ANÁLISIS
Elecciones: ¡Ojo al riesgo de fraude y pilas con los jóvenes!
Los estrechos márgenes en las encuestas muestran “una buena salud democrática”, dicen los expertos. Pero, ante un eventual cabeza a cabeza de dos candidatos en las urnas, la ciudadanía y los organismos deben estar atentos para evitar el fraude.
Tanto en la primera como en la segunda vuelta, las elecciones arrojarán resultados apretados. Habrá una participación histórica. El electorado joven –tradicionalmente desinteresado por la política– será clave en la elección del próximo Presidente. Estas son algunas de las conclusiones más importantes que resultan de un análisis de las más recientes encuestas.
Jorge Gaitán Villegas, consultor experto en pensamiento estratégico, en su artículo “La tentación de Sila”, publicado en RazónPública.com, hizo una simulación de los posibles resultados de los comicios basado en los datos que arrojan las recientes encuestas.
A través del programa Ithink, utilizado para simular escenarios y procesos de opinión, entre otros fenómenos sociales, Gaitán concluyó que el triunfo de Antanas Mockus, del Partido Verde, o de Juan Manuel Santos, de La U, en la primera vuelta, sería por una cifra de votos mínima, probablemente un poco más de 100.000 votos. (El resultado está basado en las proyecciones de las encuestas que incluyen márgenes de error de entre el 2,5 por ciento y el 4 por ciento).
Probable empate: ¡atentos al fraude!
Para el ex constituyente y director del Centro de Estudios Constitucionales Plural, Armando Novoa, ante la posibilidad de un resultado apretado y el hecho de que el sistema electoral no sea confiable, aumenta el riesgo de fraude en el conteo de los votos. En su criterio, las más recientes elecciones fueron muestra de la vulnerabilidad del sistema electoral a la manipulación de los resultados.
“No existe un sistema electoral confiable. Tenemos en la retina lo que ocurrió en las más recientes elecciones, en las cuales quedaron en entredicho la credibilidad en los resultados y la trasparencia en la escogencia de los jurados”, dijo Novoa a Semana.com.
Para el politólogo y profesor de la Universidad del Norte Carlos Guzmán, el hecho de que las encuestas arrojen resultados apretados es un buen síntoma del estado de la democracia. “En un sistema democrático saludable hay reglas claras y conocidas, y resultados inciertos”, dice Guzmán. “El hecho de que haya una alta competitividad en la arena electoral es un síntoma de que la democracia está madurando”, agrega.
Sin embargo, las dudas sobre lo que pueda ocurrir en el conteo de los votos y reporte de los jurados de votación persisten. Por esta razón, la campaña de Mockus, en los últimos días, ha hecho un llamado para que los seguidores del candidato se inscriban como testigos electorales.
La Registraduría General de la Nación, institución duramente cuestionada debido a que en las pasadas elecciones del 14 de marzo no logró comunicar los datos de la consultas de partidos a tiempo, ya comenzó a aplicar correctivos. El registrador, Carlos Ariel Sánchez, anunció que la Registraduría y la empresa contratista encargada de informar los resultados tienen un plan B. El objetivo es poder enfrentar un ataque informático al sistema de divulgación, como el que ocurrió en las elecciones pasadas.
El hecho de que haya una buena dosis de desconfianza en el sistema electoral enciende las alarmas sobre la efectividad de los controles institucionales a la hora de contar los votos. En otras palabras, esa “salud democrática” de la que habla Guzmán, podría desmejorarse.
Por esta razón, el politólogo de la Universidad del Norte recomienda a la ciudadanía que vote libremente –al margen de cualquier presión o manipulación–, que denuncie cualquier intento de fraude y que esté atenta al proceso democrático.
Participación histórica
Según la más reciente encuesta de Invamer Gallup, hecha entre el 22 y el 25 de abril pasado, la intención de participar en las elecciones aumentó en cinco puntos, en relación con una encuesta similar de marzo. Quienes dijeron que definitivamente sí votarán pasaron de ser el 64,3 por ciento de los encuestados al 69,1 por ciento.
Según la séptima medición de Ipsos Napoleón Franco, el porcentaje de personas que definitivamente votará pasó de ser el 63 por ciento en marzo al 69 por ciento en la encuesta hecha el pasado 26 de abril.
Otras encuestas arrojan una mayor intención de participación. Por ejemplo, un estudio de opinión hecho por Datexco después de que el ex alcalde Sergio Fajardo anunció su adhesión a Mockus indicó una intención de participación del 84,9 por ciento.
