ANÁLISIS
¿Cómo será la moda en el nuevo normal?
El impacto de la pandemia se ha sentido en todos los sectores económicos a nivel global, especialmente en aquellos considerados productos no esenciales, categoría en la que entra el Sistema Moda.
En Londres, la ciudad europea con mayores ventas en retail, se estima una disminución en el gasto del 20,6%: solo el sector moda tendría un decrecimiento equivalente a US$13.060 millones. McKinsey y Business of Fashion prevén una reducción de la industria entre el 27 y 30% a nivel mundial comparado al 2019 como consecuencia de las cuarentenas. A esto se suma la inevitable quiebra de un considerable número de empresas del sector moda en los próximos 12 a 18 meses, varias de ellas con problemas financieros previos a la crisis actual.
El Gobierno de la India, al igual que otros países, ha dado estrictas directivas al decir que trabajadores no pueden ser despedidos ni se les pueden aplicar una disminución en sus salarios, pero la realidad es otra. En Bangladés, las 1.000 fábricas cerradas debido a la cuarentena son la fuente de ingreso de 1,96 millones de trabajadores. A principios de mayo, el país asiático reportó perdidas en negocios de US$2.670 millones debido a la cancelación de ordenes por parte de retailers y marcas.
Arcadia Group, propietario de Topshop, Topman y Miss Selfridge en el Reino Unido, y empresas de Estados Unidos como Walmart y Gap, decidieron no pagar por producciones despachadas debido al cierre de sus tiendas físicas, vulnerando los derechos de los trabajadores en países de Asia.
Ver: La mujer, el motor de la economía
En Colombia, con un Sistema Moda en su mayoría compuesto por pymes y empresas informales, el escenario no es muy alentador. En mayo la tasa de desempleo fue de 21,4%, un aumento de 10,9 puntos porcentuales frente al año pasado. Y aunque empresarios como Arturo Calle han logrado mantener en nómina a sus 6.000 empleados, se trata de un caso excepcional y la pregunta es por cuánto tiempo podrá continuar.
La moda reflexiona
La cancelación de eventos como las semanas de la moda, los despidos masivos, los cierres temporales o definitivos de tiendas, marcas y fábricas, y las millonarias pérdidas monetarias, han obligada a toda una industria a tomarse el tiempo para reflexionar sobre sus prácticas de producción y consumo.
Diseñadores como Giorgio Armani han hecho públicos sus pensamientos: “El declive del sistema moda tal como lo conocemos comenzó cuando el segmento del lujo adoptó los métodos operativos de la moda rápida, imitando el ciclo de entrega interminable con la esperanza de vender más”. Cada día son más diseñadores y marcas las que se suman a cuestionar la industria y a pensar sobre qué cambios introducir en sus modelos de negocio.
La situación actual exige un repensar sobre las prioridades del sector moda para proyectar compañías conscientes frente a los problemas sociales y la crisis ambiental. Los consumidores, a mayor escala, han comenzado a exigir un desarrollo sostenible a las marcas, dado que la transparencia y trazabilidad de los productos toma mayor importancia.
Ver: ¿Es la moda una amenaza ecológica y social?
La pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad de la industria en temas sociales, pero al mismo tiempo ha demostrado que puede ser una industria que va más allá del diseño, las imágenes y las apariencias físicas. Es un sector industrial con la capacidad de transformar e impactar de forma positiva comunidades, tanto desde lo social como ambiental.
Moda: más que una estética
La pandemia presenta una oportunidad para reorganizar la cadena productiva. Es tiempo de mirar en retrospectiva, cuestionarse sobre las malas prácticas, y, de forma simultánea, pensar en un mundo después de la covid-19 donde el sector sea un actor activo de cambio.
Relevé Fashion es una plataforma virtual con una curaduría de diseñadores en la que no solo ofrece productos de impacto en las comunidades donde son confeccionados, la plataforma dona el 10% de cada compra a una organización seleccionada por el consumidor. El objetivo de Relevé Fashion es hacer de cada compra una experiencia significativa en términos sociales.
Olivela, quien agrupa algunos de los diseñadores de lujo más reconocidos, tiene como slogan when you shop, we donate (cuando tú compras, nosotros donamos). Entre las organizaciones aliadas se encuentran Malala Fund y Save the Children & No Kid Hungry. Debido al cierre de colegios en América Latina a causa de las cuarentenas, millones de niños se han quedado sin la alimentación necesaria, por lo que Olivela dona el 20% de las utilidades para proveer mercados a familias en necesidad.
Ver: Un futuro circular
Este tipo de iniciativas sociales serán fundamentales en la decisión de compra en el futuro cercano. Los consumidores, especialmente las generaciones Gen Z y millennials, favorecerán marcas con una alta responsabilidad social y ambiental, siempre y cuando estas le generen confianza al comprador, una tendencia en crecimiento intensificada durante la pandemia. Un estudio de McKinsey estima que aproximadamente el 15% de los consumidores en Estados Unidos y Europa enfocará sus decisiones de compra hacia productos ecológicos y socialmente responsables.
Doug Stephens, conocido como el futurista del retail, dijo en marzo de 2020: “Utiliza este tiempo para reinventar cómo haces lo que haces, bríndales a los consumidores nuevas alternativas, un nuevo valor, y en el proceso, incluso, reinventa tu propia marca”. Varios meses después del inicio de la pandemia, empresarios están cansados de la palabra reinventarse, pero una reinvención hacia prácticas sostenibles será la que logre que marcas y empresas sobrevivan y participen en la construcción de la nueva normalidad.
* Andrea Mejía Fajardo
* Diseñadora, periodista y Mg. Ciencia Política.
* Este texto hace parte de la tesis Políticas para un desarrollo sostenible del Sistema Moda en Colombia: oportunidades en la cadena de valor – Universidad de los Andes.