João Manso Neto, CEO, EDP Renováveis, estudió en el Instituto Superior de Economía. | Foto: Pilar Mejía

EMPRESAS

La portuguesa EDP cuenta detalles de los dos parques eólicos que construye en La Guajira

En 2022 estarían en operación los parques eólicos de Maicao y Uribia que construirá la portuguesa EDP Renováveis. Dinero habló con el CEO de la firma.

23 de enero de 2020

La segunda década del siglo XXI será crucial para las energías eólica y solar en Colombia. Aunque no se prevé que estas fuentes sustituyan la generación hidráulica, la llegada de grandes inversiones para el tema cambiará por completo la matriz y el mapa de energía del país.

Hasta hace unos años la energía solar o eólica no aparecía en los planes de la mayoría de los gobiernos por su alto costo. Ahora, con innovación y la masificación de estos parques generadores, no parece haber marcha atrás.

Otros países de América Latina, como Brasil y México, ya cuentan con varios de estos parques. En el caso colombiano, el gobierno nacional adjudicó el año pasado mediante subasta 7 de estos proyectos, con una inversión superior a $7 billones.

EDP, multinacional portuguesa con presencia en 14 mercados, obtuvo dos de esos contratos por medio de su filial de negocios renovables, EDPR.

Se trata de los parques eólicos Alpha, que generará 212 MW y Beta de 280 MW. Estos desarrollos estarán ubicados en Maicao y Uribia y deberían comenzar a operar en 2022, luego de una inversión de US$500 millones.

EDPR entrenará a personal local para el montaje, operación y mantenimiento de las turbinas.

“En los últimos 4 o 5 años la energía eólica se volvió más barata debido al avance tecnológico y la masificación de los parques de este tipo. Lo mismo pasó con la energía solar, que hasta hace un tiempo era más costosa, casi un lujo”, dijo a Dinero João Manso Neto, CEO de EDP Renováveis.

El directivo estuvo hace una semana en Bogotá para afinar detalles de las obras en La Guajira y reunirse con empresarios del sector y el alto gobierno.

El máximo directivo de EDPR contó que la empresa ya cuenta con las licencias ambientales y está en el proceso de diseñar y construir las redes que permitirán conducir la energía que generan estos ‘molinos de viento’ del siglo XXI. “Todavía no hemos decidido cuántas turbinas o de qué tipo, pero estamos en eso”, dijo.

La llegada de la energía eólica al país no significa que la generación hidraúlica (represas) vaya a desaparecer. El gobierno nacional planea diversificar la matriz energética, es decir, no depender de un solo tipo de generación y promover la entrada de nuevas fuentes.

Y hay varias razones para diversificar. Una de ellas es que el cambio climático ha modificado los ciclos de lluvias, por lo que es más difícil garantizar el agua en ciertas épocas o controlar los excesos en otras. Puede llover mucho una temporada (fenómeno de La Niña) o vivir sequías interminables (fenómeno de El Niño).

También hay que tener en cuenta que otras fuentes de generación hoy están en el ojo del huracán. En el caso del carbón, por el costo ambiental que representa y en el del gas, porque la producción nacional viene en declive, a tal punto que habría que importarlo desde 2024.

En contraste, en regiones del país como La Guajira es posible aprovechar tanto el sol como los fuertes vientos de la tarde y noche, un complemento ideal.

Ni siquiera un país tan voraz en consumo de energía y prolífico en producción de electricidad y combustibles como petróleo, gas y carbón, como Estados Unidos, se ha escapado del boom de la turbina eólica y el panel solar.

Manso Neto apunta que la mayor expansión y crecimiento de parques de energía limpia se está dando –paradójicamente– durante el mandato de Donald Trump y en unos de sus fortines políticos, Indiana. “En ese estado el desarrollo en este tipo de generaciones es muy grande en los últimos años”, dijo. Ni la política puede frenar los vientos de cambio en materia de generación.

¿Bajarán las facturas?

La entrada en operación de estos sistemas renovables no necesariamente se traducirá en tarifas más bajas.

El mercado de energía tendrá unos cambios derivados de aplicar programas de eficiencia energética en el sector residencial (menor consumo por tecnología en bombillas o refrigeración y medición inteligente) y programas de autogeneración en la industria. Sin embargo, el valor del kilovatio seguramente se mantendrá, debido a que los costos de producción no tendrán cambios sustanciales.

El punto positivo de todo esto es que el país contará con la seguridad y confiabilidad en la prestación del servicio de energía eléctrica, pues existen más fuentes de generación.

Además, la entrada de estos parques será una buena noticia ante la emergencia del proyecto Hidroituango, que retrasó su entrada, prevista para diciembre de 2018 (lo haría a finales de 2021). Además, en la lista de proyectos no hay nuevas iniciativas de generación hídrica a gran escala. Por eso soplan nuevos vientos.

Tras nuevas oportunidades

El CEO de EDPR, João Manso Neto, dijo a Dinero que la compañía europea está atenta a otras oportunidades de negocio en el país, aunque no especificó en qué regiones está evaluando invertir. El interés iría más allá de los parques eólicos. Colombia también es un mercado atractivo para la generación de energía fotovoltaica (solar) debido a la ubicación geográfica que permite contar con una mayor cantidad de horas sol al año. Sin embargo, este tipo de desarrollos deben ejecutarse –preferiblemente– cerca de los sitios donde se genera la demanda, es decir, de los centros urbanos. Manso Neto tampoco descartó que EDP, la casa matriz portuguesa de generación y distribución de energía, muestre interés por las ofertas que abriría el gobierno nacional este 2020 por Electricaribe. Sin embargo, aclaró que la prioridad para esta firma será desarrollar proyectos eólicos o solares. “No se puede hacer todo”, dijo. EDP es una de los principales grupos eléctricos de Europa, y el mayor de Portugal.