PERFIL
Con mi primer sueldo compré dos corbatas como las que usaba Galán: Cavelier
Carlos Enrique Cavelier, el hombre detrás de Alquería, sueña con nutrir las mentes de los jóvenes de Cundinamarca y Colombia.
Si alguno de estos días se le atraviesa en el camino el empresario Carlos Enrique Cavelier, presidente ejecutivo de la Junta de Alquería, pregúntele a qué se quiere dedicar el resto de su vida. Tal vez le responda que luego de décadas de alimentar y nutrir a millones de colombianos con sus productos lácteos, ahora le encantaría seguir alimentando las mentes de miles de jóvenes de colegios de Cundinamarca y Colombia. Así como la leche y el calcio les dan fuerza y energía a los cuerpos de las personas, el conocimiento y la educación que él quiere llevar a los salones de clase son la sangre de la nueva sociedad con la que sueña. En Cajicá, el terruño por naturaleza de la familia Cavelier, ya hay ejemplos notables de ese amor por el estudio y la formación. Este empresario afirma con orgullo que en este pequeño municipio de la Sabana de Bogotá, el mismo donde su padre y abuelo crearon Alquería hace 60 años, todos los colegios están en los niveles más altos de calidad del país.
Una tarea nada sencilla, teniendo en cuenta que las prioridades en educación se han centrado en los últimos años en el mejoramiento de la infraestructura física de los centros de enseñanza dejando en segundo plano la calidad y rol del personal académico. Pero Carlos Enrique Cavelier quiere más. Luego de transformar el sistema educativo de Cajicá -a través de la Fundación Cavelier Lozano- está replicando el modelo en otros 5 municipios de Cundinamarca. Su meta es implementarlo en 50 o 100 más. Ese es su verdadero legado. Y es que la educación no es un tema aislado en la familia. Su abuelo, Jorge Cavelier Jiménez, era conocido como el ‘profesor Cavelier’ por sus vastos conocimientos en medicina y urología. Don Jorge fue presidente de la Cruz Roja Colombiana y Ministro de Salud, pero más allá de eso, le encantaba atender en su finca a enfermos y pacientes con todo tipo de dolencias, aun si no había para pagar la consulta.
La otra faceta de Carlos Enrique Cavelier es la política. Fue concejal, diputado y secretario general del Ministerio de Justicia, cuando su preparación e interés por el servicio público le permitían navegar con audacia entre esos círculos y la academia. Por aquellos días, todo apuntaba a una exitosa carrera de Carlos Enrique en el sector público, aupado por uno de los personajes más influyentes de Colombia en el siglo XX, Luis Carlos Galán Sarmiento, quien además fue uno de sus inspiradores, al lado del empresario Nicanor Restrepo. "El día que lo mataron lloré toda la noche", recuerda. Para Cavelier, Galán era una especie de deidad: con el primer sueldo que ganó se compró un par de corbatas ‘igualitas‘ a las que usaba el líder asesinado hace 30 años. Sin embargo, el destino le tenía un sorpresa. La ‘volada‘ de Pablo Escobar de la cárcel La Catedral de Envigado (1992) terminó por convencerlo de volver a los campos verdes de Cajicá en donde su padre estaba sentando las bases de una de las empresas de alimentos más grandes que hoy tiene el país. Era el momento de volver. Así fue como empezó su exitoso camino en la Alquería en los últimos 30 años. De unos pocos litros de leche de producción al día, hoy salen de sus plantas un millón de litros. Pero ese y otros logros están documentados en artículos de prensa. Por eso es mejor hablar en este espacio de otras cosas un poco más personales. A sus 58 años se declara un optimista empedernido frente a la situación del país. "Colombia tiene un futuro único". Pero no se quivoquen, no estamos hablando de una persona ingenua. "La esperanza no es una estrategia", dice citando una de las frases más usadas por Barack Obama en su primera campaña presidencial. Carlos Enrique Cavelier seguirá dejando huella en Cajicá y Colombia. Es un tipo buena leche.