EDUCACIÓN
El resurgir de la Universidad Santiago de Cali
Aunque su intervención y derrumbe parecían inminentes, tres años después de la más grave crisis, parece estar saliendo del abismo.
En 2011 la crisis de la Universidad Santiago de Cali (conocida por muchos como Usaca), una de las privadas con mayor número de alumnos en el suroccidente colombiano, tocó fondo. El asesinato dentro del campus del decano de Ciencias Económicas, Ebert Mosquera y la profunda crisis financiera y administrativa de la institución, tuvieron a la Usaca al borde de la intervención.
El rector Hebert Celín Navas renunció, la vicerrectora asumió el cargo pero días después abandonó la Rectoría al ver la terrible situación por la que pasaba la universidad. Tres años después de la catástrofe, su nuevo rector Carlos Andrés Pérez, comenta cómo la Santiago de Cali logró sobrevivir al caos.
Según Pérez, recibió la institución con un déficit general de 78.000 millones de pesos, no había dinero para nada, llevaban dos meses sin pagar, se debían cotizaciones a Eps, pensiones y parafiscales por más de seis años. También tenían retrasos de tres años en el pago de impuesto predial y valorización.
Sumado a esto, el rector recuerda un problema de ingobernabilidad total, en donde los grupos políticos que se habían organizado dentro de la institución tuvieron confrontaciones, además de una investigación a la universidad y sus directivos por parte del Ministerio de Educación.
El proceso fue duro, algunos dirigentes políticos todavía hablan de irregularidades y han hecho denuncias en contra del rector, y todo eso llevó a que también se iniciaran investigaciones en contra de Pérez, quien salió absuelto de ellas hace un par de meses.
Según le contó el estudiante al diario caleño, en septiembre de 2012 el rector Pérez les negó a los estudiantes la entrada a la reunión que tuvo con los pares académicos que fueron a evaluar programas de Salud y de Derecho en Cali y en la seccional Palmira. Otros líderes estudiantiles aseguraban tener muchísimas discusiones con los representantes de la universidad, porque fueron elegidos de una forma no tan democrática y no tenían una relación clara con el estudiantado. Sin embargo, cuando la Rectoría de Pérez asumió en propiedad y después de que él resultara absuelto de todos los procesos en los que se le investigaba, la Santiago ha mostrado otra cara.
Cosas inexplicables
En la universidad ocurrían situaciones impensables. Uno de los antiguos funcionarios se adjudicó como propio el parqueadero de la Santiago, con el que recibía más de 90 millones de pesos al mes, la universidad no recibía ningún dinero por esto y aparte debía pagarle al funcionario.
El modelo de gobierno de la Santiago es muy diferente al de cualquier universidad privada. “Es un modelo de cogobierno único, pero se le quiso pervertir y se malinterpretó”, asegura Pérez.
En la Santiago participan activamente los egresados, los estudiantes y los profesores. La representatividad académica se hizo por programas lo que llevó a que el Consejo Superior tuviese la absurda cifra de 122 miembros, situación que dificulta cualquier discusión y lo hace poco dinámico.
“Se pensó que el cogobierno era ‘haz lo que tú quieras’. Aparte de tener una crisis financiera y administrativa que reventó en el año 2011 y tal como Colombia tuvo sus Nule, la Santiago tuvo sus Novoa, hubo destinación de recursos de la universidad a través de comisiones de éxito por proyectos que nunca se realizaron, sobre todo en 2009 y 2010”, agrega el rector.
El modelo llegó a crisis, la universidad estaba tomada y los paros eran el pan de cada día.
Pérez insiste en que desde su Rectoría se recuperó la gobernabilidad y que lo que pasaba antes, ya es historia. Se comenzó un proceso de reestructuración financiera y administrativa, paralelamente se ajustó el esquema de cogobierno y se pasó de una representatividad por programas a una por facultades, donde ya no se disputan 122 curules sino 24.
Se espera que el próximo Consejo Superior sólo esté conformado por 24 o máximo 27 consejeros. Además, ya hay un nuevo estatuto profesoral y estudiantil.
El cambio
Carlos Andrés Pérez llegó como rector encargado, pero un mes después de su ingreso fue nombrado oficialmente y ya está próximo a cumplir tres años al frente de la institución. Asegura que hubo todo tipo de presiones jurídicas y políticas, pero cuando hoy llegan los órganos de vigilancia y control, se encuentran con una realidad diferente.
“Pasamos de un déficit de 37.000 millones de pesos que nos dejó la pasada administración, a un excedente en 2011 de 1.100 millones, en 2012 de 6.000 millones y en 2013 de más de 13.000 millones. Esos excedentes los hemos ubicado en un patrimonio autónomo para pagar la deuda que nos dejó la Rectoría pasada, porque todo lo debían, no había nada al día”.
La recuperación de la Usaca parecía una utopía, si se tiene en cuenta que tocaba pagar una deuda con la banca de 25.000 millones de pesos, impuestos por más de 16.000 millones y 16.000 millones más en seguridad social. De los 78.000 millones en deudas, a la universidad todavía le faltan 20.000 millones por pagar. Sin embargo, dicen ir por buen camino pues se están poniendo al día con recursos propios y sin endeudar el futuro de la universidad.