Es muy probable que la intención de participar que arrojan las encuestas aumente en los próximos sondeos de opinión. Expertos en fenómenos electorales aseguran que en la medida que la competencia es reñida, y que se acerque la hora cero, aumenta el deseo de votar de los ciudadanos. Lo contrario ocurre cuando en una elección se da por descontado el ganador: se desestimula la participación.
En las pasadas elecciones al Congreso, la cifra de participación fue histórica: según el último reporte de la Registraduría, con el 93 por ciento de mesas contadas, 13.200.000 personas acudieron a las urnas. Es decir, un poco más del 44 por ciento de potenciales votantes.
Según los antecedentes electorales en Colombia, la participación en las elecciones aumenta cuando se trata de los comicios para Presidente. Es decir que muy probablemente sean más de 15 millones de electores. El registrador Sánchez ha estimado que la participación podría superar 16 millones de personas.
El precenso electoral, es decir la cifra de potenciales votantes para la próxima elección anunciada por la Registraduría es de 29.997.574 personas. Esta cifra puede cambiar en la medida que los ciudadanos, durante los próximos días, reclamen a la Registraduría por posibles errores en la inscripción de su cédula. Sin embargo, la variación no sería significativa.
Eso quiere decir que la participación podría ser mucho mayor al 50 por ciento del censo electoral, un resultado histórico. Para varios analistas el aumento en la intención de participación en las elecciones se debe, en buena medida, al activismo de los jóvenes a través de las redes sociales de Internet, que auspiciados por la incertidumbre de los resultados se han animado a participar.
Sin embargo, eso no quiere decir que Mockus, quien recoge la mayor intención de voto entre los jóvenes, tenga el triunfo asegurado. Según el promedio de las encuestas, una franja cercana al 8 por ciento de posibles votantes está entre los “indecisos”.
“Estos jugarán un papel muy importante en los resultados y podrían inclinar la balanza a favor de cualquiera de los punteros (Mockus o Santos)”, explica el analista Villegas.
El voto joven cuenta
Según la encuesta de Gallup citada anteriormente, Mockus tiene la mayor intención de voto en personas de entre 18 y 44 años, y Juan Manuel Santos, entre los mayores de 44. Pero la gran diferencia a favor de Mockus está en los jóvenes de entre 18 y 24 años, en donde la intención de voto por Mockus alcanza el 39,1 por ciento.
Según la encuesta de Ipsos Napoleón Franco, la intención de participar en las elecciones en los jóvenes de entre 18 y 24 años alcanza el 82 por ciento. Esto quiere decir que un grupo poblacional por muchos considerado apático se ha animado a acudir a las urnas.
En los últimos días, varias campañas han criticado el fenómeno de la ‘Ola verde’ argumentando que la intención de voto por Mockus que ha crecido inusitadamente es producto de la emotividad juvenil y no de la racionalidad, de la atracción que produce el candidato, y no del programa.
“Es muy probable que muchas personas que utilizan nuevos medios de comunicación se sumen a lo que Noelle-Neumann llama ‘espiral del silencio’, o sea, votar por quien va ganando en las encuestas. Pero no se puede subvalorar el voto de la persona que no ha votado nunca. La campaña de Mockus ha logrado cautivar esa franja de opinión de personas que quieren una renovación, falta ver si eso se traduce en la participación en las urnas”, dice el politólogo Guzmán.
Para el analista Gaitán un voto en sí mismo es una opinión, independientemente de las motivaciones que tengan los electores para asistir a las urnas. En su criterio, “esas descalificaciones (sobre si el voto es emocional o racional) son tontas porque al final, los votos son votos, y eso es lo que cuenta, incluso, los que son producto de su venta a cambio de favores”.
Para Novoa, “el voto urbano, de estudiantes y jóvenes tendrá un peso muy significativo en las elecciones. No está estimulado tanto por los programas sino por lo que significan los candidatos. Es una suerte de rebeldía de los jóvenes que no quieren seguir siendo gobernados de la forma como tradicionalmente lo han sido”.
No hay que olvidar que los jóvenes han liderado grandes transformaciones políticas en el mundo. Ya sucedió en el año 91, cuando un grupo de jóvenes llamado el movimiento por la ‘Séptima Papeleta’ logró convocar una reforma constitucional en Colombia, y antes, en el 68, cuando una revuelta estudiantil en Francia cambió la mentalidad de la sociedad no sólo de Europa, sino de buena parte de Occidente.