5.000 EMPRESAS
TCC: la nueva entrega
Con la explosión del e-commerce y la posibilidad de reubicar plantas y producir en el país por el ajuste de las cadenas de valor en el planeta, la logística aumenta su protagonismo. TCC da ejemplo en cuanto a esta nueva locomotora.
La pandemia transformó el comercio. Las cuarentenas durante casi seis meses cambiaron los hábitos y las marcas tuvieron que empezar a moverse más activamente por canales distintos a los tradicionales.
Los desarrollos tecnológicos, el auge de las plataformas colaborativas, pero especialmente la explosión del e-commerce, aceleraron una transformación que estaba en camino.
En los últimos días muchos sitios comerciales abrieron sus actividades presenciales. Su dinámica dependerá de la confianza de los consumidores en un escenario económico en recesión, pero también del miedo de la gente a contagirse del virus. Pero no hay duda de que el comercio electrónico y las nuevas tecnologías comerciales llegaron para quedarse.
Pero no serán las únicas transformaciones. El escenario mundial tiene relaciones geopolíticas cada vez más tensas, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, incluso desde antes de la pandemia. Por eso, muchas empresas y países han empezado a revaluar sus cadenas de valor y la disponibilidad de su proveeduría en el mundo.
Lea también: Comercio electrónico en Colombia, el que más crece de Latinoamérica
Así, habría un escenario de reubicación y montaje de nuevas plantas industriales y la posibilidad de tener mayores inventarios de seguridad, con logísticas más redundantes. Este hecho se puede convertir en una gran oportunidad para Colombia, por su cercanía a Estados Unidos y un tratado de libre comercio en funcionamiento.
En estas condiciones, las empresas logísticas empiezan a tomar un nuevo valor. En el contexto del e-commerce, ayudarán a cristalizar los procesos de compra para que los consumidores accedan a las mercancías. También participarán en los eventuales procesos de reubicación y en el nacimiento de nuevas empresas y cadenas de valor.
Sin embargo, el sector logístico colombiano –intensivo en capital y personas– viene desde antes de la pandemia presionado en sus márgenes. En efecto, la saturación de jugadores y la guerra de precios afectan al mercado.
“Ante este escenario, decidimos fortalecernos en el servicio diferencial y salirnos de esa guerra de precios. Eso implica renuncias, ajustes y reacomodos que empezamos a trabajar desde 2018, hicimos la parte compleja en 2019 y veníamos cosechando frutos al comenzar este año. Y cayó la pandemia y llegó esta nueva realidad”, dice Diego Mantilla, presidente de TCC, una de las más importantes compañías de logística del país.
Le puede interesar: Los retos del comercio electrónico en medio de la pandemia
Este sector no paró y mantuvo abastecido al país. Pero cambiaron los flujos porque la gente empezó a depender más de canales virtuales y crecieron los negocios del e-commerce y un jugador como TCC, que tenía capacidad para atenderlo, salió favorecido.
Dependiendo de la época del año, TCC tiene entre 3.300 y 4.500 colaboradores en 32 municipios del país, con más de 3.000 vehículos, entre propios, de terceros y aliados. En medio de la crisis, la empresa tenía claro que debía asegurar la continuidad del negocio cuidando la caja, los ingresos y siendo rigurosa en costos y gastos. Incluso destinó un equipo para atender y entender todos los anuncios y cambios ordenados por el Gobierno, para ajustarse rápidamente.
El e-commerce empezó a despegar con una velocidad muy grande, tanto que hoy solo por esta vía está moviendo entre 5 y 7 veces lo que hacía en las mismas épocas del año pasado. De hecho, su negocio de e-commerce representaba entre 5% y 6% de su facturación. Hoy es más de 22%, casi que multiplicó por cuatro esta operación en menos de cinco meses.
Sin duda el golpe de la crisis ha sido muy fuerte para la economía. “Desde que arrancamos esto, sabíamos que iba a ser un bache en el camino, pero no el fin del camino”, agrega Mantilla. Ahora que empezaron a abrir más sectores, su rol logístico es mayor y permitirá que la economía tenga una dinámica más grande.
El e-commerce tiene implicaciones particulares. Al abastecer una marca en una tienda, se entregaban varias unidades en un solo punto y se hacía el reabastecimiento. Pero cuando la venta migra al e-commerce ya no entrega esa caja que puede tener 10 o 20 camisas, sino que va a entregar esas camisas a 10 o 20 partes. Eso significa más paradas, unidades más pequeñas hacia zonas residenciales que son más complejas para la movilidad y el parqueo. Es decir, mueve más unidades, más pequeñas y más paradas, lo cual implica más consumo de recursos para los jugadores logísticos.
Le recomendamos: Firma de consultoría logística creó herramienta para la reactivación
Para Mantilla, los retos pasan por distintos escenarios. Uno, que con las guerras comerciales y el reperfilamiento de cadenas de suministro en el mundo, los países productivos van a ser competitivos y por ende beneficiarios de esos reacomodos cuando se piense en abastecimiento de regiones o continentes.
El segundo es el desarrollo del talento. “Para nosotros en TCC y para el negocio es muy importante el desarrollo de talento, tanto operativo, táctico como estratégico. Y llevamos varios años en formación y desarrollo que debemos seguir impulsando”. Y el tercero es la sostenibilidad no solo financiera, en medio de la ‘guerra del centavo’, sino también ambiental, con la reducción de la huella de carbono.
Frente al desarrollo de la infraestructura del país, Mantilla asegura que está “sobrediagnosticada”, pero ya hay acciones. “Hay que seguir trabajando por la calidad de nuestras vías primarias, secundarias y terciarias. Y es necesario complementar los avances. De nada sirve una vía como el túnel de la Línea, que puede disminuir hasta en una hora los recorridos, si ese tiempo se pierde entrando a una ciudad por las congestiones o restricciones viales a los camiones. Los tiempos invertidos en las operaciones logísticas (transporte, almacenamiento, comercio exterior) deben ser menores”, agrega.
TCC venía trabajando en consolidarse como un operador logístico integral con paquetería y mensajería, carga masiva, flotas dedicadas, agenciamiento de carga y aduana y centros de distribución. Lo hacía con tres pilares: la venta con valor, el fortalecimiento de las capacidades distintivas y la productividad. Y después de la pandemia ¿en qué está trabajando? “En lo mismo –dice Mantilla–. Pero en un mercado donde el e-commerce es más grande y donde hay que tener unos protocolos de bioseguridad más estrictos y una economía golpeada. Y eso nos demostró que traíamos una estrategia consistente porque no estábamos reaccionando a corto plazo, sino pensando a largo plazo”.
Lea también: Liftit recaudó US$22,5 millones para automatizar logística en Latam
En sus escenarios para este año, Mantilla estima que podrían terminar con unos resultados financieros similares a los del año pasado, pero con mezclas distintas de negocios.
Seguramente, como en otros sectores, podrán venir mayores consolidaciones, pero con claridad en cuanto los hábitos de consumo seguirán cambiando. La pandemia ha confirmado la importancia de la logística para el desarrollo del país.