J U S T I C I A

El regreso del ‘monstruo’

Hay alarma en Colombia por la posible presencia del mayor asesino de niñas de la historia.

10 de septiembre de 2001

A la mayoria de los colombianos el nombre de Pedro Alonso López no les dice nada. Sin embargo hoy tiene en máxima alerta a la Interpol, a la Policía, a la Fiscalía y a los organismos de seguridad colombianos. Y no es para menos. Más conocido con el nombre de ‘Monstruo de los Andes’, este tolimense nacido en 1949 sembró el terror en Colombia, Perú y especialmente en Ecuador pues asesinó en estos tres países a cerca de 300 niñas entre los 8 y los 13 años durante la década de los 70. La aterradora cifra de víctimas tiene a López, aún hoy, 20 años después de descubrirse sus crímenes, encabezando el macabro listado internacional de los mayores asesinos en serie de la historia del cual hace parte otro colombiano, Luis Alfredo Garavito, quien fue capturado por la Fiscalía General a finales de 1999 sindicado de asesinar a 140 niños en diferentes regiones del país

La historia de López estremece hasta al más curtido detective de homicidios. Escudado por la fachada de ser un humilde vendedor ambulante llegó a Ecuador en 1973. Desde ese año y hasta 1980 la policía de ese país, así como sus colegas en Colombia y Perú, estuvieron desconcertados por las numerosas y misteriosas denuncias por desapariciones de niñas entre 8 y 13 años que se presentaban en las tres naciones. Las hipótesis que en ese momento manejaron las autoridades de los tres países señalaban como posibles responsables de las desapariciones a una red de tráfico de menores de edad con destino a las casas de prostitución que estarían operando en la zona andina. Sin embargo fue una casualidad la que terminó descubriendo los crímenes de López.

A comienzos de marzo de 1980 una inundación en el pequeño pueblo de Tungurahua, Ecuador, desenterró el cadáver de un niña de 10 años dedicada a la venta de periódicos y quien pocos días antes había sido reportada por sus padres como desaparecida. Durante la investigación por este caso el mayor de la policía Telmo Tamayo llevó a López a la sede del Servicio de Investigación Criminal de Tungurahua para efectuar un interrogatorio de rutina ya que algunos testigos lo habían visto conversando con la pequeña vendedora de periódicos. En la declaración oficial de ese lunes 10 de marzo de 1980 López no sólo reconoció y describió detalladamente como violó, ahorcó y sepultó bajo un puente a la niña de 10 años, sino que confesó ser el responsable de asesinar de la misma forma a cerca de 200 niñas más en otras ciudades del Ecuador. Aterrorizados por el cruel relato los policías ecuatorianos inicialmente no le creyeron. Sólo aceptaron la realidad cuando el colombiano llevó a los agentes a 50 lugares diferentes alrededor de Tungurahua, en donde él mismo desenterró los cuerpos de sus pequeñas víctimas.

La confesión permitió a las autoridades ecuatorianas, peruanas y colombianas encontrar otros lugares, en cada uno de esos países, en donde el ’Monstruo de los Andes’ había sepultado a sus víctimas. López fue condenado a 30 años de prisión en Ecuador. Sin embargo, gracias a una serie de rebajas en su condena, salió de la cárcel en libertad provisional en 1993. Al poco tiempo de estar de nuevo en las calles en diferentes ciudades de Perú se volvieron a registrar nuevas desapariciones de menores de edad y las autoridades de ese país sindican a López como el responsable ya que los homicidios que se han presentado tienen su sello característico. Según las investigaciones adelantadas por las autoridades colombianas los movimientos migratorios de López y una serie de desapariciones de menores de edad en el país les permiten asegurar que se encuentra en territorio colombiano. La Policía, el DAS, la Fiscalía y la Interpol en Colombia han iniciado una gran ofensiva con el fin de dar con su paradero y esperan que con la colaboración de la ciudadanía puedan poner punto final a esta pesadilla que ha regresado del pasado.