a una reunión más el 22 de enero de 2019. Jesús Bernal, ex senador del Polo, entró con su hija Nataly Bernal.

Hay más. Al Ministro también lo visitaron el ex senador Alfredo Ramos, el 5 de octubre de 2018; Piedad Zuccardi, ex senadora y esposa de Juancho García, ex congresista cartagenero condenado por corrupción; Luis Eduardo Vives Lacouture, el ex senador de Convergencia Ciudadana, los días 25 de octubre de 2018 y 5 de febrero de 2019, día en que ingresó acompañado de su hijo Nicolás Vives González; y el ex congresista Julio Manzur, ex senador conservador de Córdoba, quien ingresó el 10 de diciembre de 2018, acompañado de su hijo, Wadith Alberto Manzur, conservador y congresita cordobés.

¡Curiosa práctica esta de los congresistas de ir acompañados de sus esposos, padres o hijos a reuniones con un ministro de Estado!

¿Qué tienen en común estos visitantes? Casi todos fueron condenados o están siendo investigados por sus nexos con los paramilitares, de quienes habrían recibido apoyo en las elecciones de Congreso de 2002 y 2006. En 2008 Vives Lacouture y López Cabrales fueron condenados por la Corte Suprema de Justicia a siete años de prisión. En 2012 Miguel Pinedo se sumó al mismo club de parapolíticos condenados.

Los demás visitantes referidos también cuentan con vistosos “pergaminos”. En 2007, la Corte Suprema de Justicia inició investigación en contra de Julio Manzur. Once años después seguía sin adoptar una decisión de fondo. Tal inacción no deja de generar suspicasia a la luz de la confesión de Musa Besayle, que reconoció haber pagado más de dos mil millones de pesos para que la Corte engavetara su caso hasta la prescripción. Pero en 2018 Manzur pidió pista para entrar a la JEP, siendo admitido en 2019.

Otro de los visitantes fue Luis Alfredo Ramos, quien también está siendo juzgado por la Corte Suprema de Justicia, la cual aparentemente está estudiando una ponencia de sentencia condenatoria a nueve años de cárcel por nexos con paramilitares, según reveló El Espectador hace un año (ver acá). Piedad Zuccardi también está siendo procesada por parapolítica. Por último, Bernal Amorocho fue condenado en abril de 2012 por abuso de confianza agravada y calificada tras haber financiado su campaña electoral con recursos de la Caja Agraria.

Y la ñapa: desde su regreso al poder el Ministro Carrasquilla se ha reunido seis veces con Mario Aranguren, quien fuera condenado a once años de cárcel por filtrarle al DAS información financiera sobre varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia que investigaban el caso de la parapolítica durante el periodo en que Aranguren era director de la UIAF y subordinado del mismo Carrasquilla, por entonces Ministro de Hacienda de Alvaro Uribe. Otra curiosa coincidencia, de las tantas que unen al Ministro de Hacienda y sus notables visitantes. 

Desconocemos el propósito, alcance y contenido de las reuniones referidas. Lo que sí sabemos es que el Ministro debe explicarle al país: ¿Quién pidió esas citas? ¿Qué se discutió? ¿Qué papel cumplieron en las reuniones los convictos parapolíticos y los congresistas? ¿Tiene una relación de amistad con los parapolíticos? Si no la tiene, ¿qué interés o proyecto fueron a gestionar dichas personas a su despacho? ¿A nombre propio o en representación de quién? Hoy revelaremos en El Poder más detalles de esta investigación, al igual que lo que le respondieron el Ministro y demás implicados al equipo de Ariel Ávila y Semana a estos interrogantes.

En un momento en el que cientos de líderes están siendo asesinados en las regiones por los herederos del paramiltarismo, urge que el Ministro explique el rasero ético y moral que utiliza para decidir con quién se reúne. Es imperativo que explique si sus reuniones con la gente del Pacto de Ralito se han dado por iniciativa propia, o si responden a una política del partido de gobierno o del gobierno mismo.

Las reuniones que acá se denuncian prueban que las investigaciones y condenas contra los parapolíticos fueron un hecho judicial, pero no un hecho capaz de transformar el sistema político y social. Las estructuras sociales, familiares, políticas, económicas y de poder de la parapolítica siguen vivas en Colombia. Y se codean sin vergüenza con aquellos que deberían contribuir a desmontarlas. Cambiaron los nombres y los partidos, pero el sistema, el mecanismo, permanece.

p.s. CabilVeo está en etapa embrionaria, pero ya empieza a arrojar resultados como los que esta columna refleja. Si quiere apoyarnos ingrese acá.

 

*Penalista y Director del Instituto Anticorrupción

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